Ciudad

#Niunamenos: Testimonio de una mujer

Esto nos ha pasado a muchas y lo más probable es que siga pasando. Y lo más doloroso es que aún así nos sentimos culpables de algún modo y lo callamos. Imagina que no soy yo, imagina que es tu hija, tu hermana, tu amiga, tu mamá, tu abuela, tu señora.

Por: Diario Concepción 20 de Octubre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-1976.jpg

Esto nos ha pasado a muchas y lo más probable es que siga pasando. Y lo más doloroso es que aún así nos sentimos culpables de algún modo y lo callamos. Imagina que no soy yo, imagina que es tu hija, tu hermana, tu amiga, tu mamá, tu abuela, tu señora.

Antes de los 18 años, un viejo ya había intentado subirme a su auto. Antes de dar mi primer beso, ya me habían dicho puta.

Un gallo ya se había masturbado frente a mi y mis amigas, tiempo después el mismo gallo se había masturbado en mi hombro en una micro, ya habían inventado cosas “sexuales” sobre mi, un compañero ya me había dado un agarrón, un tipo en la calle ya me había dado un beso en la boca y a todos les había parecido gracioso, ya me habían dicho cosas asquerosas en la calle, mis amigas ya habían llorado conmigo porque alguien las había tocado camino al colegio…  

Ya había tenido pololos que decían cosas del tipo: “No entiendo por qué tú no quieres y otras sí”. Ya tenía una familiar que había abandonado su carrera porque un profesor la había acosado, ya tenía una amiga que se había cambiado de colegio porque un profesor había abusado de ella cuando niña; ya había tenido un auxiliar en el colegio que devolvía los delantales a cambio de besos. 

Y luego de los 18, la señora del aseo de mi trabajo ya me ha contado que el jefe abusó de ella, pero que no lo puede contar porque no le van a creer. Ya un delincuente violó a la abuela de 78 años de mi amiga; ya he conocido a una señora que vive en la calle y que se cubre de la cintura hacia abajo con una frazada porque no quiere que la violen de nuevo. 

Ya me han dicho en plena entrevista de trabajo que prefieren trabajar con un hombre porque las mujeres son un cacho (“tú sabes, todo eso de la maternidad”). Ya me he caído en la calle intentando defenderme y he llorado por eso, pero me han dicho que no los tome en cuenta. 

Pasados los 30, podría pensar que todo eso quedó atrás, pero la vida siempre te sorprende. Recién la semana pasada, iba caminando tranquilamente cuando sentí que alguien me daba un agarrón. Miré para atrás y adivinen qué vi: un niño de no más de 12 años mirándome y riéndose. Lo triste e indignante no es el agarrón, es que a tan corta edad ya se sientan con el derecho de tocar a una mujer si les da la gana. ¿Qué futuro le espera a ese niño si no toma conciencia de lo que está haciendo? 

A estas alturas, ¿qué nos queda? ¿Agradecer de todo corazón de que todavía no me hayan matado? 

Esto nos ha pasado a muchas y lo más probable es que siga pasando. Y lo más doloroso es que aún así nos sentimos culpables de algún modo y lo callamos. Imagina que no soy yo, imagina que es tu hija, tu hermana, tu amiga, tu mamá, tu abuela, tu señora.

Ahora de verdad pregúntate si no te parece una estupidez seguir subiendo la foto del hombre planchando con el #niunomas. Pregúntate si eso no es violento. Pregúntate por la familia de esa niñita de 9 años asesinada. Y por todas las mujeres que han muerto por ser mujeres. ¿De verdad no te parece violento? 

#Niunamenos.

Anita Neira 

Etiquetas