La celebración regional de los 10 años del Programa PACE fue la instancia para valorar la labor colaborativa para la reducción de brechas en el acceso a la educación superior. A nivel nacional, la UdeC lidera los ingresos de estudiantes a través de esta vía especial.
Este mes, la región del Biobío celebró los 10 años del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo (PACE), iniciativa pública que ha transformado el acceso a la educación superior en Chile, especialmente en Biobío y Ñuble.
La ceremonia reunió a autoridades académicas de la Universidad de Concepción, del Bío-Bío, Católica de la Santísima Concepción y Técnica Federico Santa María, además del Ministerio de Educación, estudiantes y tutores, en un evento que destacó el impacto del programa en el ingreso a las casas de estudios.
El Jefe del Centro de Apoyo al Desarrollo del Estudiante (Cade UdeC) y coordinador ejecutivo del programa PACE en la universidad, Jorge Roa Molina, manifestó que el balance de la participación institucional es «tremendamente positivo» al ser la institución que más ingresos por esta vía tiene en el país. Desde el la primera cohorte de ingresos en 2017 la Universidad ha acogido a 2,909 estudiantes, siendo este éxito favorecido por una combinación de factores.
«Creemos que hay una tendencia del alto nivel de postulaciones que tiene nuestra universidad per se, nuestra Universidad tiene una oferta académica grande, y por otro lado, también es el trabajo que hemos hecho territorial, no solamente en la región del Biobío, sino que el posicionamiento a nivel nacional que ha tenido la Universidad de Concepción en los distintos encuentros del PACE», señaló Jorge Roa.
En la actualidad, PACE UdeC trabaja con 28 establecimientos del Biobío y uno en Ñuble, buscando favorecer tanto el ingreso como la permanencia universitaria de las y los estudiantes.
El seremi de Educación del Biobío, Carlos Benedetti Reiman, valoró el avance del PACE en su objetivo de disminuir las brechas de acceso. El programa ha permitido que más de 1,000 estudiantes de la región accedan a estudios superiores en 2024, cumpliendo así con su misión de integrar a quienes han tenido menos oportunidades.
La autoridad destacó la trascendencia del programa por distintas administraciones y se ha consolidado como política pública. «Es una política que se instala en el segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, y que trasciende gobiernos, se transforma en una política pública que a su vez es una política de Estado, en torno a hacernos cargo de una problemática que afectaba a miles de jóvenes en cuanto al acceso a la educación superior», señaló.
El jefe de la División de Información y Acceso de la Subsecretaría de Educación Superior, Jaumet Bachs Alarcón, quien ha participado en el programa desde sus inicios, también se sumó a la evaluación positiva de esta década de funcionamiento de PACE.
«El programa está en dos tercios de los liceos públicos de Chile. Ya tenemos más de 5.000 titulados y titulada de todas las carreras, de todas las universidades del Cruch. Y todavía es un programa que aprende, por lo tanto, es un programa que todavía tiene un área de crecimiento territorial, geográfico. Nos falta ese tercio de colegios de liceos públicos, pero también de experiencias a nivel de cómo las comunidades educativas van nutriendo y experimentando nuevos escenarios para poder tener una equidad más plena en la educación superior», expresó Jaumet Bachs.
Uno de los próximos retos, agregó el representante del Mineduc, es lograr una cobertura total de los establecimientos y reforzar el compromiso de las familias, dado su papel crucial en la decisión vocacional de los jóvenes.
La Coordinadora de la Unidad de Acceso Inclusivo UdeC, Natalia Carreño Sepúlveda, explicó que el trabajo que se realiza con los estudiantes en los establecimientos educacionales es fundamental para encaminarlos tanto en su acceso como en la experiencia favorable de la vida universitaria.
«Lo que hacemos es un acompañamiento de la exploración vocacional mediante un ciclo de talleres en tercero y cuarto medio, donde nosotros nos trasladamos a los establecimientos educativos y ahí realizamos talleres teóricos y lúdicos a la vez. También hacemos un reforzamiento de habilidades para el siglo XXI, que son necesarias para los estudiantes cuando ingresan a la universidad», agregó.
Jade Cid Moya, estudiante de tercer año de Medicina Veterinaria de la Universidad de Concepción y antigua beneficiaria de PACE, destacó el apoyo que recibió, desde charlas en el Liceo Polivalente de Tomé (hoy Centro Educacional Bicentenario Altos de Tomé) hasta tutorías en su primer año de universidad.
«Gracias al apoyo académico pasé varios ramos de primero que me estaban costando con mis profesores. Entonces fue un apoyo positivo para mí, y por eso también decidí después unirme al programa y ser tutora, para poder también ayudar a los jóvenes que ingresan a primer año», sostuvo.
En la actividad se destacó la mesa regional PACE Biobío y Ñuble, la primera de su tipo en el país y que reúne a las cuatro universidades del Consejo de Rectores que están en la zona. La coordinadora del programa PACE en la Universidad Católica de la Santísima Concepción y representante de la mesa, Patricia Villagrán Rivera, afirmó que el valor de la colaboración radica en el trabajo cooperativo.
«Trabajamos con el fin de aportar a nuestros estudiantes las mejores prácticas que hemos ido adquiriendo con el paso del año de manera de conseguir un acompañamiento lo más efectivo para los estudiantes tanto de tercero y cuarto medio como para los estudiantes de educación superior que forman parte de nuestro programa», dijo Patricia Villagrán.
Este décimo aniversario fue una oportunidad para reafirmar el compromiso de las instituciones participantes, entre ellas la Universidad de Concepción, de sostener el esfuerzo mancomunado en pro de un acceso igualitario a la educación superior.