Fomentan nuevas capacidades productivas para afrontar los retos climáticos y sociales

18 de Julio 2024 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: Cedida

Equipo de investigadores UdeC implementó un proyecto FIC que trabajó con comunidades de Tomeco y Raqui Alto para transmitir saberes y tecnologías para resiliencia en la actividad silvoagropecuaria.

Sequías, olas de frío, alteración y degradación de suelos, agotamiento de reservas de aguas subterráneas e incendios forestales. Diversos fenómenos cuya mayor ocurrencia y avance se ha establecido como efecto del cambio climático, problemática global de manifestaciones e impactos locales que conllevan varias consecuencias socioambientales, al influir sobre las normales condiciones biogeográficas de ecosistemas y territorios que son vitales para las personas, porque allí habitan y/o desarrollan actividades silvoagropecuarias que sustentan medios de vida.

Son reales riesgos y retos socioambientales en muchas localidades de la región que reconoció y abordó desde su experticia un grupo interdisciplinario de investigadores de las facultades de Ciencias Forestales y Agronomía e integrantes de la Unidad de Biosistemas Silvoagropecuarios (Ubbsa) de la Universidad de Concepción (UdeC) con el proyecto “Mitigación de Cambio Climático en Microcuencas” que financió el Gobierno Regional del Biobío a través del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R).

La propuesta puso su foco en Tomeco de la comuna de Yumbel y Raqui Alto en Arauco para proveer innovadoras soluciones, y la dirigió la doctora Rosa Alzamora, experta en manejo forestales sostenible y académica del Departamento de Manejo de Bosques y Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Forestales, que también representaron los doctores Rolando Rodríguez y Paula Meli, especialista en manejo de cuencas y en modelos participativos para la transferencia de tecnologías a comunidades rurales, respectivamente.


Del Departamento de Producción Vegetal de Agronomía participaron los doctores Ricardo Muñoz, especialista en encadenamientos productivos en producción rural; Susana Fischer, experta en transferencia tecnológica de cultivos agrícolas; y Antonio Pinto, con experiencia en evaluación de instrumentos de fomento agrícola y forestal.

El proyecto


Generar modelos adaptativos al cambio climático para la producción agrícola y forestal junto con transferir tecnologías y capacidades de gestión a la pequeña y mediana propiedad rural, fue el objetivo por el que durante meses trabajó el equipo UdeC en miras a impactar en el presente y beneficiar su futuro.

Es así que el horizonte del trabajo es facilitar que “productores desarrollen sus actividades agropecuarias y forestales de manera integral y territorial, ajustando sus sistemas de producción a la variabilidad climática presente y futura de la Región”.


Además, destaca el contribuir al Plan de Adaptación al Cambio Climático del Sector Silvoagropecuario que promueven los Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente.

Por sus objetivos, el proyecto se realizó con apoyo de Conaf e Indap, por intereses compartidos, además de la colaboración de Prodesal que cumplió un rol clave para la selección de productores que participaron de distintas instancias organizadas en las microcuencas de Tomeco y Raqui Alto.


Objetivos permeados por necesidades y oportunidades.

Al respecto, los académicos advierten que “los productores deben enfrentar problemáticas de sequía, incendios forestales y rehabilitación de suelos degradados que los afectarían con mayor intensidad y frecuencia en caso de no adoptar tecnologías específicas y sustentables”. Además que “estos productores están sometidos a constantes presiones productivas y económicas, lo que les limita el acceso a tecnologías eficientes y sustentables que mejoren su capacidad empresarial, y les impide acceder a los instrumentos de fomento que son más apropiados a sus problemáticas”.


También destacan que “están ubicados en una microcuenca, que se presta como una unidad de manejo eficiente para ordenar objetivos de producción sustentable, incluyendo el uso del agua y del suelo”.

Trabajo en terreno


El proyecto se nutrió de diversos proyectos y estudios previos, incluyendo tesis de pre y postgrado de estudiantes de ambas facultades y documentos de otras instituciones, y la transferencia de conocimientos y tecnologías se realizó mediante varias estrategias prácticas y participativas con las comunidades de ambas microcuencas.

El proceso incluyó la implementación de módulos agrícolas, recuperación de suelos y recarga de acuíferos. También se realizaron talleres sobre prevención de incendios y silvicultura preventiva, charlas de expertos sobre temas de interés de participantes, jornadas en terreno y asistencia directa a productores para implementar prácticas.


Y un hito destacado fue la organización junto con Prodesal de un Seminario sobre Cambio Climático el 2023 en Yumbel, que atrajo a más de 300 agricultores.


