En la provincia de Arauco hay disconformidad por los anuncios del Gobierno, que no consideraron la opinión de quienes han sufrido ataques en otras zonas del país.
El pasado viernes, la Presidenta Michelle Bachelet dio a conocer las principales medidas que el Gobierno adoptó para buscar soluciones al rezago y al conflicto mapuche que afecta a la Región de La Araucanía. En la ceremonia, la Mandataria destacó que “hoy queremos dar un paso decisivo para enfrentar la historia de desencuentro de siglos en la Región de La Araucanía” “Quiero solemne y humildemente pedir perdón al pueblo mapuche por los errores cometidos por el Estado chileno”.
Además, pidió perdón por no poder entregar la seguridad necesaria a las víctimas de la violencia en la zona y anunció una política de protección y apoyo para ellos, con un plan especial de apoyo de recuperación económica de las personas y empresas afectadas. También dijo que el próximo año se incluirá a aquellas víctimas que perdieron sus hogares. La idea, según explicó Bachelet, es contribuir a la reposición de actividades productivas de la micro, pequeña y mediana empresa que hayan sufrido la pérdida total o parcial de sus activos, cofinanciando las inversiones necesarias que permitan apoyar la recuperación productiva de las empresas, en activos fijos y capital de trabajo, para lo cual se mandará en los próximos días la Ley Araucanía.
Los anuncios de la presidenta cayeron como balde de agua fría sobre la provincia de Arauco, que se vio nuevamente ignorada en un anuncio gubernamental, pese a ser igualmente asolada por atentados ligados al conflicto mapuche.
Según el Barómetro de Conflictos con Connotación Indígena, de la Multigremial de la Araucanía, en 2015, hubo 61 denuncias por hechos violentos y en 2016, llegaron a 48, en la Región del Bío Bío.
Para Solange Etchepare, vocera del movimiento Paz en el Bío Bío, que agrupa a víctimas de atentados en la provincia de Arauco, precisó que “el plan es un salto de última hora para que se diga que se hizo algo. Eso se hizo de una mesa de diálogo que armó el Gobierno, en la que nadie de las víctimas estaba invitado, pero las medidas son sólo parches. No se habla ni de tierras ni de autonomía del pueblo mapuche. Es una vergüenza, porque todo se hace en Santiago y nada en Araucanía o en la provincia de Arauco”.
Para Etchepare, debió haberse convocado a las víctimas y también haber invitado a líderes mapuches que expongan su visión, “pero no al señor Llaitul o al señor Huilcamán, que nadie sabe quién los eligió y que ni los mismos mapuches los quieren”. En una mesa de diálogo tiene que haber una metodología con propuestas y discutir los temas de fondo. En cuanto a la reparación a las víctimas, “es un saludo a la bandera. Con un fondo de 3 mil millones de pesos no repones ni una sola de las lecherías del sur”.
Mauricio Sepúlveda vive en la provincia de Arauco y ha sido blanco de atentados en su fundo, llamado Los Ajos, en Tirúa, y en su mismo vehículo, cuando se traslada.
“Esta mesa de diálogo es inservible, porque no fue invitada ninguna víctima de Bío Bío, de Arauco y de la Araucanía, sino que se hizo en Santiago, sentados en cómodos sillones. Y debió considerarse las comunidades mapuche, si somos nosotros los que estamos involucrados en el tema. Ni los mapuche están de acuerdo con el discurso de la Presidenta”.
Ángela Retamal es la hija de José Retamal Medina (48), quien murió calcinado en el incendio que consumió por completo la casa patronal del fundo Santa Clarisa de Cañete en la provincia de Arauco, vivienda que él cuidaba, caso en el que aún no hay detenidos.
“A mí ya nada me sorprende por parte del Gobierno. El tema de mi padre pasó al olvido. Eso que la Presidenta pidió perdón a los mapuches es la gota que rebasó el vaso, ¿y las víctimas, cuándo?”.
Respuesta a los empresarios
Desde la otra vereda, Pedro Marileo, werken de la comunidad Antonio Paillao de Tirúa, “es grave que una Presidente de Estado pida perdón, pero a la vez siga amparando en su gobierno vulneraciones graves que se cometen hacia el pueblo mapuche. Si pide perdón es porque hay un arrepentimiento de lo que ha hecho, entonces debe terminar de inmediato con la militarización encubierta en la zona y terminar con la persecución”.
En relación al Plan, agregó que “es una respuesta a los empresarios y colonos de la zona Arauco- Malleco y no responde a lo que realmente el Estado chileno debe realizar y solucionar, y que es por un lado el despojo del territorio Mapuche, en manos de Empresas Forestales y Particulares avalados por los gobiernos de turnos desde 1861 en adelante y en especial el Gobierno Militar; y por otro, el reconocimiento como Nación, abordando realmente un sentido de reparación por el daño irreparable hacia los Mapuches que hoy seguimos existiendo.
Lo demás es música para los oídos de los grandes y medianos empresarios, ya que si se dan cuenta las medidas van netamente en beneficio de ellos, con ello se busca seguir industrializando la zona; y también para la clase política que de igual forma ven un nicho de aprovechamiento ad portas de elecciones”.