Presidente de Marina del Sol aseguró que el riesgo no está en la ludopatía, sino que en la sicopatía, y agregó que llevan tiempo pidiendo más atribuciones para manejar estos casos.
Un intenso debate sobre las medidas de seguridad en los casinos de juegos generó lo ocurrido el pasado domingo en el casino Monticello, cuando el veterinario Osvaldo Campos mató a dos trabajadores del recinto de entretención, se parapetó en el baño y se quitó la vida con una inyección letal, al perder $16 millones jugando.
A este hecho se sumó el ocurrido casi tres semanas antes, en el mismo establecimiento, en donde el palestino Stiven Abuamsha efectuó cinco disparos al interior del casino y un guardia resultó herido. Abuamsha había perdido una suma similar de dinero y había permanecido una semana pernoctando en los jardines y estacionamientos del lugar.
Tras la tragedia del domingo, el Gobierno decretó como “entidades obligadas”, a los casinos de juegos, es decir, tendrán 60 días para adoptar las medidas adicionales en materia de seguridad, que deben ser aprobadas y fiscalizadas por Carabineros.
Respecto de las medidas de seguridad que deberá establecer cada casino de juego, el subsecretario del Interior, Mahmut Aleuy, indicó que dependerá de las condiciones de cada recinto. “Las medidas no son estándar porque el nivel de vulnerabilidad de todos los casinos es distinto, no hay un nivel homogéneo, cada casino tiene sus particularidades, no sólo propias, sino también de entorno y en base a eso se determina qué es lo que hay que hacer”.
Además, explicó que estas medidas dependen de variables que no son solo delictuales, pues también están, por ejemplo, las instalaciones y el entorno de cada casino.
En la reunión con Aleuy, la superintendenta de Casinos de Juego, Vivien Villagrán, explicó que los hechos ocurridos en Monticello “son los primeros que presenta la industria con estas características. La ley establece que los casinos tienen la obligación de garantizar el normal desarrollo del juego y para eso tienen que impedir el acceso de menores de edad, gente con armas, en manifiesto estado de ebriedad o declaradas interdictas por la justicia. Es evidente que las medidas fueron insuficientes y esta reunión permite asegurar que con este nuevo marco legal tendremos nuevos estándares de seguridad para quienes trabajan en el casino como para sus clientes”.
Villagrán manifestó que en los casinos hoy existen circuitos cerrados de televisión, que permiten la intervención oportuna en el lugar. “Hay protocolos para estas acciones, si hay un jugador es violento se puede intervenir en esta situación, aunque chocan la libertad de la persona y el derecho del casino a intervenir”.
En cuanto al incidente protagonizado por Abuamsha, y consultada de por qué no se tomaron medidas antes que pudieron evitar los fallecimientos ocurridos el pasado 2 de julio, la superintendenta explicó que se estaba conversando para mejorar la seguridad, “porque no son procesos que ocurran de la noche a la mañana, sobre todo cuando uno no tiene el marco legal para hacerlo. Pero llevábamos seis meses trabajando en esta materia”.
Tras la tragedia, surgieron denuncias asegurando que los trabajadores habían sido amenazados por clientes que ingresaban armas a Monticello. Sin embargo, Villagrán aseguró que esas denuncias jamás llegaron a la Superintendencia, “y existen diversos mecanismos para denunciar situaciones de esa naturaleza. Cualquier persona que detecte una situación que altera la seguridad en el casino tiene dos instancias de denuncia: en el mismo recinto o en Carabineros”.
Más atribuciones
En la zona, el presidente de Marina del Sol, Nicolás Imschenetzky, aseguró que por razones estratégicas no revelarán las medidas de seguridad tomadas en sus recintos.
“Vamos a tener las medidas que nos requieran por ser entidad obligada, además de otras en las que incluiremos capacitación a nuestro personal”.
Una de las principales dificultades que enfrentan los casinos de juego es que no tienen la facultad para negarle el ingreso a alguien, por lo que si una persona sufre de ludopatía, debe pedir voluntariamente que se le impida el ingreso a un casino, pero eso no significa que no pueda entrar a ninguno, por lo que no es una medida del todo eficiente. En ese caso, los empleados deben mantener contacto con ellos hasta que llegue un familiar que se los pueda llevar, porque tampoco pueden sacarlos del recinto.
“Nosotros hace tiempo que hemos estado pidiendo más atribuciones para poder manejar esos casos, porque así como nos pasa con ellos, nos ocurre con clientes a los que se les pasan las copas. Como empresa no nos interesa tener clientes bajo la influencia de alcohol, drogas o ludópatas, porque no están capacitados para tomar sus propias decisiones, pero como administramos en un lugar privado una licencia que es del Estado, porque no podemos negar el ingreso a nadie”. Agregó que, por ejemplo, van a implementar detectores de metales, pero si alguien se niega a utilizarlos, no tienen cómo obligarlo.
