En el área del humedal Laguna Verde, rodeado de bosque nativo, se realizan acciones para plantar, recuperar y conservar su flora nativa.
Maqui, Peumo, Olivillo, Pitao, Huillipatagua, Litre, Boldo, Corcolén, Pelu, Corontillo, Voqui Colorado, Calle-Calle, Chupalla, Quebracho y Arrayán son las especies de flora nativa, varias amenazadas y algunas hasta en peligro de extinción, que se han estado viverizando y plantando para protagonizar un proyecto de restauración ecológica para conservar biodiversidad dentro del Parque Museo Pedro del Río Zañartu.
El trabajo se realiza en el sector denominado como Mirador Laguna Verde, ecosistema de quebrada y humedal que está dentro de las 552 hectáreas del lugar que resguarda gran riqueza natural e histórica en el Gran Concepción desde antaño y cuyo equipo trabaja a diario para preservarlo para el futuro.
En 1938 se abrieron las puertas al público y hoy son 300 mil las personas que cada año llegan a disfrutar de los únicos e imponentes paisajes propios de la zona biogeográfica, volviendo al espacio como uno clave en materia de protección y conservación de invaluable patrimonio natural, también sociocultural, y por ello tiene doble declaración como Santuario de la Naturaleza.
Porque Javiera Matus de la Parra, directora ejecutiva del Parque Museo, cuenta que humedales, borde costero y fluvial, y relictos de bosque esclerófilo son parte los ecosistemas nativos que posee, dada su ubicación que se adscribe a la comuna de Hualpén. Allí habitan especies autóctonas de flora, fauna y hongos; muchas bajo amenaza y vulnerabilidad.
Y por eso, destaca, están implementando plan de gestión patrimonial con énfasis en actividades de divulgación científica y educación ambiental, de la mano de fortalecer el cuidado de áreas verdes y ecosistemas. Las acciones permiten prevenir riesgos ambientales.
Bajo ese marco está el proyecto de restauración ecológica, acción que se considera crucial para la preservación, porque su fin es recuperar a la biodiversidad propia de un lugar con sus características, complejidad y vitales funciones. Por eso “Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración” es el lema que la ONU definió para el Día/Mes Mundial del Medioambiente 2024.
La iniciativa del Parque Museo la implementa un equipo liderado por el ingeniero agrónomo Diego Aguilera y el biólogo Rodrigo Toledo, y se enfoca en un área de 0,2 hectáreas.
La elección fue por su ubicación estratégica: al ser una pendiente de desplazamiento hídrico, la plantación nativa permitirá proteger el suelo de la erosión, resguardando al humedal Laguna Verde que alberga uno de los bosques mejor conservados en el Parque Museo.
Es así que se espera prevenir el riesgo de incendios forestales que han afectado a la zona del Mirador Laguna Verde en los últimos años y favorecer su atractivo turístico.
La restauración resulta de un proceso que implica varias labores.
Y desde el equipo cuentan que lo primero fue remover una superficie de 2 mil metros cuadrados cubierta con vegetación exótica, para luego realizar trabajos de control de erosión de suelo. “Esto favorece la infiltración de agua en el suelo del cerro y evita que muchos sedimentos y materia orgánica escurran a la parte baja de la ladera donde está el humedal”, explican.
Después, en mayo, comenzó la plantación con flora nativa propia del lugar y propagada dentro del Centro del Flora/Vivero del Parque Museo. 56 núcleos y más de 270 ejemplares de especies nativas se han plantado.
“A la fecha se ha logrado reforestar la mitad de la ladera y se proyecta el fin de la intervención para el próximo otoño (un año más)”. Ahora se trabaja en el vivero para propagar más arbustos y flores nativas que se planten en el lugar y aportar visualmente al paisaje.
Para el éxito del proceso destacan como relevantes las acciones de vinculación con comunidades.
Así, personas trabajadoras del Parque Museo han recibido charlas; el grupo de vinculación territorial de la Universidad de Concepción realizó labores de voluntariado para aportar en labores clave para el desarrollo del proyecto; y se han activado instancias educativas en el Centro de Flora del Parque Museo. Y las actividades continuarán este segundo semestre.
El plan de gestión patrimonial con sus distintas acciones y el proyecto para restaurar ecosistemas hacen parte de esfuerzos impulsados por el interés de fortalecer la gestión medioambiental dentro del Parque Museo Pedro del Río Zañartu, donde el origen y motivación está en una necesidad: abordar y controlar las amenazas que existen dentro del recinto y en particular en el sector del Mirador Laguna Verde donde está el foco, resaltan los profesionales a cargo del proyecto de restauración ecológica Diego Aguilera, asesor en gestión de flora para la viverización, y Rodrigo Toledo, asesor en gestión botánica para el Vivero y gestión de humedales en el Parque Museo.
El Mirador Laguna Verde se emplaza en una quebrada con bosque nativo que termina en el humedal que le da nombre, siendo de gran atractivo turístico por las vistas que ofrece y de gran valor como ecosistema al ser hábitat de diversas especies de flora y fauna, además que en el humedal anidan muchas aves. Por ello es un área prioritaria para la preservación y de interés de muchos científicos que realizan investigaciones allí.
Pero, el equipo relata que se dio un rápido crecimiento de los exóticos pino y espinillo en el bosque nativo.
Algo que ha perjudicado visualmente al paisaje que tanto disfrutan quienes visitan el lugar, pero sobre todo advierten que la invasión de estas especies perjudica al hábitat natural de árboles y arbustos nativos, ocupando espacio, agua y nutrientes. También destacan que, por las características de esta flora exótica invasora, se ha favorecido que existan focos de incendios forestales durante los últimos veranos.
Así, con el proceso de restauración ecológica “se busca favorecer la retención hídrica en la cuenca y aportar en la prevención de incendios forestales a futuro dentro del Parque”, aseguran. Y en este escenario se aporta al valor y atractivo turístico.
Por su envergadura, el proyecto de restauración ecológica es desafiante en su implementación y sobre todo mantención de resultados.
“Los principales desafíos están asociados a las acciones posteriores a la reforestación: el monitoreo de los atributos ecológicos y de las amenazas que pueden afectar el éxito del proyecto. El monitoreo activo debe traducirse en un manejo adaptativo que busque corregir los problemas que enfrenten. Por ejemplo, hemos identificado riesgos asociados al potencial invasor de los pinos y de hervivoría asociada a conejos, además de otros factores como el riesgo de incendio y malas prácticas de visitantes”, detallan desde el equipo.
En este marco se han considerado medidas como establecer protecciones para los árboles nativos plantados, incorporar letreros informativos y enriquecer el banco de semillas.
Además, destacan al vital apoyo del Parque Museo y su personal para mantener los resultados de la restauración más allá del fin de este proyecto.
Y es que su implementación es aún más relevante que desafiante.
“Estas acciones contribuyen a poner en valor el patrimonio natural existente dentro del Parque, al establecer distintas especies nativas y endémicas de este territorio. Unas se encuentran en alguna categoría de conservación, como el Pitao que es un árbol en peligro de extinción o la Huillipatagua que es considerada vulnerable a la extinción. Además, se contribuye a disminuir la presencia de flora exótica e invasora dentro de estos bosques-relictos, que puede desplazar a las plantas nativas que albergan y son aporte en la vida de muchos insectos y aves que habitan el Parque y la Península de Hualpén”, enfatizan Aguilera y Toledo.
Además, está el aporte en la prevención de incendios forestales a futuro, que también es otra gran amenaza a la conservación de esa rica y única biodiversidad que alberga el patrimonial espacio y que se debe proteger.