¿Escribir a mano o teclado digital?: el estímulo cerebral que invita a practicar lo clásico

17 de Agosto 2024 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: Isidoro Valenzuela

La escritura se asocia a actividad motora, cognitiva y emocional que favorece el desarrollo integral, pero su máximo potencial está en su forma tradicional.

Tomar un lápiz y trazar sobre un papel signos que se transforman en letras, que luego forman palabras con significado y se unen en textos con sentido. Así empieza el proceso de aprendizaje y uso de un tipo de lenguaje, comunicación y expresión que data de antaño y resiste hasta hoy, que ha permitido plasmar desde pensamientos y sentimientos hasta conocimientos e hitos, evolucionar el cerebro e intelecto humano, y perdurar.

Es la no innata escritura, invención cultural que se transformó en capacidad clave para desenvolverse en el mundo.

La palabra escrita está en todas partes y requiere el desarrollo paulatino de competencias que permitan emplear adecuadamente la mano, el lápiz y una hoja de papel para escribir desde una letra simple a complejos textos. Es así que aprender a escribir es un hito formativo, valiéndose de estrategias diversas que incluyen la antigua caligrafía que se celebra cada 14 de agosto.


Aunque la práctica de escribir a mano ha ido perdiendo espacio a largo del ciclo educativo y vital con el mayor uso de nuevas tecnologías, dispositivos y recursos digitales. Y eso es muy preocupante en el presente y para el futuro: “escribir a mano, con lápiz, involucra una actividad cerebral y cognitiva mayor a lo que se activa con la tecla, porque en la escritura se activa una red más compleja que conlleva mayor plasticidad cerebral y desarrollar una mayor inteligencia”, sostiene la doctora en Psicología y Lingüística Mabel Urrutia, directora de Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y académica de la Facultad de Educación de la Universidad de Concepción (UdeC).

Sobran razones que hacen crucial fomentar hoy la práctica habitual de la longeva escritura a mano, en las nuevas y todas las generaciones, y reconocer que lo clásico a veces no se puede superar con la innovadora e inteligente tecnología.


El proceso

La lecto-escritura es base del proceso educativo y acceso a conocimientos e influye permanente y transversalmente en el desarrollo y desenvolvimiento integral, desde lo académico a lo laboral y hasta lo socioemocional, pudiendo determinar desempeño, logros, oportunidades y devenir desde la infancia a la adultez.


Y, desde lo concreto a lo que transciende, en el aprendizaje y uso de las capacidades hay diversidad de implicancias sobre del cerebro y sus funciones.

Primero, para aprender a escribir a mano se requiere saber leer y usar un lápiz para plasmar letras, palabras y textos. Y se necesita movimiento sincronizado y destrezas. En ello se estimula la lateralidad.


Dice que por eso el desarrollo de la escritura conlleva dificultades para niños y niñas, hay que regular tamaños y orden con el que escriben, por ejemplo.

Desde allí explica que “para escribir necesitamos consciencia fonológica, consciencia de que las palabras se dividen en sílabas: cuando no alcanza la línea u hoja hay que dividir en sílabas una palabra para seguir en la siguiente. La consciencia fonológica implica transformar una letra en grafemas que proveen significado”.


No se escribe de cualquier forma, ni en cualquier lugar, se necesita consciencia del espacio y del tamaño y organización de palabras. Además, debe haber legibilidad idealmente y coherencia necesariamente.

Funciones y capacidades


Así se estimula al cerebro en diversos aspectos y favorecen cruciales capacidades.

La doctora Urrutia destaca que se favorece lo motor, específicamente la motricidad fina que es fundamental para diversas tareas diarias.


A nivel cognitivo menciona que se favorece el procesamiento visoespacial. También se entrena la atención y memoria, porque hay que retener las palabras e ideas para luego escribirlas. Otro aspecto está en la producción del lenguaje. Y destaca la capacidad de hacer metacognición, consciencia de los procesos de pensamiento y comprensión.

Desde allí la académica releva el vínculo de escribir con lo afectivo: “expresar emociones resulta más eficaz o fácil de forma escrita que verbal que es más instantáneo. Hay capacidad de corregir lo que se dice, de detallar y explicar más que se siente”.


Por sus efectos, escribir tiene un papel relevante en consolidación de aprendizajes y conocimientos. En esta línea la académica asegura que esta práctica, igual que el hábito lector, favorece el vocabulario y la ortografía, y así contribuye en la comprensión lectora.

Foto: Carolina Echagüe


“La plasticidad cerebral es mayor al escribir a mano que teclear”

Las capacidades que se necesitan o favorecen al escribir con lápiz en papel activan una red neural potente y trascendente sobre el desarrollo y bienestar integral, más que los teclados digitales, sostiene la experta en lingüística y neurociencias Mabel Urrutia.


