La Facultad de Ciencias Forestales convocó a actores de la academia e industria en torno a diversas temáticas críticas para la salud de ecosistemas productivos y naturales.
“Estrategias de adaptación de los bosques al cambio climático” se tituló el segundo Congreso Temático Forestal de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción (UdeC), que del 5 al 6 de diciembre convocó a decenas de integrantes de la academia, sector público e industria en torno a una materia crítica a nivel ecológico, económico y social.
“Poner en contexto y valor todos los ajustes, cambios y estrategias que se están haciendo para tratar de mantener la salud, el vigor y la productividad de los bosques en el escenario de cambio climático en Chile”, relevó como grandes objetivos del evento la presidenta del comité organizador, doctora Rosa María Alzamora, directora del Departamento de Manejo de Bosques y Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Forestales de la UdeC.
Numerosos riesgos y desafíos se plantean con las manifestaciones del fenómeno que protagoniza una de las mayores crisis ambientales, como el aumento en frecuencia e intensidad de megaincendios que fueron el foco del primer congreso en 2023 y otros eventos extremos y transformaciones, entre lo que destacó aumento de temperaturas y regímenes de pluviosidad, como olas de calor, vientos, lluvias intensas e inundaciones.
Algo que “afecta el crecimiento de toda la vegetación, pero particularmente en los bosques y en las plantaciones afecta su sustentabilidad y productividad, lo que a su vez afecta a la industria de la madera”, sostuvo la académica.
El doctor Rafael Rubilar, integrante del comité organizador y académico de la Facultad de Ciencias Forestales, complementó que las alteraciones en condiciones normales ocurren muchas veces de forma rápida, quebrando abruptamente ciertos balances.
“Los cambios muy repentinos en el clima y el ambiente provocan algunas inestabilidades en el comportamiento de las especies vegetales que tienen procesos de adaptación que son más progresivos, más lentos”, expuso, como también advirtió que “todas las proyecciones muestran números bastante alarmantes en relación a los cambios”.
Los académicos UdeC relevaron que ante alarmas y desafíos son múltiples trabajos y aportes que se generan desde la ciencia a nivel local, nacional e internacional para desarrollar conocimientos y soluciones para potenciar resiliencia y adaptación de los bosques al cambio climático en pos de la mantención de sus funciones ecosistémicas y productivas asociadas, y en miras al desarrollo sostenible.
Experiencias, evidencias y reflexiones de impacto que se compartieron en el Congreso Temático Forestal 2024 en voz de especialistas de reconocida trayectoria en Chile y el mundo, a través de cuatro módulos con un exponente principal junto a investigadores y profesionales de la UdeC y otras entidades.
“Establecimiento, crecimiento y productividad de plantaciones” fue el primero, liderado por el doctor Otavio Campoe de la Universidad Federal de Lavras en Brasil, que habló sobre la investigación ecofisiológica como herramienta para afrontar el cambio climático en dichos ecosistemas. Mientras la gestión del paisaje para aumentar la resiliencia ecohidrológica fue el foco del doctor Silvio Ferraz de la Universidad Sao Paulo a la cabeza de “Desafíos en el manejo sustentable de bosque nativo, y la conservación de agua y suelo”.
El doctor Rodrigo Morales de la Universidad Católica del Maule lideró “Innovaciones de productos y procesos derivados de los bosques”, cuando abordó la transformación de biomasa residual lignocelulósica en productos con baja huella de carbono.
Innovación, sostenibilidad y políticas públicas fueron el centro de Francisca Lorenzini, gerenta general del Centro Nacional de Excelencia para la Industria de la Madera (Cenamad), como expositora principal del cuarto módulo “Construcción en madera y su aporte a la mitigación del cambio climático”.
El evento se desarrolló con recursos institucionales y tuvo auspicios de entidades como la Sociedad Chilena de Ciencias Forestales, Cenamad y empresas.
Olas de calor, sequías, estrés hídrico, plagas e incendios forestales. Múltiples eventos están ocurriendo de forma más periódica y también intensa como efecto del calentamiento global y cambio climático, alterando las condiciones ambientales normales en cada zona particular a las que están adaptadas las poblaciones vegetales que así se ven presionadas y amenazadas, habiendo especies más sensibles o más resilientes que otras.
Así, estos fenómenos globales de manifestaciones e impactos locales generan riesgos y desafíos tanto para el bienestar, productividad y conservación tanto de plantaciones forestales como de bosques naturales o nativos, según expusieron los doctores Rosa Alzamora y Rafael Rubilar, académicos de la Facultad de Ciencias Forestales de la UdeC e integrantes del Cenamad, centro de excelencia financiado por la Anid.
