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Escuelas de emergencia post terremoto cumplen 7 años en containers

Las municipalidades son las encargadas de solicitar la reposición de los colegios. A la fecha, sólo el Liceo de Laja y las Escuelas de Lota y Penco han realizado los estudios que le permitirían al Ministerio de Educación invertir en una solución definitiva.

Por: Diario Concepción 26 de Febrero 2017
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Las municipalidades son las encargadas de solicitar la reposición de los colegios. A la fecha, sólo el Liceo de Laja y las Escuelas de Lota y Penco han realizado los estudios que le permitirían al Ministerio de Educación invertir en una solución definitiva.

 

Daniela Salgado Parra
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A causa de los daños estructurales que sufrieron los establecimientos educacionales post 27 de febrero de 2010, el Gobierno instaló, gracias a la ayuda de empresas privadas y de organizaciones como Desafío Levantemos Chile, Hogar de Cristo y Teletón, escuelas modulares. A siete años de la catástrofe, son 16 colegios impartiendo clases en estas estructuras, cifra a la que se sumará la Escuela de Agua Corta en Hualqui, tras ser consumida por los incendios forestales que azotaron a la Región. 

Según el informe realizado en 2013, por el Ministerio de Educación, denominado la reconstrucción en educación, estipuló que entre la Región de Maule y del Bío Bío se cuantificaron 130 establecimientos educacionales afectados con daños totales o de reposición en más del 50 % de su infraestructura. De éstos, el 90 % eran escuelas municipales que atendían a alumnos de escasos recursos. 

De los 1.646 establecimientos que contaba la Región en 2010, 21 terminaron con daño total y otros 187 con problemas severos de infraestructura. El complejo escenario y la necesidad inmediata de dar inicio al año académico llevó al Gobierno a tomar medidas para dar solución a miles de apoderados y alumnos afectados por la catástrofe.

En este contexto, surgió la idea de instalar escuelas modulares, que son estructuras de container marítimos de 12,05 metros de largo y 2,34 de ancho, construidos en módulos. Cuenta con aislantes de poliestireno de 40 mm, ventanas de aluminio y con cuatro tubos fluorescentes de 2×40 watts con instalación eléctrica embutida.

A la fecha, hay 4.830 alumnos que continúan teniendo clases en este tipo de escuelas. Los únicos establecimientos que tienen fecha de reposición para marzo de 2018, son: Liceo A-66 Técnico Profesional de Laja, Escuela F-687 Valle Colcura de Lota y Escuela Ethel Henk de Grant de Penco. 

Reposición de colegios

La reposición de estas escuelas por una definitiva es responsabilidad de los municipios, quienes "deben presentar un Estudio de Red que avale la necesidad de reposición del modular por uno nuevo; un perfil de diseño que debe identificar los metros cuadrados, los espacios y el valor de la infraestructura. Luego de eso, comienza la primera etapa de diseño donde se definen las condiciones y los materiales de construcción. Una vez aprobado, se da inicio a la segunda etapa de licitación pública. En esta última se solicitan los fondos sectoriales para finalmente entregar una solución definitiva", detalló el seremi de educación, Sergio Camus.

La municipalidad de Tomé es una de las que contrató un Estudio de Red para llevar a cabo la reposición de los colegios. "En 2015 nos pidieron un plan de inversión que debía considerar la prioridad de cambio de la infraestructura modular por una definitiva", aseguró Mauricio Zúñiga, encargado de proyectos de la municipalidad.

La comuna tiene tres colegios modulares, la Escuela básica de Cocholgue, Carlos Mahns y Mariano Agaña, con un total de 415 alumnos. "Si bien son tres las escuelas con estas características hay una que requiere una reposición más pronta", aclaró Zúñiga.

Totalmente opuesto a las medidas adoptadas por Tomé, otros municipios aún no han comenzado con las iniciativas de inversión para la reposición de los colegios. Así es el caso de las escuelas Alhuelemu de Mulchén, Cristóbal Colón de Hualpén, Escuela Especial Pierre Mendez France de San Pedro de la Paz, Felipe Cubillos Sigal en Coelemu, Juana Delgado Parra de Hualqui y las escuelas de Talcahuano, Península de Tumbes, Huertos Familiares y Santa Clara.

Complicaciones

"En invierno el frío se siente con mayor crudeza que en un establecimiento normal y en verano el calor es insoportable", afirmó el encargado de proyectos de la municipalidad de Tomé. 

Los establecimientos de la comuna también han experimentado, según Zúñiga, problemas graves de mantención, como los servicios higiénicos y filtración de las cubiertas de aguas lluvias. Al ser modulares, son de acero, así que se comienzan a oxidar, lo que hace que ingresen las aguas lluvias en el invierno.

