OSC Biobío es la primera comunidad para Latinoamérica de la global INOSC que fomenta la democratización del acceso a la investigación e información para científicos y la sociedad.
Promover la apertura de la ciencia y el conocimiento para democratizar su acceso.
Es la misión, meta y anhelo con que un grupo de investigadores de distintas universidades regionales se unieron para crear la pionera OSC Biobío, la primera Red de Ciencia Abierta para Latinoamérica de la mundialmente reconocida International Network of Local Open Sciencie & Open Scholarship Communites INOSC (Red Internacional de Comunidades Locales de Ciencia Abierta y Becas Abiertas), integrada por más de 30 entidades de 18 países, sobre todo europeos.
La conformación se consolidó recientemente tras un esfuerzo liderado por el doctor David Ramírez, académico de la Universidad de Concepción (UdeC), junto con la doctora Carolina Quezada de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), iniciando un quehacer que se enfocará en generar iniciativas para difundir conocimientos e incentivar distintos ámbitos de la ciencia abierta.
El concepto de ciencia abierta se materializa con la liberación del acceso y visibilización de la investigación e información científica, por lo que implica varias aristas y una es la forma en que se publica y comunica, asegura Ramírez, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas UdeC.
“Las investigaciones muchas veces se pagan para publicarse en revistas científicas y además para leerse, y son lentos los procesos de evaluación por parte de la editorial y publicación. Pero, existen repositorios para depositar artículos científicos antes de que sean evaluados, los preprints, quedan disponibles de forma inmediata y eso agiliza el acceso a la información”, explica la doctora Quezada, académica de la Facultad de Ciencias Ucsc.
El modelo más reconocido en la academia es publicar el artículo científico, también más limitante que el formato que tiene gran peso en el democratizador paradigma de la ciencia abierta que ha permeado el trabajo de ambos líderes de OSC Biobío, desde donde esperan impactar para crear una cultura de la ciencia abierta.
De hecho, la iniciativa surgió luego de que se conocieran en 2023 en una actividad de difusión sobre preprints al alero de e-Life, prestigiosa revista de ciencia abierta de la que Ramírez era embajador para Chile y Quezada asesora del equipo editorial. Entonces, reconocieron lo poco conocido e infravalorado en el tradicional mundo académico de Chile y Latinoamérica, y se motivaron a instaurar una red local para generar acciones que aborden problemas e impulsen avances.
Y es que el cambio cultural en el mundo científico se genera desde el presente hacia el futuro. Es por ello que “el mayor impacto lo queremos en estudiantes de postgrado, porque a futuro serán lideres de los grupos de investigación y queremos que en su formación esté la cultura de la ciencia abierta, del acceso libre a la información y cómo comunicar de la mejor manera”, manifiesta David Ramírez de cara al horizonte de OSC Biobío, aunque se espera llegar e impactar a científicos senior y/o tradicionales.
Además, resalta que a mediano y largo plazo esperan llegar a impactar en la institucionalidad y políticas públicas que se rigen por lo tradicional.
Y para alcanzar las metas considera crucial hacer parte de INOSC. “Hacer parte de esta comunidad nos permite amplificar el impacto. En Estados Unidos y Europa están 10 o 15 años más adelante que nosotros en lo que se refiere a ciencia abierta y cómo se trabaja con la academia y sector privada, por ello es muy importante tener apoyo y contacto directo a través de este network. Con cada una de las comunidades podemos hacer cosas y existen becas de movilidad”, destaca.
Carolina Quezada cuenta que para abordar sus objetivos el quehacer de OSC Biobío se centrará en entregar conocimientos sobre preprints y ciencia abierta en la comunidad científica, crear espacios de divulgación y vinculación con la comunidad, y establecer o potenciar redes de colaboración en la Región.
El reto actual es darse a conocer para convocar más integrantes y lograr alcance regional. Actualmente participan docentes y estudiantes de las citadas casas de estudio y la Universidad Andrés Bello sede Concepción, a quienes esperan sumar de distintas instituciones académicas.
Y el primer evento será un workshop sobre preprints que se realizará el 13 de agosto en la Ucsc en colaboración con la UdeC.
Además, se proyecta desarrollar un plan de actividades de socialización en espacios fuera de la academia como bares para llegar a nuevos públicos y participantes.
