
Investigadores de la Ucsc, UdeC, UBB y CIPA conforman el grupo chileno de la red internacional Ritaci, que apuesta por la modernización del sector agrícola como clave para afrontar desafíos ambientales.
Calentamiento global y cambio climático, escasez y uso eficiente de recursos naturales, seguridad alimentaria, desarrollo sostenible. Varios desafíos tan globales como locales enfrenta la sociedad del presente para el futuro y así permean las distintas actividades productivas como las agrícolas, muy relevantes en Biobío y otras regiones del país, por lo que de forma urgente requieren un abordaje que responda a necesidades y oportunidades actuales.
En ese contexto se ubica el trabajo de especialistas locales y se potenciará al conformar el grupo chileno que integra la Red de Innovación y Tecnología para la Agricultura Climáticamente Inteligente (Ritaci), iniciativa que incluye a representantes de siete países y se creó en 2024 como parte del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (Cyted) que promueve la cooperación científica y tecnológica para la sostenibilidad.
A las universidades Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), de Concepción (UdeC) y del Bío-Bío (UBB) y el Centro de Investigación en Polímeros Avanzados (CIPA) pertenecen los ocho investigadores que componen el proyecto nacional, al que Cyted financiará por cuatro años para realizar distintas acciones para avanzar a una actividad agrícola inteligente, resiliente y sostenible.
“El objetivo de la red es generar un espacio de colaboración entre investigadores, profesionales y centros de innovación de distintos países para avanzar en soluciones sostenibles e inteligentes para la agricultura”, precisa el doctor Guillermo Medina, líder coordinador de Ritaci-Chile y académico de la Facultad de Ciencias de la Ucsc. Para ello, resalta, busca ser un puente entre el mundo de la ciencia, tecnología e innovación con el agrícola para la aplicación e impacto real de investigaciones y soluciones.
El foco principal de Ritaci e interés compartido entre sus integrantes está en pequeños y medianos productores, quienes suelen tener menos recursos y accesos a nuevas tecnologías e innovaciones, si bien representan alto porcentaje del sector. Por ejemplo, con ellos busca contribuir Medina como químico analista especialista en tecnología analítica que trabaja con modernas herramientas tecnológicas para evaluar y predecir la calidad de recursos naturales con objetivos como mejorar la gestión y cuidar el medioambiente.
Y es que la convicción que da vida a su trabajo y la red es que para afrontar problemas urgentes que afectan a la agricultura y contribuir con su resiliencia y sostenibilidad ante crisis es clave modernizar las herramientas y prácticas. Ahí tiene un rol crucial la ciencia, tecnología e innovación que crea y creará nuevas soluciones. Y los mejores resultados los trae la colaboración entre especialistas y sectores.
El investigador asegura que “tecnologías como los sensores, la inteligencia artificial, la espectroscopía, el análisis geoespacial y la automatización permiten avanzar hacia una agricultura más eficiente, precisa y sostenible”.
Entre múltiples beneficios destaca detección de enfermedades de forma temprana, optimizar el uso de agua y fertilizantes, analizar rápido y preciso la calidad del suelo o agua, o monitorear emisiones de contaminantes. “Entonces, su adopción es clave para enfrentar los desafíos ambientales y productivos del presente y del futuro”, afirma.
Intercambiar experiencias con instituciones de otros países miembros, realizar proyectos colaborativos, formar nuevos investigadores, desarrollar herramientas tecnológicas, y crear espacios de difusión y capacitación, son parte de las acciones que llevará a cabo Ritaci-Chile durante su ejecución entre 2025-2028 para facilitar el acceso a nuevas tecnologías y fortalecer las capacidades locales para una agricultura más innovadora y sustentable.
Este plazo “permite proyectarnos a mediano plazo con etapas progresivas que pueden ir mostrando avances concretos en el tiempo. La idea es renovar el financiamiento de la red con ésta u otras instancias de financiamiento”, sostiene Guillermo Medina, líder del grupo chileno.
La propia participación de esta instancia es un motor de avance. “La red está compuesta por diez grupos de investigadores de siete países (Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, España y México). Estos grupos incluyen tanto centros de investigación como empresas del rubro agrícola y recursos naturales”, expone. “El intercambio de experiencias con otros países permite adaptar y transferir tecnologías que han sido exitosas en contextos similares”, afirma.
Por eso los investigadores locales, quienes tenían un vínculo por trabajos previos en distintas aristas, vieron a la red internacional como una gran oportunidad de aportar con sus experiencias y conocimientos y a la vez aprender de otras para traer a los propios territorios. Así decidieron conformar el grupo que postuló a Cyted, partieron cinco que al poco andar fueron ocho integrantes, y se espera seguir creciendo: “estamos en una etapa inicial, pero con entusiasmo en abrir el grupo chileno a más investigadores tanto en la Región del Biobío como en otras regiones”.
Dadas las características de la Región se proyecta un potente impacto al desarrollo local de participar en la red internacional.
Medina enfatiza la vocación agroindustrial, la diversidad de ecosistemas naturales y productivos, la existencia de empresas y diversas zonas agrícolas, y la fuerte presencia de instituciones de educación superior e investigación. Además, destaca el promisorio nivel de avance en investigación e innovación en campos e iniciativas como agricultura de precisión, análisis de suelos y de aguas o monitoreo ambiental. Aunque reconoce que “aún con espacio para crecer en términos de articulación y transferencia tecnológica”.
“Esta red puede convertirse en una herramienta estratégica para conectar los conocimientos con necesidades reales del territorio, aportando soluciones tecnológicas concretas para el desarrollo rural, la sostenibilidad y la competitividad del sector agrícola”, sostiene, y en ese horizonte adelante que “estamos proyectando nuevas iniciativas con enfoque local y regional incluyendo varios países con necesidades similares, buscando financiamiento y alianzas que nos permitan avanzar de forma concreta en la Región”.