Ante esto, el seremi recalcó que "es responsabilidad de los municipios la mantención de los establecimientos. Si estos no cumplen, es lógico que presenten daños de infraestructura". 

¿Solución de emergencia o definitiva?

Según el seremi de Educación, los colegios modulares fueron entregados, por la administración, como soluciones definitivas, ya que la cartera exigió que se construyeran bajo altos estándares de calidad. 

A pesar de esta declaración, en las bases del Concurso Ideas, denominado "Sistema Modular para Nuevos Espacios Educativos", del Ministerio de educación se señaló que "ante la urgencia de la situación, se levantaron establecimientos en base a sistemas modulares, los cuales daban una opción rápida e inmediata, pero no sostenible a largo plazo, ya que se trataba de infraestructuras que no estaban diseñadas para tal fin (containers o módulos utilizados generalmente para minería), y que, por lo tanto, no cumplía con los requerimientos normativos básicos concernientes a la infraestructura educacional". 

Es por eso, que desde 2014, se buscó revertir, mediante el Plan Estratégico de Infraestructura para el "Fortalecimiento de la Educación Pública", las complicaciones experimentadas en las primeras instalaciones modulares. Una de las medidas adoptadas fue convocar a los arquitectos a presentar ofertas técnicas para la elaboración de establecimientos modulares que cuenten con los siguientes estándares de calidad: de Relocalización, que otorgue la posibilidad de instalarse en cualquier área, poblado, ciudad o región de cada una de las cuatro macrozonas climáticas definitivas; de Modulación, que tengan diferentes posibilidades de implantación y que puedan generar extensiones o disminuciones dependiendo del contexto; de Dimensiones, se debe considerar un ancho máximo de 3.49 metros y un largo que no exceda los seis metros y que permita la ampliación de la infraestructura; de materialidad liviana, renovable, que permita un fácil transporte y armado a un bajo costo; y que sea, sustentable, con eficiencia energética y confort.

Las nuevas exigencias han sido tomadas por las fundaciones y organizaciones que han seguido implementando soluciones modulares a lo largo del país.

Levantemos Chile

La fundación Desafío Levantemos Chile, sigue al pie de la letra las nuevas exigencias del Ministerio y aclaran: "La gente cree que son container, pero no. Son paneles hechos módulos que están diseñados especialmente para educación, por eso, deben tener aislantes de calor y de humedad, además de contar con medidas de seguridad contra el fuego", recalcó Marcela Gutiérrez Sepúlveda, líder de Educación de la Fundación Desafío Levantemos Chile.

14 días después del terremoto del 27 de febrero de 2010, un grupo de amigos fundaron Desafío Levantemos Chile, que tenía como propósito ir en ayuda de las comunidades costeras fuertemente afectadas por la catástrofe. 

"Para nosotros fue súper impactante, sobretodo, cuando llegamos a Coronel, porque había mucha destrucción. Ahí nosotros construimos cuatro jardines infantiles en tiempo récord, no nos demorábamos más de dos meses en dar solución educacional a la comunidad", recordó Askaan Wohlt, director de proyectos de la Fundación.

En su paso por la Región, construyeron 12 establecimientos educacionales, incluidos Jardines Infantiles. El primero de ellos, fue el Jardín y Sala Cuna El Pescador en Coronel.

Para María Riquelme, educadora de Párvulos y directora del establecimiento, es difícil borrar de su memoria cómo quedó el pequeño jardín después del terremoto. "Era desolador ver todo destruido. Por eso, lo primero que hice fue escribir a la gente del Desafío, ellos se encargaron de contactar a una empresa naviera Noruega y se consiguieron los fondos para la construcción del nuevo establecimiento". 

Según recuerda la directora, una semana se demoraron en montar el jardín modular. Padres, vecinos y voluntarios de la fundación trabajaron sin descanso para dar una solución rápida a los vecinos. En julio, los menores que habían pasado cuatro meses teniendo clases en un salón de una iglesia evangélica de Lota, por fin, pudieron volver a su lugar de origen, su nuevo establecimiento. "Nuestro Jardín es como un tren, con muchas ventanas y en el centro tiene un pasillo que une todas las salas", sostuvo Riquelme.

Si bien, la educadora no desmiente que el establecimiento ha tenido problemas de infraestructura y que las temperaturas se incrementan y disminuyen considerablemente en las diferentes temporadas del año. También reconoce que el Desafío "nos ha acompañado siempre, nos han ayudado con la mantención y los mismos apoderados siempre están pendientes de eso. Nosotros tenemos mucho que agradecerles", culminó.

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