Vecinos del centro de Concepción protestaron por los constantes ruidos molestos que genera la construcción de un edificio en la intersección de calles San Martín y Paicaví.
A eso de las 7 de la mañana, un hombre identificado como Javier Sandoval ingresó a la obra levantada por la constructora e inmobiliaria Esperanza S.A., y trepó a una de las grúas que se encuentra en el lugar. La maniobra generó que el Grupo de Operaciones Policiales Especiales, Gope, se desplegara hacia la protesta.
Luego de tres intensas horas de manifestación, Sandoval finalmente decidió descender de forma voluntaria junto a miembros del Gope. Así lo confirmó el subcomisario de la Primera Comisaria de Concepción, Rubén Rodríguez, quien entregó detalles de la situación desarrollada en San Martín 1277.
“En horas de la mañana nosotros recibimos un llamado en la central de comunicaciones donde una persona había ingresado a donde se está construyendo este edificio, quien procede a subir a la torre de aproximadamente unos 20 metros”, detalló el policía uniformado.
Tras bajar de la torre, Sandoval fue detenido por Carabineros. La inmobiliaria acusó daños provocados por el manifestante al ingresar.
Desde septiembre del año pasado que los residentes de viviendas colindantes a la obra sufren de las consecuencias generadas por los ruidos provenientes de la construcción del Edificio San Martín. Así lo afirmó Mónica Vega, vecina del sector, quien ha visto cómo la salud de su familia ha empeorado desde que se iniciaron los trabajos en el terreno colindante a su condominio. “Mi madre ahora sufre de sordera debido a las vibraciones del ruido, ha tenido crisis de pánico, angustias, no ha podido dormir”, aseveró indignada.
“La construcción de este edificio nos ha traído muchos perjuicios, tanto físicos como mentales. El ruido no se soporta ni de día ni de noche”, sentenció Vega, quien agregó que han realizado reiteradas denuncias a las autoridades, sin tener mayor suerte.
Si bien, el temerario acto de Sandoval revela la desesperación de los vecinos del sector, no es la primera medida radical que toman contra la inmobiliaria. En octubre de 2016, una joven se tomó una de las máquinas pesadas para demostrar su descontento ante los reiterados ruidos molestos y la poca atención prestada.
Tras la manifestación, los vecinos hicieron un llamado a los representantes en cargos públicos a tomar cartas en el asunto. No descartan continuar con las protestas en el sector.