En efecto “la plasticidad cerebral es mayor al escribir a mano que teclear y son mayores los beneficios que puede tener en aspectos como envejecimiento y prevención de riesgo de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas”, asevera por las evidencias sobre la actividad y efectos que trae el estímulo al cerebro, considerado crucial para cuidar, fortalecer y preservar la salud y funcionamiento.

Simplificar procesos


“Para escribir a mano primero hay que crear una representación interna, grafemas, y hay que pensar en las palabras que tienen una segmentación fonológica y significado. Y todo ocurre al mismo tiempo. Por eso es más demandante que teclear, donde es muy probable que no se lleguen a representar porque son letras que están en un teclado”, profundiza.

Así, sostiene, las capacidades que se necesitan o favorecen al escribir con lápiz y papel activan una red neural más potente y trascendente sobre el desarrollo y bienestar integral versus teclados digitales.


Escribir en dispositivos digitales e inteligentes simplifica tareas,y reduce errores, hay procesadores de texto y correctores ortográficos o gramaticales, y sistemas predictores y hasta generativos como el Chat GPT. Pero, también simplifica la actividad cerebral y reduce estímulos e impactos.

Por ejemplo, se limita el estímulo de producción del lenguaje, a nivel de vocabulario, ortografía y comprensión lectora. Hasta pueden afectarse la consolidación de aprendizajes y creatividad.


Y añade que “hay aspectos afectivos que a veces el papel invita y no un teclado: al escribir a mano hay una intimidad que se puede dar con la soledad o privacidad del papel”.

Todo se traduce en una cadena de problemas y repercusiones, desde lo educativo a las oportunidades de desarrollo académico, profesional, laboral y social.


Siempre fomentar la escritura

Por ello considera preocupante el cada vez menor uso de la escritura con lápiz y papel, que ha ido perdiendo lugar a través de los años con el avance de esta era de revolución tecnológica con nativos digitales y dispositivos cada vez más inteligentes que se usan para escribir y comunicar en todo ámbito, desde lo educativo a lo laboral y social, incluyendo sistemas procesadores de texto, redes sociales y chat.


Así se van perdiendo destrezas, estímulos y habilidades clave a lo largo del ciclo vital.

Ante ello enfatiza en lo importante de siempre incluir la práctica de escribir a mano con lápiz. Hay que buscar instancias e intereses que permitan fomentar el hábito en el diario vivir y distintas etapas.


Urrutia reconoce el especial foco y rol en la educación de abordar esta tarea y más allá de la enseñanza-aprendizaje de leer y escribir en lo formal, desde la escuela a la universidad porque se utilizan habitualmente dispositivos y recursos digitales por estudiantes y docentes en clases u otras actividades, y menos lápiz y papel. Por ejemplo, casi la totalidad de estudiantes posee smartphones o tablets y en clases se usan herramientas como power point en vez de pizarras típicas, o procesadores de texto y otras aplicaciones para desarrollar trabajos y evaluaciones.

“No se trata de ir en contra de la tecnología”, sostiene, porque es parte de la vida actual y tiene grandes beneficios. Se trata de saber cuándo y cómo incluir la tecnología e innovación para potenciar la educación. Y se trata de saber cuándo y cómo valerse de lo clásico como opción irremplazable aún en esta moderna sociedad.


Dar sentido a lo clásico

Sabe que es un reto si están a la mano los dispositivos digitales y puede ser difícil de comprender cuando hay tantas herramientas que facilitan los procesos. “La didáctica es fundamental para enganchar a los estudiantes con la escritura y con el sentido de escribir a mano”, resalta la investigadora.


Debe ser un enfoque comunicativo y afectivo sobre la importancia y significado de escribir con lápiz y papel, más allá de la obligación y logro de objetivos curriculares, donde la creatividad docente será clave y en todas las asignaturas, no sólo lenguaje donde se desarrolla formalmente la lecto-escritura.

Como ideas innovadoras para motivar destaca un proyecto que implique escribir una carta sobre una temática a niños que están lejos y sin acceso a tecnología; hacer bitácoras de historia como los aventureros de antaño; o crear una libreta de anotaciones sobre experimentos científicos para resguardarlos.


Y resalta lo importante de fomentar transversalmente el tomar apuntes con lápiz, que sobre todo en educación superior se ido perdiendo por el uso de diapositivas digitales que se disponen online o grabaciones a clases.

“Al poner atención en clases, escribir y tomar apuntes se aprende mejor a nivel conceptual que literal”, asegura, potenciado al usar lápiz y papel. “El power point debe ser un apoyo a lo que dice el profesor que es mucho más que lo que dice en la diapositiva. Los profesores deben escribir menos literal, explayarse e invitar a escribir apuntes, porque va a favorecer que sean más los aprendizajes y menor la dedicación posterior a estudiar, porque hay un ejercicio potente que logró conectar esas ideas que estaban presentes”, cierra.