En cuanto a lo ocurrido en Monticello, precisó que a su juicio el problema no es la ludopatía, pero sí la sicopatía, “porque los ludópatas no son agresivos, y por lo que tenemos entendido, ese hombre era un sicópata y llevaba dos meses jugando. Entonces él decidió ese camino para acabar con su vida”, dijo Imnschenetzky, quien agregó que acabar con estos hechos es responsabilidad de todos.
De hecho, en la Región del Bío Bío se conoció el caso de la ex contadora de Sename Noemí Betanzo, quien habría gastado $40 millones del hogar Arrullo en el casino. La mujer fue declarada inimputable por el Compin, argumentando sufrir ludopatía, con un severo descontrol de impulsos.
Medidas de seguridad
Gabriel Albistur, asesor de seguridad, gerente general de C&A Limitada y mayor (r) de Carabineros, explicó que hay una responsabilidad de los casinos en trabajar con las personas que puedan ser riesgosas, “porque si la contadora del Sename fue declarada inimputable, habría pasado lo mismo probablemente con la persona del Monticello si no se hubiera matado, entonces creo que hay que poner ojo, porque los casinos saben quiénes son y más encima a los asiduos al casino los invitan a comer y dormir. Entonces hay gente que ya lo ha perdido todo, entonces no le importa perder la vida”.
En cuanto a las medidas de seguridad anunciadas por el gobierno, las calificó como “muy buenas. El tema de la detección de armamentos no son chequeadas en ningún casino, y los mejores elementos son los que hay en los aeropuertos, donde hay un arco que permite ver hasta lo que uno lleva entre la ropa, y a eso se tendría que llegar”.
Albistur agregó que en Chile hay una norma estricta para comprar armas, donde se exige hasta peritajes psiquiátricos, “pero el problema es que hay armas ilegales, que los delincuentes se roban desde las casas y ese es el armamento que anda dando vuelta”.
La enfermedad
La psicóloga Silvia Valenzuela, directora del Diplomado Salud Mental, de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, aseguró que los signos más evidentes de que una persona está volviéndose ludópata son cuando presenta preocupación excesiva por el juego, “que implica juego desadaptativo persistente, por ejemplo, preocupación por revivir experiencias pasadas de juego o compensar ventajas entre competidores”. Agregó que otro de los aspectos que se considera al momento del diagnóstico es la necesidad de jugar cantidades cada vez mayores de dinero con la esperanza de que podría ganar el dinero deseado o recuperar lo que ha perdido, lo que le produce cierto grado de satisfacción.
“Habitualmente hay historia de fracaso en interrumpir la conducta ludópata e inquietud e irritabilidad cuando intenta interrumpir el juego. Muchas veces el juego se utiliza para disminuir sentimientos negativos como consecuencia de otros conflictos presentes en su vida”, dijo la especialista, quien aclaró que es esperable que se engañe a los miembros de la familia o terapeutas para ocultar el grado de implicación en el juego e incluso se podrían cometer actos ilegales para financiarlo. “Otro aspecto importante es que habitualmente ellos sienten que es obligación del resto de las personas proporcionar dinero que mejore su crítica situación financiera como consecuencia del juego”.
En cuanto a los factores que pueden desencadenar un cuadro de ludopatía, la psicóloga precisó que existen factores genéticos y biológicos, sobre los que actuarían circunstancias sociales o del ambiente, siendo el síntoma central la impulsividad. Agregó que es un cuadro que pertenece al grupo de los trastornos del control de los impulsos y se denomina “Juego Patológico”.
Consultada sobre si es posible la rehabilitación de una persona ludópata, concluyó que “el pronóstico de este cuadro en general es malo, tiene tendencia a cronificarse y empeorar con el paso del tiempo, en ocasiones hay fármacos o psicoterapia que podría ayudar, pero son personas que se mantienen en tratamiento habitualmente de forma temporal respondiendo a una gran crisis o presión por parte de familiares, sin mayor conciencia de la necesidad de ayuda”.
Estimó que muchas veces también se asocia a características de la personalidad poco saludables que dificultan aún más la posibilidad de recuperación. “Considero que es riesgoso que luego de someterse a un tratamiento la persona vuelva a un casino, porque siempre estará presente el riesgo de recaída”.
Más aún, cuando añadió que hoy las personas ludópatas están desprotegidas, y no son suficientes el ordenamiento legal vigente, las coberturas de salud y las medidas de los casinos, “principalmente porque para que se considere una prohibición legal de ingreso primero debe existir un diagnóstico claro y muchas veces son personas que normalizan su conducta de juego y no consultan”.