Un proceso quirúrgico ambulatorio termina en un muy efectivo método de anticoncepción para hombres, lo que normalmente ha recaído en la figura femenina.
Anticoncepción y planificación familiar son materias que tradicionalmente se han asociado a las mujeres, dando responsabilidad exclusiva a evitar embarazos inesperados. Aunque es una carga injusta. Puede y debe ser diferente.
Naturalmente la mujer es quien puede gestar, pero es conocimiento básico que para concebir una nueva vida se necesitan un óvulo de ellas y un espermatozoide del hombre. En una situación típica de parejas, más allá de tipo de vínculo, dos se relacionan sexualmente y procrean, así que cada persona y en conjunto deben tomar decisiones y cuidados para prevenir un embarazo no planificado.
Y hay métodos anticonceptivos femeninos y masculinos, más allá del preservativo. Aquí entra como protagonista la vasectomía, que en noviembre y desde 2013 celebra su día mundial para educar y promover un método considerado seguro y eficaz para hombres o parejas con la certera decisión de no tener hijos a futuro e incentivar la participación de ellos en un tema crítico en la sociedad. Un procedimiento que en Chile es cada vez es más común por el mayor acceso, cuyas implicancias aborda el doctor Ramiro Vargas, urólogo de Clínica Biobío y miembro de la Sociedad Chilena de Urología.
Un procedimiento ambulatorio que normalmente dura entre 15 a 30 minutos y tiene una efectividad aproximada del 99.8% destacó el especialista sobre la vasectomía, también conocida como deferentectomía por el mecanismo que genera el efecto anticonceptivo.
“La vasectomía es un método anticonceptivo quirúrgico para hombres que consiste en la sección de los conductos deferentes para evitar que los espermatozoides salgan de los testículos y, por tanto, resulte imposible que fecunden un óvulo”, explicó. Esto porque los conductos deferentes son “encargados de llevar los espermatozoides desde los testículos hasta las vesículas seminales y posteriormente al exterior”, aclaró.
El mecanismo sustenta la gran efectividad como método anticonceptivo, resultado de un procedimiento médicamente seguro y asociado a baja tasa de riesgos. “Las complicaciones más comunes son el sangrado que puede producir un hematoma, la infección de la herida quirúrgica o el dolor testicular residual que puede durar cierto tiempo”, expuso el doctor Vargas.
En este contexto relevó que “es importante aclarar que no está asociado al cáncer de próstata”. La vinculación con la patología oncológica se ha sugerido hace años, pero es contundente la evidencia que demuestra lo contrario, ya establecido en 1991 en una Conferencia de Consenso de la Organización Mundial de la Salud, aunque la creencia errónea está extendida y puede generar temores que limiten a quienes podrían acceder.
Y es un gran universo de hombres los que pueden optar: de la mano con cambios en términos regulatorios y de salud pública se ha facilitado y ampliado cada vez más el acceso a la vasectomía en Chile.
“La nueva normativa, Resolución Exenta Nº 2326 del 2000, incluye en forma explícita la vasectomía como método de esterilización masculina, y sólo exige que los pacientes que solicitan una esterilización definitiva sean mayores de edad y se encuentren en posesión de sus facultades mentales, con lo cual se termina con la discriminación por género, edad, número de hijos y por clase social”, resaltó el urólogo Ramiro Vargas.
Además de lo básico de los requisitos, destacó el aporte de la cobertura para la vasectomía a través del Bono PAD de Fonasa. Este programa permite el acceso a distintos paquetes de prestaciones sobre intervenciones quirúrgicas o procedimientos pagando un monto fijo y acotado que beneficia a personas usuarias de Fonasa y sus cargas, sistema en que se atiende el 82% de la población chilena.
El programa integra distintos ítems para asegurar el mejor desarrollo del proceso, incluyendo un asesoramiento previo a la cirugía en que el especialista afirmó que “debe incluir métodos alternativos de anticoncepción, tasas de complicación y fracaso, y la importante necesidad de análisis de semen postoperatorio”.
Además, dijo que todas las Isapres cuentan con vasectomías paquetizadas.
Por ello aseguró que “existen múltiples posibilidades de acceso a esta cirugía”.
La gran seguridad y también efectividad de la vasectomía son la base para también concientizar que debe ser una decisión tomada con criterio e idealmente una mirada clara del futuro en relación con el deseo de tener descendencia, primero de forma individual por el hombre o bien en conjunto a la pareja si es que se mantiene una relación, debido a que “conceptualmente, la vasectomía es irreversible”, advirtió el doctor Ramiro Vargas.
Eso sí, la irreversibilidad es una situación que tiene matices.
Avances en medicina y cirugía permiten que actualmente exista la posibilidad de reversión del procedimiento, volviendo a unir los conductos deferentes que se cortaron en quienes cambien de deseo al paso de un tiempo a través de una vasovasostomía, explicó el urólogo. “El procedimiento de volver a canalizar o empalmar los conductos deferentes permite que los espermatozoides circulen de nuevo hasta las vesículas seminales”, precisó.
Aunque es muy distinto el panorama en cuanto a la complejidad en comparación a las características de la vasectomía: “la vasovasostomía es una cirugía compleja, se realiza bajo el microscopio y requiere suturas muy finas, y debe ser realizada por un urólogo especialista en andrología para aumentar las probabilidades de éxito”, manifestó.
La alta especificidad y complejidad del proceso se traduce en limitaciones de acceso. En primer lugar, no se dispone en muchos recintos dentro del país y también el factor tiempo también es parte de la ecuación que se debe resolver, porque puso el acento en que “la reversión es factible de realizar antes de los 15 años de realizada la vasectomía”.
En ese escenario es que es relevante que se conozcan a cabalidad las beneficiosas implicancias y opciones para acceder a la vasectomía como método alternativo de anticoncepción seguro, eficaz y permanente, y en este sentido también la gran limitación de revertir el proceso si en el futuro surgiera ese deseo, para así lograr la mejor decisión individual y/o compartida.