En un lugar recóndito con paisajes singulares, donde está el foco de operaciones y de afectos del centro de operaciones, se pudo presenciar a cabalidad el evento astronómico poco común que ofreció un laboratorio natural para estudiar los efectos en el mundo acuático y un espacio imperdible para educar a la comunidad.
“Una experiencia única”, valora la doctora Camila Fernández, con “un timing perfecto”, asegura el doctor Paul Gómez.
Es la oportunidad que dio la naturaleza de hacer ciencia pionera en lugar privilegiado, saben bien en el Centro de Investigación Oceanográfica Copas Coastal de la Universidad de Concepción (UdeC) y lo expresan su directora y el coordinador de educación y outreach.
Es que en Caleta Tortel, recóndita localidad de la Región de Aysén de paisaje sinigual en el mundo al emplazarse en plena Patagonia entre campos de hielo y fiordos y de cara al caudaloso río Baker, fue uno de los sitios donde este 2 de octubre fue 100% visible el eclipse anular, que ocurre cuando la Luna no cubre completamente el Sol y produce un atractivo “anillo de fuego”.
Y el evento astronómico coincidió con una campaña integrativa de varios proyectos e investigadores programada para este sitio de difícil acceso y, sobre todo, significativo para el centro: allí trabajan hace 15 años y construyeron su “Estación Oceanográfica” donde desde hace una década espera lista para navegar e investigar a través de canales y fiordos patagónicos la embarcación “Sur-Austral”, adquirida a través de un Fondequip.
Así, se reconoció una instancia imperdible para potenciar el quehacer e impacto científico y social del Copas, incorporando un experimento para estudiar el efecto del eclipse en el agua y comunidad acuática junto con actividades de divulgación para la comunidad humana, cuenta Gómez.
“¿Qué pasa en un eclipse bajo el agua, desde el océano hacia arriba? Nos propusimos responderlo. Ha sido muy descrito el efecto en el medio terrestre, por ejemplo los pajaritos empiezan a comportarse como si fuera noche, pero debería haber repercusión en el agua y nadie lo ha descrito”, relata Fernández.
Y se realizaron distintos registros durante el eclipse para “describir desde la perspectiva de las masas de agua y del plancton”, precisa quien es una de las coautoras del internacional “El Manifiesto del Plancton”, organismos diminutos que incluyen microalgas, bacterias y larvas y cumplen funciones esenciales, desde ser alimento clave en las tramas tróficas hasta absorber carbono y hacer fotosíntesis que produce la mitad del oxígeno del planeta.
En paralelo, Gómez releva que se observó el eclipse con la comunidad, fortaleciendo vínculos y educación que son parte del sello del Copas allí.
La respuesta precisa pronto se sabrá: “algunos aspectos se analizarán en noviembre y creo que antes de fin de año vamos a tener una idea más clara”, plantea Fernández.
Aunque desde la experiencia, con la observación pura, hay resultados para contar y las grandes comprobaciones son que la señal del eclipse de pocos minutos de duración se vio en el agua y provocó reacciones.
Explica que el eclipse anular no generó oscuridad total desde la visión humana en tierra, pero las dinámicas son distintas en el agua. “La luz incidente, que llega a la superficie del agua, bajó abruptamente y los primeros indicios que tenemos es que hizo que la comunidad planctónica se activara”. Con la menor luz también “la temperatura del aire y del agua bajaron”, precisa.
Además, las propiedades ópticas del agua dependen de variables como su composición, por ejemplo, cantidad de sal. “Tortel es particular: tiene una capa de agua dulce arriba de glaciar, y otra marina/salada abajo (del océano), que responden a la luz incidente de manera diferente. Pero la luz solar y ultravioleta penetra 1 o 2 metros y es suficiente para crear una respuesta”.
También la escala humana y del macrocosmos es distinta a la del microcosmos de seres como el plancton. “A escala nuestra un eclipse es un evento efímero, puede durar 6 minutos, pero eso es una generación completa de bacterias. Entonces, a escala del microcosmos que estudiamos es suficiente tiempo para que pasen cosas”, enfatiza, y que “un fenómeno que no es común nos permitió transformar el agua en un laboratorio natural con condiciones que no podemos estudiar siempre, y nos habla de la plasticidad y capacidad de adaptarse rápido de los organismos”, lo que tiene relevancia vital en un planeta que sufre un cambio global.
