Por tercer año consecutivo estudiantes del establecimiento se negaron a dar la prueba, lo que deja al colegio fuera de los registros e imposibilitado a optar a fondos como la subvención de excelencia.
Por tercer año consecutivo estudiantes del establecimiento se negaron a dar la prueba, lo que deja al colegio fuera de los registros e imposibilitado a optar a fondos como la subvención de excelencia.
Tania Merino Macchiavello
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Desde 2013 que el Liceo Brasil no tiene registros de evaluaciones Simce, debido a la persistente negativa de los alumnos a someterse a la medición. En años anteriores, la acción fue protagonizada por estudiantes de segundo medio, ayer por primera vez, por niños de sexto básico.
El problema es que esta decisión no sólo afecta al establecimiento, al no poder medir su desempeño y conocer si sus prácticas pedagógicas están rindiendo frutos o no, sino que además deja imposibilitado al liceo a optar a fondos de financiamiento como podría ser la subvención por excelencia, que requiere de los puntajes obtenidos para su asignación. Basta recordar lo ocurrido en agosto de este año con el Instituto Nacional, que perdió la excelencia tras diez años consecutivos de recibir el beneficio.
"Condenamos la prueba Simce ya que su único fin, desde su implementación el año 1982, ha sido servir como instrumento de fomento a la educación de mercado al establecer un ránking de desempeño escolar del cual depende la entrega de las subvenciones económicas a nuestros liceos por medio del Sistema Nacional de Evaluación del Desempeño (Sned), estableciendo con esto las severas brechas de desigualdad, competencia y segregación que existen actualmente en nuestro sistema educacional", manifestaron desde el centro de alumnos del establecimiento, liderado por Nicolás Retamal.
El director de Liceo Brasil, Manuel González, lamentó lo ocurrido, mencionando que fue sólo un grupo pequeño el que se restó a someterse a la evaluación, sin embargo, argumentó, es preocupante la percepción que existe respecto del sistema de medición de la calidad en la educación.
González argumentó que sería deseable contar con otro tipo de pruebas, como la evaluación progresiva que desde este año se aplica a los segundos básicos y que lo que hace es monitorear avances durante el año escolar, de modo de poder modificar las prácticas pedagógicas de ser necesario.
El director de la Agencia de calidad de la Educación en la macro zona sur, Gino Cortez, lamentó también lo ocurrido. "Creemos que este tipo de situaciones, lo que perjudica es al propio establecimiento, porque no le permite tener un diagnóstico real de lo que está pasando y afecta también la política pública".
Argumentó que se trató de una situación aislada, pero de todos modos preocupante. "Los estudiantes tienen que entender que estamos tratando de resignificar el sentido de la evaluación, en cuanto medio y no fin, creemos que el problema no está en el instrumento sino con el uso que se le daba la información", dijo, aludiendo a la formulación de rankings a partir de los puntajes.
"Estamos haciendo todos los esfuerzos para que los resultados tengan un uso pedagógico", agregó.
¿Efecto dominó?
Frente a la posibilidad de que este fenómeno pudiera replicarse en futuras evaluaciones en el establecimiento o ampliarse a otros, la autoridad estimó que es poco probable que esto suceda, aunque señaló que agendarán una reunión con los alumnos para intentar cambiar la percepción que tienen de la prueba.
"No creemos que esto sea una amenaza real, sino un hecho más bien aislado, pero naturalmente que nos preocupa que todos los estudiantes tengan esta información, por ese motivo nos estamos coordinando con el colegio brasil para poder coordinar una reunión con los estudiantes de modo de que ellos puedan entender cual es el fin de la evaluación y los alcances de los resultados y en qué lo puede perjudicar en el fondo si es que no rinden la evaluación", recalcó Cortez.