En el Hospital Regional funciona una unidad que hace investigación clínica en distintos grupos críticos, evidenciado alentadores resultados sobre pronósticos y calidad de vida de diseñar tratamientos a la medida.
Mayor éxito y menos riesgos asociados al uso e inefectividad de fármacos es un resultado que puede ser vital de personalizar los tratamientos. Lo evidencia la experiencia en instituciones vanguardistas de países desarrollados y hace cinco años en el Hospital Clínico Regional Dr. Guillermo Grant Benavente de Concepción (HGGB).
En septiembre del 2019 se instaló la Unidad de Terapias Personalizadas, la primera de este tipo en Chile y pionera en Latinoamérica, relevó su jefe, el doctor Salvador Cabrera, quien en noviembre pasado fue uno de los primeros 10 especialistas premiados como investigadores destacados por el HGGB, y justo por la rigurosa labor científica para abordar problemas de salud pública, promover el avance clínico del recinto e impactar el bienestar de pacientes.
Diseñar una terapia personalizada es como diseñar un traje a la medida, buscando el tratamiento farmacológico más pertinente para un paciente en aspectos como fármaco, dosis e intervalo posológico preciso para lograr los mejores resultados, explicó Cabrera.
Es un desafío que requiere mucha investigación y llevan décadas abordando en Europa, afirmó el químico farmacéutico que pasó allá cinco años formándose como doctor en farmacocinética clínica en la Universidad de Salamanca en España, y conoció los favorables resultados que se obtienen. Así que se decidió traer el modelo europeo al medio local e implementar la innovadora unidad, donde han trabajado con alentador éxito.
“Con las terapias personalizadas se logran varios beneficios. Se favorece la eficacia clínica, porque los tratamientos (tradicionales) no siempre dan los resultados esperados. También se logra reducir la toxicidad y los efectos adversos inherentes a todos los medicamentos, incluso a veces la toxicidad puede desaparecer. Además, se reducen duraciones de tratamientos, estancia del paciente en el hospital y reingresos”, aseguró el también académico de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción (UdeC).
Así se optimiza el uso de recursos siempre limitados del sistema, pero lo más importante e invaluable son mejores pronósticos, bienestar y calidad de vida de pacientes y entornos.
Los beneficios se comprueban en la Unidad con experiencias piloto en nichos de pacientes que se han priorizado por la gran complejidad de las condiciones y susceptibilidad de obtener mayores beneficios de terapias personalizadas versus convencionales.
“El primer grupo son pacientes críticos en el control de tratamientos antibióticos que son fundamentales, porque muchas veces hacen cuadros de sepsis que pueden ser letales y hay que hacer un tratamiento oportuno y bien diseñado, evitando toxicidades y favoreciendo eficacia. Hemos logrado reducir la estancia de pacientes en UCI, lo que tiene un tremendo beneficio”, relevó el doctor Cabrera.
Con pacientes trasplantados cardiacos el desafío y logro ha sido controlar la inmunosupresión para que sea lo suficientemente buena para evitar el rechazo del órgano y combatir las infecciones oportunistas que pueden sufrir, que se han reducido en incidencia y gravedad, destacó.
Y como el cáncer es de alta prevalencia, en tendencia al alza y una de las principales causas de muertes, un tercer foco son pacientes oncológicos. “Hay algunos fármacos con los que hemos hecho estudios piloto con buenos resultados. Tenemos uno muy bonito de 2023, donde redujimos considerablemente las manifestaciones de toxicidad en pacientes y quedaron felices”, aseguró el investigador.
Sobran razones para demostrar que se eligió la senda correcta y se debe seguir. “Nuestra intención es continuar con esto y aumentarlo, que más pacientes lo puedan recibir. En el sistema público siempre estamos luchando con el presupuesto, pero nuestro objetivo es que dejen de ser experiencias piloto y pasen a formar parte de la rutina de atención de nuestro hospital”, manifestó.
La labor clínica en la Unidad de Terapias Personalizadas tiene como base la investigación, enfatizó su jefe, doctor Salvador Cabrera, cada tratamiento se sustenta en la evidencia que existe y que luego se genera en el proceso de administración.
“A diferencia de otros hospitales que deciden personalizar un fármaco y que toman lo que está en un determinado software y lo usan en algunos pacientes, en ciertos casos con éxito y otros fracaso, aplicamos metodología científica: buscamos poblaciones que tengan características similares a las nuestras donde se haya usado el medicamento en cuestión y nos dedicamos a observar con máxima atención cuáles son las variables de laboratorio, clínicas y demográficas que influyan en el comportamiento del fármaco en ese ser humano”, detalló.
Un estudio preliminar que lleva casi un año de desarrollo y sustenta la propuesta que se presenta a los estamentos del HGGB competentes para su autorización, salvaguardo los componentes científicos y éticos para la seguridad del paciente. Entonces, puede iniciar la investigación clínica.
“Cualquier fármaco que queramos incorporar pasa por un estudio científico previo y una marcha piloto que tiene enormes beneficios: nos da rigurosidad del trabajo y evita el desperdicio de recursos”, afirmó. Eventualmente toda persona puede tener algún efecto indeseado con un fármaco, pero aseguró que al trabajar con un grupo acotado y control clínico continuo se facilita identificar y atender cualquier efecto adverso para abordar, reducir y/o revertir, y ver eficacia del tratamiento.
Los resultados del quehacer por el que fue destacado, reconociéndolo como fruto del trabajo de un equipo humano, patentan la importancia vital de promover la investigación dentro del hospital y aplicarla para innovar y mejorar procesos y servicios.
Su convicción es que investigar e innovar permite optimizar el uso de recursos siempre acotados frente a demandas del sistema sanitario, mientras se maximizan beneficios a las personas. Lo contrario, planteó, lleva a repetir las mismas estrategias en muy diverso universo de pacientes y así tener grandes porcentajes de fracaso.
“Inicialmente se requiere inversión económica y profesional, pero los resultados posteriores ahorran dinero a instituciones y al Estado, y lo principal es que permiten mejorar de forma considerable la calidad de vida. Que los pacientes se puedan ir dos días antes de alta o quienes están en tratamiento por cáncer hacer una vida normal son cosas posibles”, enfatizó.
Invaluables beneficios posibles con investigación e innovación que permite avances como personalizar terapias.