Para el 2023, el año en que la ley de carrera docente entrará en vigencia plena, habrá más vacantes que postulantes a las carreras de pedagogía. Esa es la advertencia realizada por el Consejo de Rectores tras una sesión extraordinaria realizada esta semana.
A nivel local, el rector de la UdeC, Sergio Lavanchy, advirtió que si bien el plantel tendrá un impacto menor al de otras casas de estudios, podría ver disminuida en cerca de un 30% la matrículas para estos programas de estudios, sin embargo, otros planteles a nivel nacional quedarían bajo el 50% de la cobertura, advirtió, citando los resultados de un reciente estudio realizado por el propio Cruch.
La afirmación es compartida además por los representantes del Consejo Nacional de los Decanos de las facultades de Educación. Uno de los integrantes de esta agrupación, Jaime Constenla, decano de Educación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, expresó el “tajante desacuerdo” que encuentra la legislación en esta instancia. “La nueva carrera docente va a generar un acceso restringido a las carreras de pedagogías”, sentenció.
Si bien en la última sesión del Cruch se acordó acoger ley ya aprobada y aceptar a alumnos del percentil 50 -cuyo promedio en las pruebas de Matemáticas y Lenguaje superen la media nacional- aunque estos tengan menos de 500 puntos-, medida que podría aminorar el impacto de la reforma a nivel país, esto no representa un gran alivio para las instituciones de regiones.
“Hay que recordar -dijo Constenla- que entre más nos alejamos de Santiago, los puntajes tienden a descender por lo tanto el espectro de postulantes que cumplen requisito se reduce. El drama inmediato se está viviendo en las universidades de las regiones extremas”, ejemplificó el académico.
Incluso, agregó, a nivel local varias casas privadas han cerrado ya algunos programas de estudios por las altas exigencias de acreditación (que considera positivas) y el descenso proyectado a la demanda.
En este sentido el Ministerio ha defendido la idea de hacer valer otros criterios de admisión como el programa de Acompañamiento y Acceso a la Educación superior, Pace, los propedeúticos, y del ranking de notas. Sin embargo, la realidad es que quienes acceden a estos programas no tienen en su primera prioridad las carreras de la educación. “Los alumnos en esas condiciones no van a pedagogías, sino que intentan optar por las carreras tradicionales de mayor reputación social. Buscan Derecho, Medicina, Ingeniería y otras de la salud”.
Como consecuencia de esto, dijo el decano, es probable que muy pocas universidades continúen dictando la carera de pedagogía y que aquellas que lo hagan, sean estatales o no, lo harán por compromiso público, “pero de todas formas el escenario es complicado”.
El seremi de Educación, Sergio Camus, manifestó que las expectativas del Ejecutivo son que el número de alumnos aumente y que aumente también la calidad de los estudiantes. “Lo que no puede retroceder es la lógica que impulsa la dignificación y el reposicionamiento de la carrera de pedagogía como una de las más importantes de nuestro país. Eso implica que quienes van a ser los futuros profesores y profesoras tienen que ser los mejores, no sólo que tengan vocación, sino un desempeño curricular y un mérito académico suficiente para desempeñar esta profesión”, indicó.