Y no se puede obviar que son problemas que se presentan en contextos donde existen otras situaciones complejas como la degradación de ecosistemas nativos, cambio de uso de suelo y pérdida de espacios, y conflictos socioecológicos históricos con la industria.
Es patente la gran demanda de investigación básica y aplicada para generar evidencias y soluciones que termina de ser de impacto en términos de resiliencia y conservación de ecosistemas como también para el progreso económico y el bienestar social, en un escenario donde la gran meta global y nacional está en reducir la huella de carbono e impacto ambiental de las actividades humanas e industriales y lograr el desarrollo sostenible, que impulsa la ONU en su Agenda 2030 a través de 17 objetivos.
En este marco es que en Chile se ha planteado el compromiso de lograr la carbono neutralidad para 2050, lo que significa que se emitirá la misma cantidad de gases efecto invernadero (GEI) que se absorberá por distintas vías, ya que su emisión en grandes actividades desde la revolución industrial se considera responsable del calentamiento global, que ha aumentado la temperatura del planeta y acelerado el cambio climático.
Para abordar los desafíos e ir hacia la meta, los doctores Alzamora y Rubilar han sido enfáticos: Chile, desde su vocación de país forestal y maderero, debe transitar a la construcción en madera.
“Tenemos que movernos desde la construcción de hormigón y acero hacia la madera, por todos los atributos que ésta tiene porque es un recurso natural y es bueno para la salud incluso”, relevó la académica. “La madera tiene huella de carbono que totalmente positiva: secuestran carbono por muchos años y reemplazan al concreto que es uno de los elementos que tiene huellas de carbono más negativas”, complementó el académico.
Y relevó que a poner en valor a la madera como uno de los motores para avanzar al desarrollo sostenible, como un material de alta calidad para construir edificaciones en el país y una potente herramienta de secuestro de carbono para la mitigación y adaptación al cambio global, apunta el Cenamad.
Este centro de excelencia se alberga en la UdeC junto a otras casas de estudios del país, adjudicado en años recientes y donde llevan adelante diversos proyectos e investigaciones para generar información de apoyo para la industria como para instituciones públicas, para contribuir en toma de decisiones, políticas públicas y progreso.
Es relevante avanzar desde la evidencia para la valorización de la madera y la producción de alta calidad para las construcciones que permita edificar estructuras sustentables y sostenibles que perduren largos años junto a sus beneficios, generando un círculo virtuoso que también puede movilizar la economía, sostuvo Rubilar.
Y por ello es crucial que esa evidencia que se genera y acumula en la academia se considere por actores competentes: “uno de los elementos principales son las políticas de gobierno y que dé incentivo a la construcción en madera de calidad”, aseguró.
Para mantener actividades forestales y productivas y conservar bosques “el suelo es el capital biológico base para poder sustentar la vegetación y es el sustento de toda la sociedad”, aseveró el doctor Rafael Rubilar, quien por su líneas de investigación y experticias es “suelólogo”.
Desde el suelo crecen las plantas que proveen servicios ecosistémicos que son vitales como la fotosíntesis que produce oxígeno y aire limpio que respiramos o entrega recursos como frutas y verduras que son alimento y sustento económico como también lo es la producción maderera, entre otros aspectos. Por eso “una sociedad que no cuida su suelo se deteriora”, advirtió.
Ese rol vital se releva cada 5 de diciembre con el Día Mundial del Suelo para promover su sanidad y conservación que sustenta parte de la vida, pero que se erosiona y degrada y pone en riesgo por actividades humanas y se exacerba en el con el cambio global.
Relevó que en Chile uno de los grandes problemas ha sido el cambio del uso de suelo. “No tenemos una regulación del monitoreo que permita indicar el límite en lo que alguien puede hacer. Como la tierra es privada es complejo, pero siempre debería haber un límite de lo que un privado puede hacer respecto a las características del suelo o cómo puede compensar y equilibrar algunos elementos”, expuso.
Pero destacó que “prácticamente se ha estacando la degradación de los bosques”.
Y hay grandes implicancias desde lo local a lo global en relación a la mitigación y adaptación al cambio climático y desarrollo sostenible que deben servir como impulso para el manejo y mantención de suelos sanos y óptimos. “En la medida que se mejora el suelo mejora el crecimiento de plantas y bosque. Y el pool de carbono más importante está en el suelo”, afirmó. Lo han evidenciado en un proyecto Fondecyt del Cenamad, desde donde buscan incentivar del monitoreo del carbono en suelo como indicador de degradación o salud.