No existen hablantes de mapudungun menores de 40 años y quienes hablan fluido se concentra en personas mayores que habitan zonas rurales son revelaciones del trabajo que se realizó desde el Biobío a Los Lagos.
No existen hablantes de mapudungun menores de 40 años y quienes hablan fluido se concentra en personas mayores que habitan zonas rurales son revelaciones del trabajo que mandató el Ministerio de Desarrollo Social y Familia desde la Unidad de Coordinación de Asuntos Indígenas y Afrodescendientes.
La continuidad del mapudungún está en riesgo. Es la conclusión de un estudio reciente realizado en las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, que constató que no existen personas menores de 40 años que hablen fluidamente la lengua del Pueblo Mapuche.
La preocupante revelación surgió tras entrevistar y medir competencias sociolingüísticas de 440 personas de entre 15 y 81 años que habitan del Biobío a Los Lagos, abarcando cuatro regiones del sur chileno donde se encuentra cerca de la mitad de la población Mapuche según datos del último censo nacional.
Así se determinó que 40% de participantes utiliza exclusivamente el castellano en su vida cotidiana y sólo 14% habla mapudungun o mapuzungun (según localidad) de modo fluido, en un contexto sociocultural donde los hablantes fluidos se concentran en el grupo de personas mayores, con un promedio de edad de 64 años y donde 85% vive en zonas rurales.
Los resultados son producto de la “Medición del estado de lenguas indígenas en el territorio nacional” que lideró el Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales (IEII) de la Universidad de la Frontera (Ufro) y mandató el Ministerio de Desarrollo Social y Familia a través de la Unidad de Coordinación de Asuntos Indígenas y Afrodescendientes (UCAIA) en el marco del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032) que promueve la Unesco para revitalizar, conservar y formar nuevos hablantes en estos idiomas en el mundo y al que adhiere Chile.
“Existe un diagnóstico generalizado dentro de la academia, expertos y las propias comunidades de que el mapuzungun se encuentra en situación de lengua minorizada, al igual que varias otras lenguas indígenas, y que por tanto enfrenta un serio riesgo de desaparición”, relevó Rosa Catrileo, jefa de la UCAIA, como el contexto del estudio, en que también “se identificó la necesidad de un diagnóstico sociolingüístico que proporcionara información sobre el estado actual de las lenguas indígenas para diseñar políticas públicas efectivas en su promoción, conservación y revitalización”.
Según expuso Catrileo se carecía de evidencias pertinentes y completas. Por ejemplo, estudios previos exploraron aspectos como oralidad, léxico y fonología en diferentes comunidades, pero la mayoría data de hace bastante tiempo y no se basaba en una metodología cuantitativa estandarizada como se implementó en este estudio. O referencias al estado de lenguas indígenas en mediciones de Casen, por ejemplo, se ocupaban tangencialmente del tema.
En esa línea, Osvaldo Curaqueo, director del IEII confirmó que “sin una medición exhaustiva, no podíamos saber qué estrategias elaborar de cara a los próximos años”.
La evidencia actualizada y precisa es esencial para comprender los fenómenos y orientar una mejor toma de decisiones y acciones para cumplir el compromiso vital de preservar el mapudungun y la invaluable cultura Mapuche, como se proyecta el uso e impacto de esta investigación.
“No sólo es una lengua minorizada la que se debe revitalizar. Se trata de una lengua que expresa la forma de comprender el mundo, otorga identidad, da cuenta del nuestros nombres (apellidos), nuestro origen, el territorio, explica de dónde estamos, quiénes somos y de dónde venimos. En definitiva, es un patrimonio cultural único e irremplazable”, enfatizó.
Al respecto profundizó que “la lengua no sólo tiene una función comunicacional de uso cotidiano. Es importante entender que las formas de comprender la cultura mapuche, sus elementos y la cosmovisión que explica la organización de la vida, el entorno, las relaciones sociales y políticas son plasmadas en las propias palabras y conceptos mapuche. Por ende, para hablar de la cultura mapuche faltan palabras en el diccionario castellano”.
Para conocer el estado del mapudungun y reconocer cómo diseñar efectivas estrategias de revitalización y conservación para cumplir compromisos del país en el marco del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas de la Unesco, la investigación que se desarrolló desde la Región del Biobío a Los Lagos es una de las primeras acciones y sus resultados cementan una base desde las que construir los avances certeros encauzados por la UCAIA del Ministerio de Desarrollo Social y Familia.