Microcuenca como clave para mitigar el cambio climático

El proyecto FIC-R “Mitigación de Cambio Climático en Microcuencas” surgió para satisfacer lo que su equipo ha considerado una necesidad ante un crítico escenario global que se debe abordar desde lo local: “la falta de un modelo de gestión que aplique sistemas productivos silvoagropecuarios sostenibles a nivel de microcuenca para contrarrestar los impactos del cambio climático y evitar prácticas de manejo no sostenibles”, enfatizan los científicos de la Ubbsa UdeC.


La razón es que “la microcuenca, definida como un espacio geográfico delimitado que comprende una red de cursos de agua y su entorno, permite una gestión integral de los recursos naturales y una adaptación efectiva a las variaciones climáticas”, aseguran.

Es así que, según plantean, a nivel de microcuenca es posible abordar de forma local, más encauzada y efectiva, a los grandes desafíos climáticos y ambientales y orientar metas de sustentabilidad y sostenibilidad, a través de aspectos como implementar estrategias productivas y medidas específicas en materias como mitigación o adaptación y focalizar los instrumentos con sus concretos a distintos plazos.


“La unidad microcuenca favorece la actualización sobre técnicas y manejos que hoy se consideran fundamentales para un desarrollo económico y sustentable ante escenarios de cambio climático”, añaden.

Por todo ello es que el trabajo a este nivel permite promover una actividad silvoagropecuaria más sustentable, resiliente y sostenible frente a los retos emergentes que plantean las transformaciones a las condiciones consideradas normales en un contexto biogeográfico particular, en variables como temperaturas, precipitaciones y ocurrencia de eventos extremos.


Logros e impacto

En ese marco los investigadores destacan los logros del trabajo en terreno y que transforman en un certero éxito al proyecto.


Lo primero fue el gran alcance de participantes, permitiendo materializar ampliamente el potencial de impacto proyectado.

“En el ámbito agrícola se logró que productores cambiaran sus sistemas de producción”, afirman.


Un gran cambio fue “atreviéndose a cultivos que no acostumbraban y por efectos del cambio climático eran factibles de establecer. Por ejemplo brasicáceas como el brócoli, cultivo temprano de tomate al aire libre, variedades de lechuga de rápido crecimiento y adaptadas a las épocas de otoño invierno o primavera verano”.

También resaltan el uso de tecnologías más eficientes y que liberan horas de trabajo, como sistemas de riego que incluyen la incorporación de los fertilizantes para cultivos al aire libre e invernaderos; uso de micro túnel, acolchado y manto anti heladas como sistemas de protección de cultivo y adelanto de la producción; y adopción de la producción de hortalizas utilizando arena como sustrato.


“En lo forestal se implementaron módulos para el manejo y protección de cauces, así como el control de erosión de cárcavas. También se desarrolló una intensiva capacitación en la prevención de incendios para la protección de la vivienda rural y la silvicultura preventiva de plantaciones para la mitigación de efectos en los predios de los agricultores”, profundizan.

Retos para el futuro


Logros y éxito que llaman a seguir trabajando para abordar nuevos retos y objetivos a futuro, porque hubo materias que quedaron fuera.

“El proyecto evaluó que 100% de las viviendas rurales en Tomeco y Raqui Alto son de riesgo altamente probables de incendiarse. Por ello, una tarea pendiente es determinar mediante modelos cuál es la distancia óptima para dejar libre de vegetación, que garantice que la radiación emitida por el combustible en un incendio deje de ser una amenaza para las viviendas rurales, así como el ancho del cortafuego que dé seguridad a combatientes de incendios forestales”, expusieron.


Y se detectó una brecha importante en la utilización y efectividad de los instrumentos de fomento productivo disponibles para los agricultores, por lo que es importante trabajar para mejorarlo. “Se requiere del trabajo coordinado e integrado de usuarios, profesionales Prodesal y la academia para el ajuste de estos instrumentos y el establecimiento de rutas más efectivas de uso/resultados”, afirmaron.

Por otro lado, se evidenció la necesidad de seguir con las capacitaciones a profesionales de entidades como Prodesal en relación con la disponibilidad y uso de tecnologías e innovación para contribuir en la resiliencia de los cultivos, mejorar la actividad productiva, y avanzar en sustentabilidad y sostenibilidad ante condiciones climáticas cambiantes y problemáticas ambientales globales. Algo que debe ir de la mano con el apoyo directo, oportuno y eficaz a agricultores.


Y resaltaron que se debería avanzar en estudios y trabajos de prospección de áreas hidrogeológicas en la Región del Biobío donde pueden aplicarse técnicas de recarga de acuíferos, e investigar técnicas de restauración del bosque post-incendio forestal.