Tantos años de trabajo en Caleta Tortel le transforman en protagonista de la historia del Copas y así el Copas ha ido escribiendo historia en Caleta Tortel.
Copas, que desde 2022 tiene Coastal de “apellido”, partió hace más de dos décadas con foco en el Pacífico Sur Oriental y desde 2008 obtuvo financiamiento basal para crear centros de excelencia que trajeron al Sur-Austral para dedicarse a estudiar en la Patagonia y llegar a Caleta Tortel, volviéndose centro de operaciones del programa científico y epicentro de los afectos del equipo humano que da vida a proyectos.
“Caleta Tortel es un lugar muy querido para nosotros. Lo venimos siguiendo y toda la data que hemos recabado con los años permite que tengamos una base conocimiento muy fuerte y también conexión con la comunidad”, manifiesta Camila Fernández, directora del Copas Coastal.
Y por eso alberga uno de los proyectos de vinculación con la sociedad más potentes, implementado con fondos del programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia. “Pasareleando” restauró y usa icónicas pasarelas que son las calles que no tiene el austral poblado e implementó el Centro de Interpretación Ambiental y Turístico (CIAyT) que se abrió en enero, tiene entrada gratis y “muestra gran parte de la investigación realizada por el centro en el tiempo que llevamos y aporta al gremio turístico de la localidad y región”, asegura Paul Gómez, coordinador de educación y outreach.
Así que siempre se busca volver, profundizar los conocimientos y sobre todo el trascendente y permanente quehacer de vinculación y educación que les ha permitido trabajar con la comunidad escolar, agrupaciones ambientalistas, operadores turísticos y turistas, siempre con apoyo del municipio de Tortel y la Escuela Luis Bravo Bravo, destaca quien desde 2015 viaja regularmente a una zona donde se siente en familia y le llaman “Tío Paul”.
“El momento del Copas Coastal implicó expansión geográfica, por lo que la frecuencia de actividades científicas en Tortel decreció. Y la divulgación se ha mantenido e incluso aumentó por el CIAyT”, valora.
Y la ocasión del eclipse anular reciente fue ideal para estrechar lazos e impacto social.
A los pequeños del jardín infantil se les educó sobre animales marinos. Y a la Escuela se ofreció charlas junto a las astrónomas de la AUI ANRO Chile María Fernanda Durán y Sonia Duffau, quienes explicaron qué es un eclipse y seguridad al observar. Mientras Gómez, oceanógrafo divulgador, abordó “los impactos de los eclipses solares sobre los organismos marinos, entendiendo el eclipse anular como una versión incompleta de uno solar”.
Así se preparó el camino para el día del eclipse y una observación segura, con dos actividades organizadas con apoyo de Javiera Cisternas de la ONG Aumen, una en Cerro Vigía y otra en sector Playa, si bien las condiciones meteorológicas/ambientales no fueron óptimas siempre.
Importante también la atención y visita que convocó el evento astronómico. “La presencia de cazadores de eclipses de todas partes del mundo era potencial público para nuestro CIAyT: Hubo gente de Australia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos y Estados Unidos, entre otros, y de Curicó, Calama, Santiago y varias localidades de Aysén”, cuenta. También fue la subsecretaria de Ciencia, Carolina Gainza, a observar el eclipse y conocer tan potente proyecto del Copas en la única Caleta Tortel, junto a autoridades locales.
Y es que sin dudas el CIAyT, que gracias al eclipse anular conocieron más personas de las proyectadas a la fecha, marca al Copas y aún más marcará a Tortel.
Gómez expone que se ha iniciado un proceso para definir la gobernanza del CIAyT en que estará la comunidad como principal beneficiaria del proyecto que se espera aumente la permanencia del turista e ingreso de dinero por alimentación y hospedaje.
“Hemos pasado de simple divulgación científica por curiosidad a incluir una transferencia de conocimiento que aporta al desarrollo sustentable de la comunidad, en este caso a través del turismo científico con alto grado de educación ambiental”, releva, demostrando el enorme valor social de los saberes que produce y transmite el Copas y de aprovechar cada oportunidad para ir más allá.