Para ello se aplicaron dos instrumentos diseñados en un trabajo que se desplegó entre 2023 y 2024, en conjunto con la Universidad Católica y la Universidad Católica del Norte en que se indagó también en la situación del aymara en el norte chileno, y con la colaboración de organizaciones y expertos indígenas vinculados a la revitalización de la lengua en el país, destacó el investigador Osvaldo Curaqueo.
Participantes con importante representación del Biobío debieron responder una encuesta de contexto que incluyó cerca de 40 preguntas distribuidas en secciones de información demográfica; usos de la lengua; transmisión de la lengua; actitudes hacia la lengua; e información socioeconómica. Además, desarrollaron una prueba de competencias lingüísticas que evaluó vocabulario, comprensión y producción.
Así se determinó la muy baja cantidad de hablantes fluidos concentrados en personas mayores, donde 57% son hombres y 43% mujeres, si bien ellas y principalmente madres ejercen el rol de transmitir la lengua.
En esa línea se develó que 79% de quienes se consideran hablantes o comprenden el mapuzungun aprendió en su hogar y sólo 4% en instancias del sistema educativo.
Curaqueo también precisó que “hay una mayor competencia y diversidad de perfiles en la zona rural que urbana, por ejemplo, sólo 18% es monolingüe del castellano en zona rural versus el 57% en zona urbana”.
Y sobre la realidad regional surgieron evidencias relevantes que compartir de la investigación, porque “destaca las particularidades y variantes de la lengua que existen en la Región, a diferencia de otras, por ejemplo, la denominación de chezungun, así como una vitalidad focalizada en la zona sur de la región, en particular las provincias del Biobío y Arauco”.
El académico sostuvo que la investigación confirma conclusiones que existían y plantea retos.
Que la fluidez de la lengua se presente principalmente en adultos mayores de zonas rurales refleja un panorama de pérdida en las últimas décadas y de dificultad de transmisión y enseñanza a generaciones más jóvenes.
Y sobre gatillantes mencionó “una noción de baja utilidad de la lengua, uso alternado de la lengua castellana en conversaciones, y la discriminación como principal fuente de pérdida lingüística”.
En este sentido explicó que han influido desde la migración a ciudades de los Mapuche hasta procesos formativos monolingües del castellano en los colegios. “La discriminación exacerbada en generaciones anteriores hizo que padres y abuelos quisieran proteger a las y los niños, pasando al uso del castellano como lengua principal o única y así adecuarse a los contextos educativos y culturales, lo que trajo consigo que en un par de décadas se cortara la transmisión en la primera infancia”, ahondó.
Y la situación actual, enfatizó, da cuenta que las políticas en torno a una educación intercultural y/o bilingüe no han alcanzado un impacto sustancial en revitalizar la lengua.
En este contexto, la jefa de la UCAIA, Rosa Catrileo, destacó que el potencial de impacto d ellos productos de esta investigación.
“Los resultados son insumos estratégicos para promover iniciativas legislativas y educativas que promuevan el estatus, el prestigio y la enseñanza del mapudungun. Además, pueden servir para monitorear el impacto de políticas en el tiempo”, relevó.
Particularmente, proyectó su uso “en el diseño de políticas públicas y diseños metodológicos innovativos para implementarlos en planes educativos, especialmente en primera infancia como estrategia específica de revitalización lingüística”.
Además, contó que se trabaja para que el instrumento de medición cuantitativa se pueda aplicar de forma permanente para ir evaluando y direccionando posibles decisiones, políticas y acciones de promoción, protección, conservación y revitalización lingüística.
En virtud de tomar acciones de impacto local por la importante presencia de población mapuche en Biobío, la principal conclusión del estudio y necesidad nacional es “la concreción de una política lingüística, cuyo propósito sea la revitalización para la generación de nuevos hablantes y la recuperación de su estatus como la lengua de pueblo”, manifestó Curaqueo.
Desde esta política pueden nacer diversidad de regulaciones y acciones para aplicar en los distintos ámbitos de la sociedad, donde la meta y el desafío es que haya nuevos hablantes, idealmente transmitiendo desde primera infancia y como lengua materna, y que así el mapudungun ocupe todos los espacios, del familiar al educativo y público.