Tras la carta de la niña de once años a la Presidenta y al rector del Instituto Nacional, volvió a surgir la interrogante respecto a la pertinencia de mantener establecimientos segregados por género.
Tras la carta de la niña de once años a la Presidenta y al rector del Instituto Nacional, volvió a surgir la interrogante respecto a la pertinencia de mantener establecimientos segregados por género.
Tania Merino Macchiavello
tania.merino@diarioconcepcion.cl
No sólo el Instituto Nacional debiera ser mixto, sino toda la educación, dice la directora del Liceo Experimental de Concepción, María Francisca Henríquez. Su establecimiento incorporó hace tres años al primer grupo de hombres en una matrícula que, por 66 años, había sido exclusivamente femenina.
El proceso en su caso fue gradual y consensuado con los apoderados y respondió a que, gracias al traslado del liceo al ex edificio del colegio Brasil en calle Rengo, contaban con la infraestructura para atender también a hombres.
Sólo se incorporaron alumnos en octavo básico y primero medio, manteniendo la segregación por género en los cursos superiores, de modo que de a poco el liceo se fue poblando de alumnos y este año egresará la primera promoción mixta de A-39.
"No fue un proceso fácil, porque había profesores que nunca habían trabajado con varones, las niñas solían tener conductas menos pudorosas cuando estaban entre ellas y de a poco fueron modificándolas, al final el resultado fue positivo", señaló la directora.
Henríquez comentó que si antes las chicas asociaban la presencia masculina a temas con una carga más vinculada a la sexualidad, hoy se relacionan con ellos también como compañeros y amigos, de un modo mucho más natural.
En lo académico, no hubo diferencias, pero sí en las actividades dentro del establecimiento. Cuando era diferenciado éstas solían ser relativas con frecuencia a temas más asociados a lo femenino, hoy son más transversales, debido a que el 48% de la matrícula es de hombres.
Segregados
El envío de la carta de una niña de 11 años solicitando ingresar al tradicional establecimiento santiaguino reabrió el debate respecto a la pertinencia de mantener liceos segregados por género, que en el caso local tiene representantes como el liceo Enrique Molina, el A-33, la escuela técnica de mujeres, el liceo España, el liceo de Hombres de Chillán y el colegio Salesiano, entre otros.
En términos formales, el Mineduc establece que la decisión de constituirse en un recinto mixto corresponde a los sostenedores, debido a que la segregación por género es considerada parte del proyecto educativo de cada establecimiento.
Sin embargo, para algunos como el Enrique Molina, no se trata simplemente de una decisión de corte valórico, sino también de una en materia de recursos.
Cambiar a un liceo de educación diferenciada implica, dice el rector del EMG, Ricardo Morales, una mejora sustancial en la infraestructura, remodelar por completo el edificio para incorporar, por ejemplo, baños y camarines.
Sin embargo, la idea está presente en la agenda del plantel y en un futuro, que el directivo calcula en cinco años o más, podría también el Enrique Molina ingresar a niñas.
"Yo lo veo como una oportunidad, porque hoy el contexto social ha cambiado y es una posibilidad que tenemos que ir viendo cómo la vamos a implementar, para, de a poco, transformarnos en mixtos", declaró Morales.
No sería, en todo caso, la primera vez que entraran niñas a las aulas del colegio en la esquina de Víctor Lamas y Aníbal Pinto. En la década del setenta hubo un intento por dar ese paso y se trasladaron 15 alumnas del Liceo de Niñas a la matrícula del EMG. El experimento duró sólo dos años, fracasando por la reacción hormonal de una abrumadora mayoría.
Hoy las condiciones son otras.
Pero así como hay establecimientos que han visto positivamente la migración a un sistema mixto, hay quienes consideran necesaria la coexistencia de los colegios diferenciados.
Por ejemplo, en Seduc, sociedad sostenedora de varios Colegios de Santiago y Concepción, aluden a que la primera escuela mixta es la familia y, por lo tanto, no se requiere necesariamente un modelo educativo con presencia de ambos géneros.
Agregan que "aunque no existe una comprobación científica sobre cuál es el sistema más ventajoso, hay investigaciones serias que permiten afirmar las ventajas de la escuela diferenciada. Entre otras, porque fomenta el respeto por el otro sexo, y porque la escuela mixta no ha conseguido la igualdad de sexos ni de oportunidades".
De todos modos, dicen, son los padres los que tendrán la elección y deben contar con opciones que les permitan elegir un proyecto educativo.