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Experiencias exitosas de diez escuelas vulnerables que dijeron "Se puede"

Casos de alto compromiso como los de la escuela Toqui Lautaro de Nacimiento y la de San Nicolás están entre los destacados.

Por: Diario Concepción 17 de Noviembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-1239.jpg

Casos de alto compromiso como los de la escuela Toqui Lautaro de Nacimiento y la de San Nicolás están entre los destacados.

 

Tania Merino Macchiavello
tania.merino@diarioconcepcion.cl

De haber tomado una fotografía hace 10 años en la escuela Toqui Lautaro de Nacimiento, probablemente ésta mostraría aulas prácticamente despobladas. Por entonces el establecimiento, con un índice de vulnerabilidad de casi 88%, presentaba índices altísimos de ausentismo que hacían poco prometedor el futuro de esos niños.

Hoy día la escuela mantiene el mismo índice de vulnerabilidad, pero las salas están casi siempre repletas, con un promedio de 25 alumnos por cada una. 

El cambio ocurrió cuando el equipo directivo tomó la decisión de reforzar el compromiso docente con sus alumnos y salieron todos, profesores y directivos fuera de los límites de la escuela para golpear las puertas en la casa de cada alumno que no llegaba a estudiar. 

"Cuando logras comprometer al equipo existe un clima distinto", relató el director Macrozona Centro Sur de la Agencia de Calidad de la Educación, Gino Cortez.

Efectivamente, los alumnos comenzaron a llegar en forma cada vez más abundante y a mostrarse también más interesados frente al entusiasmo de sus maestros. 

Después de un tiempo, agregó Cortés, la mirada se puso sobre los padres. Pocos iban a las reuniones de apoderados y entonces se decidió replicar lo hecho con los niños hacia los adultos. Se hicieron reuniones más motivantes, ya no era sólo "las notas, la cuota del centro de padres o del paseo de fin de año y las anotaciones negativas". Se comenzó a hablar de sexualidad, de cómo prevenir la droga, de temas que significarían también un aprendizaje para los más grandes. También entonces las salas fueron sumando ocupantes. 

Todo, dice Cortez, sin ser necesariamente prácticas orientadas a lograr resultados en indicadores como el Simce, repercutieron en ellos, y en la escuela Toqui Lautaro, al igual que las otras diez que contempla el libro "Se puede" que acaba de publicar la Agencia de Calidad de la Educación, hubo desde entonces, mejores puntajes.

El libro contiene experiencias educativas como la de Toqui Lautaro, "sobre cómo avanzar en la materialización de una escuela inclusiva, la formación integral de todos los estudiantes y la realización de clases desafiantes que se orienten al desarrollo de habilidades para los alumnos".

Efectivamente, dice Cortez, el trabajo de los agentes visitadores ha permitido descubrir experiencias como las retratadas en este libro y otras que se sumarán pronto a nuevos tomos como la de la escuela de San Nicolás, que hoy día es objeto de análisis por distintos estudiosos de la educación, como el doctor en Educación y autor del libro "nadie dijo que era fácil", quien estuvo hace pocos días en el establecimiento intentando conocer el exitoso modelo. 

Cortez relata que en este caso, lo que se hizo fue eliminar la figura del jefe de UTP y reemplazarlos de coordinadores con conocimientos específicos de las distintas áreas. Era poco probable que un profesor dominara todas las áreas del saber como para evaluar prácticas pedagógicas de lenguaje, física e historia al mismo tiempo. Los logros en este caso fueron también importantes. 

Por eso, el libro busca compartir estas experiencias con los actores del sistema escolar, en especial con las comunidades educativas, busca promover la reflexión sobre su proceso de mejoramiento, dado que en algún punto se puede generar una identificación, por ejemplo, con las dificultades encontradas o las formas de superarlas.

Ése es el propósito que se ha planteado la Agencia, agrega el director de la Macro Zona Sur, y es hacia que los establecimientos comiencen a tomar un rol más activo en materia de compromiso, de colaboración, de ofrecer una educación integral, para poder dar un giro. 

Como en el caso de San Nicolás, uno de los pocos establecimientos municipales de todo Chile, con lista de espera para matrícula. 

 

 

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