El Laboratorio de Ciencias Ambientales de la Ucsc fue el único representante de Latinoamérica en una comparación que evaluó la reproducibilidad de un método para analizar compuestos orgánicos que son indicadores de temperatura y pH ambiental.
Hay compuestos orgánicos que provienen de bacterias que habitan los suelos y se han propuesto como indicadores de temperatura y pH ambiental del momento en que se produjeron. Por ende, su estudio puede servir para indagar en la ocurrencia de cambios y/o fenómenos ambientales y proveer evidencias relevantes, por lo que son de gran interés para la comunidad científica global.
Son los llamados glicerol dialquil glicerol tetra-éteres (GDGTs) ramificados, que se presentan en las membranas de las bacterias del suelo, y por su importancia fueron protagonistas de una gran colaboración que como único representante de Latinoamérica tuvo al Laboratorio de Ciencias Ambientales (Laca) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc). Esta unidad es liderada por el doctor Sergio Contreras e inició en 2014 su trayectoria de investigación en paleo-biogeoquímica mediante análisis de variables ambientales y componentes que forman parte estructural de la materia orgánica en ambientes terrestres y acuáticos.
El Laca Ucsc se sumó a 38 laboratorios de 12 países (Suiza, Holanda, Francia, Canadá, Alemania, Estados Unidos, China, España, Inglaterra, India, Suecia y Japón) para dar vida a un trabajo cuyo objetivo fue validar métodos de investigación sobre los compuestos orgánicos través de una prueba de competencia o comparación inter-laboratorios, y sus resultados se presentaron a través de un artículo en la revista científica de acceso abierto Geochemistry, Geophysics, Geosystems.
“El estudio estuvo enfocado en evaluar la reproducibilidad de los análisis de estos compuestos orgánicos, útiles como indicadores de temperatura y pH en suelos, y detectar variaciones en su cuantificación debido a la extracción, separación y sistema de medición de espectrometría de masa”, destacó el doctor Contreras, director del Departamento de Química Ambiental de la Facultad de Ciencias y director alterno del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables de la Ucsc.
Al respecto, explicó que hay una nueva metodología para medir los GDGTs ramificados, donde el foco es entender cómo se expresan los cambios de los compuestos en diferentes ambientes y que son afectados principalmente por la temperatura y pH al momento que las bacterias los producen. Pero, potencialmente puede haber diversos procesos asociados a los equipos humanos y técnicos de laboratorios de distintos lugares, desde la extracción al análisis, que afecten sobre los resultados.
Esa diferencia es la que no debe ocurrir: “lo más importante es evaluar la reproducibilidad sin importar el lugar, instrumento y técnica para medir los compuestos, comparando si con una misma muestra tenemos el mismo resultado”, afirmó.
No importa que se usen diferentes instrumentos o protocolos para medir un compuesto, ni en qué punto geográfico se realizó el estudio, la robustez de la reproducibilidad analítica es un pre-requisito básico. Y para corroborar su existencia, detectar y remediar inexactitudes, y validar metodologías es un procedimiento común la prueba de competencia.
“Y resultó que como comunidad científica nuestros resultados se adecúan bastante bien en reproducibilidad globalmente”, afirmó Contreras.
Sergio Contreras contó que, para desarrollar esta evaluación, los equipos de los 39 laboratorios distribuidos globalmente analizaron las mismas muestras que se extrajeron desde diferentes continentes y posteriormente se compararon los resultados.
“Nos facilitaron muestras con diferente estado de avance en su análisis y tuvimos que medir los compuestos en estudio, entregando los resultados anónimamente. Nuestro laboratorio estuvo dentro del promedio en todos los indicadores y resultados analizados”, profundizó.
La comparación entre las decenas de laboratorios internacionales de la que participó el Laca Ucsc se materializó por iniciativa que lideraron las doctoras Cindy De Jonge de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich en Suiza y Francine Peterse de la Universidad de Utrech en Holanda.
Las académicas impulsaron una convocatoria abierta a la comunidad científica de la biogeoquímica global, difundida a través de diversos canales como redes sociales y correos electrónicos masivos, y que llegó hasta el doctor Sergio Contreras junto a su equipo local y les motivó a participar, convencidos de la importancia e impacto de hacerse parte, incluso más allá de los resultados que se pudieran obtener.
“Un primer llamado sirvió para pensarlo y en un segundo nos decidimos a participar junto con el asistente de laboratorio Eduardo Tejos, quien es co-autor del artículo publicado, actualmente estudiante de doctorado de primer año, conscientes de que los resultados buenos o malos al compararse con otros laboratorios nos haría crecer y avanzar en la validación de la técnica”, manifestó el director del Laca Ucsc. “Afortunadamente, anduvimos muy bien en los resultados, comparables en el promedio global de desempeño”, sostuvo.
En este sentido, valoró la posibilidad de hacerse parte de este tipo de iniciativas como vitrina al mundo que robustece el posicionamiento dentro de la disciplina e incentiva colaboraciones en pos de mejorar las capacidades y la ciencia y el conocimiento que se produce a nivel local.