En los próximos días se realizará una inspección a la estructura, aunque según el Ministerio, el viaducto está en buen estado, sin problemas para circular.
En los próximos días se realizará una inspección a la estructura, aunque según el Ministerio, el viaducto está en buen estado, sin problemas para circular.
Ximena Valenzuela Cifuentes
ximena.valenzuela@diarioconcepcion.cl
El puente Juan Pablo II, que data de 1974, presenta desde el terremoto una serie de ondulaciones producto del descenso de algunas cepas, lo que genera un camino serpenteante, que por seguridad, para evitar accidentes, tiene una velocidad de desplazamiento de 70 kilómetros por hora máximo.
Y si bien, aún es transitable, aunque con limitación de carga de hasta 10 toneladas, el Ministerio de Obras Públicas, a través de la dirección de Vialidad, ya está pensando en la reposición total del viaducto que une a Concepción con San Pedro de la Paz.
El director de Vialidad, Carlos Sepúlveda, aseveró que la cartera tiene contemplado realizar en 2019 un estudio de prefactibilidad para la reposición completa de la estructura. "Se pretende primero construir el Industrial y materializar el Chacabuco para poder prescindir del Juan Pablo II".
Por el momento, según Sepúlveda, será sometido a conservación y mantención, a través de verificaciones estructurales que se hacen una vez al año. "Ahí se detecta si es que hay algún problema y si es así, se repara".
Al ser consultado sobre si la seguidilla de temblores que sacudieron a la zona la madrugada del martes pasado afectó al puente, el director fue tajante al asegurar que el puente no tiene problemas. Aunque reconoció que no se inspeccionó de inmediato el lugar porque, según el protocolo del MOP, sobre 7,5 grados Richter proceden a revisar de manera exhaustiva. "Personal de vialidad hará en los próximos días una revisión mayor, pero no se ha detectado ningún daño".
Explicó que si bien el puente tiene una vida útil de 50 años, eso no significa que esté colapsado, sino que luego de los 50 años requiere conservación y mantenimiento para alargar su uso.
Recordó que luego del terremoto se realizó una reparación al viaducto, que tuvo un costo de cinco mil millones de pesos, que se concluyó en octubre de 2010, pero que después de eso las tareas en él han sido mínimas. "El Llacolén ha sufrido más que el Juan Pablo II porque le ayudó el haber disminuido el tránsito de camiones pesados. En cuanto a las ondulaciones no revisten ningún problema, la carpeta está estable, pero deformada, por eso se redujo la velocidad a 70 kilómetros por hora, es un tema netamente de velocidad".
Además, tras el terremoto se sacaron las barreras de seguridad, construidas en hormigón, que permiten separar los flujos y se instalaron en el lugar otras metálicas que tienen un menor peso, que tuvieron un costo de mil millones de pesos, situación que también ayuda a su conservación.
Para 2017, según manifestó Sepúlveda, se generará un nuevo proyecto de conservación para repara algunas cepas con fallas menores, no estructurales, "se trata de fisuras menores, desprendimiento de hormigón, que se debe proteger y resguardar, todos temas que no implican problemas".
Nuevo puente
El desarme de la estructura, que mide 2.310 metros de longitud, dependerá única y exclusivamente de los recursos y la prioridad que sean asignados para la tarea.
"No será algo rápido, un estudio de prefactibilidad puede durar entre un año y medio y dos años, luego viene uno de ingeniería que puede tomar el mismo tiempo, es decir, si los recursos están podríamos comenzar obras para un nuevo puente en 2025".
La obra debería ser similar a la actual, eso sí, sin restricción de velocidad ni de carga, pues por él podrán transitar vehículos de hasta 45 toneladas. "En un horizonte al 2030 ya deberíamos tener construido un puente acorde con las características urbanas de la zona", agregó el director regional de Vialidad.