Para los líderes y creadores de OSC Biobío su existencia es relevante, como también las diversas iniciativas que abordan la ciencia abierta en alguna arista o a distintos niveles que existen en Chile y la región, porque su promoción y cambio cultural se considera necesario tanto por implicancias para la comunidad científica como la general.
Uno de los puntos más críticos es el económico y las brechas por la baja inversión a la ciencia y tecnología que caracteriza a países latinoamericanos a diferencia de naciones desarrolladas como las europeas o Estados Unidos, resaltan David Ramírez y Carolina Quezada.
Chile invierte sólo 0,4% del PIB en estas áreas, mientras el promedio de naciones Ocde es 2,4%. Así que los recursos disponibles son escasos y altamente competitivos de obtener, donde la mayor proporción se da desde fondos públicos que principalmente administra la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (Anid), mientras la inversión privada es baja.
Sin embargo, para adjudicar proyectos que permitan desarrollar investigaciones y avanzar en la carrera académica se evalúa la productividad científica que se basa en la publicación de artículos, que suelen ser requeridos como productos en los objetivos si las iniciativas se seleccionan.
“Para publicar artículos científicos tenemos que pagar en una revista una cantidad que puede ascender a 10 mil dólares, y es un dinero que sale del heraldo público. Lamentablemente, en Chile y Latinoamérica nos evalúa en base a las publicaciones, pero no tenemos un presupuesto para publicar”, advierte Ramírez. “Hay algo que no está funcionando muy bien”, afirma.
El costo de publicar varía según la revista con su potencial de impacto y prestigio: más alto, más caro.
“Entonces, se genera un monopolio de revistas de alto impacto que se empieza a viciar, cada vez cobran más y cada vez es más difícil acceder, y en los lugares donde se hace ciencia con menos recursos pueden acceder menos. Y se genera un círculo de discriminación, incluso para los países que son más pobres”, profundiza Quezada.
Una situación diferente ocurre con los preprints y repositorios, por eso son sostén de la ciencia abierta y se asumen clave para acortar brechas. “Disponer prepints se está haciendo frecuente en Europa y Estados Unidos. Y es una forma de abrir la ciencia y hacerla más inclusiva, porque sirve como una forma de mostrar lo que se está haciendo y agilizar el acceso a la información”, resalta Quezada.
Algo que puede ser hasta vital. De hecho, asegura que “para la pandemia de Covid-19 fue super importante la publicación en esos repositorios, porque así se pudo tener más rápido información, por ejemplo, para avanzar en vacunas”.
Al cambiar los paradigmas y abrir la ciencia para apoyar a los científicos y favorecer sus avances, entonces desde los científicos se van generando implicancias para la sociedad general en cuanto a acceder a conocimientos y soluciones que pueden tener alto potencial de impacto para las decisiones y bienestar.
Por ello un gran propósito y anhelo es que en el sistema de ciencia e investigación de Chile y Latinoamérica exista valorización al formato. Y por eso es tan importante partir por visibilizar y dar a conocer el rol que es considerado en países desarrollados, pero poco reconocido en estas latitudes, tanto por personas como instituciones.
David Ramírez destaca como ejemplo la situación en Reino Unido, que conoció por su implicación en una iniciativa internacional y le permitió evidenciar que investigadores tienen claro el concepto de preprint y que este tipo de publicaciones se les pide para graduarse de programas. También dice que en Estados Unidos es válido para obtener financiamiento.
“Hice el ejercicio con directores de postgrado de acá y la palabra preprint no todos la conocen y algunos tienen concepto errado. En nuestra Universidad para graduarse un estudiante debe ve tener un artículo publicado. Institucional y gubernamentalmente los preprints no existen o no son tenidos en cuenta. Es una falla grandísima, ofrece limitaciones sobre todo para el desarrollo profesional, y ahí es donde queremos impactar”, sostiene.
En este sentido afirma que “es un cambio complejo, pero si pasa en Estados Unidos y Europa acá va a pasar también, pero nuestro deber es impulsar que llegue rápido y no en 15 años más”.
Así se favorecen otras aristas de la ciencia abierta y en las que se ha ido avanzando en Chile, que en su amplio abanico destaca la equidad de género e igualdad de oportunidades para acceder a recursos o becas, tener acceso libre a los datos para generar investigaciones, y la comunicación científica a la comunidad general.
Para saber más sobre OSC Biobío están los perfiles en Instagram, Facebook y Twitter, el correo electrónico osc.biobio.chile@gmail.com y la página web oficial https://osc-international.com/osc-biobio/.