Ciencia y Sociedad

Salud primal y lo vital de cuidar a la madre en su etapa perinatal

El primer periodo de la vida, desde la gestación al año fuera del útero, tiene efectos a largo plazo y por eso hay que proteger a las mujeres que se hacen cargo porque también viven un proceso sumamente crítico y sobre todo postparto.

Por: Natalia Quiero 12 de Mayo 2024
Fotografía: Andrés Oreña

“Tenemos que ser una comunidad más acogedora del primer periodo de la vida con ese bebé que nace y con la mujer que se hace cargo”.

Es un gran desafío social que destaca la matrona especialista en perinatología y salud mental Yolanda Contreras, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC) donde dirige el Diplomado en Salud Primal, cuyos fundamentos científicos nutren su convicción sobre la importancia de cuidar con tanta delicadeza como fortaleza a quienes inician su ciclo vital y que significa cuidar especialmente a la madre como figura esencial la crianza.

Por su rol es que la maternidad se celebra en Chile junto y otros países cada segundo domingo de mayo, y sobre cuya necesaria protección ahonda la doctora Contreras.

Periodo crítico

La salud primal aborda los efectos de largo plazo de vivencias en la gestación, nacimiento y primer año de vida. Aunque la académica considera que hasta los tres años se debe extender el crítico periodo primal, donde se cimentan las bases de lo que será una persona y, por ende, la sociedad.

Ahí lo doblemente crítico del periodo perinatal, embarazo, parto y postparto. Por eso su llamado a acoger a mamás y promover su bienestar, en lo que quiere profundizar con su línea de investigación en salud mental perinatal que busca consolidar en torno a sus bases bioquímicas.

“Primero, la mujer vive un proceso rápido de adaptación hormonal. Hay una base neurobiológica en transición y de alta vulnerabilidad”, precisa. Esto se relaciona con la lactancia y que el organismo transite biológicamente hacia su estado previo a la gestación, que se puede manifestar en el estado anímico.

Se añade lo emocional y social.

“El periodo postparto es muy demandante. Existe la exterogestación, primeros 9 meses en que el bebé es altamente dependiente de la madre”, releva. Entonces, es agotador a nivel físico y mental, se duerme y descansa poco, pero se está alerta y atiende mucho.

“La primera gran sobrecarga es en relación con expectativas versus demandas, que pueden causar cierta inseguridad sobre las competencias para comprender las necesidades del hijo”, afirma la investigadora. Alimentación, sueño, malestar, estimulación e higiene son demandas diarias a las que responder, sabiendo identificar llantos y expresiones de quien no sabe hablar o indicar qué quiere o le duele.

Todo transcurre “mientras el apoyo social se retira un poco, porque el bebé nació en buenas condiciones y hay que dejar que ella se adapte a su maternidad, además hay mujeres que quieren ese espacio cerrado. Sin embargo, por la alta demanda necesitan ayuda”, plantea. En este contexto agrega que el entorno suele manifestar su preocupación en cómo está creciendo el bebé, pero no siempre en cómo va sintiéndose la madre.

Tema aparte es si está el padre y hay corresponsabilidad en crianza y otras labores, o si la maternidad se vive junto a otras figuras significativas o en soledad.

Especial lugar da la doctora Contreras al amamantar: “una de las cosas más importantes en el periodo de postparto es la lactancia, pero debe ser disfrutada por la madre y bebé”. Se genera estrés si hay complicaciones en este proceso que en sí mismo es demandante.

Salud mental

En un contexto de adaptaciones biológicas y socioemocionales la salud mental se hace vulnerable.

Así se reconoce un normal y breve “baby blue” o tristeza postparto, afirma la matrona, que se manifiesta con cambios de humor y sensaciones como preocupación, infelicidad y agotamiento que como máximo duran las dos primeras semanas postparto.

La mantención deviene en depresión postparto que afecta de 10% a 30% de las mujeres y como todo trastorno depresivo puede ir de sintomatología leve a severa y siempre requiere evaluación que determine necesidad de intervención que puede ser terapia e incluir fármacos para controlar y reducir riesgos e impactos, expone.

Afectaciones sobre el ánimo que influyen en actividades, relaciones y calidad de vida cotidiana pueden sufrir las mujeres con depresión postparto, que varían en intensidad y en casos más complejos repercute en los cuidados a bebés.

Sobre recientes investigaciones prospectivas, Contreras cuenta que lo fundamental es el efecto socioemocional de hijos de madres que han tenido depresiones severas y sin tratamientos. “La figura materna, que da los cuidados primarios, da los lineamientos del apego seguro. Frente a una inestabilidad emocional de la madre el niño va a tener inestabilidad de identificar el apego seguro en sus relaciones”, profundiza.

Proteger a las madres en el periodo perinatal para promover el bienestar de la sociedad futura

Así que para trabajar en abordar el gran desafío que es acoger a quienes viven y cuidan el primer periodo de la vida, hay varios otros desafíos que abordar en materia de salud pública y sociales, asevera la experta en salud primal y mental Yolanda Contreras, académica del Departamento de Obstetricia y Puericultura de la UdeC.

Llegar a tiempo

Un importante reto, por las implicancias presentes y futuras, es avanzar en lo que respecta a hacerse cargo de la depresión postparto, lo que implica identificarla y tratarla de forma oportuna, pero también en una perspectiva de prevención o reducción de riesgo.

Sobre ello precisa que “en el sistema público se hace un screening a los 2 meses postparto”. Cuando se detecta la sintomatología depresiva entonces se deriva a la respectiva evaluación clínica que indica la intervención requerida por cada mujer para controlar el trastorno.

Sin embargo, la investigadora advierte que la brecha está en el seguimiento, evaluar regularmente qué pasa con tal de saber la adherencia y/o efectividad del tratamiento y el desenvolvimiento cotidiano.

Además, releva que “hay muchos factores de riesgo de depresión postparto que se pueden identificar antes y nos lleven a pensar que es una mujer a la que tenemos que estar atentos y cuidar más”. Por ejemplo, la presencia o ausencia de red de apoyo se hace patente desde el embarazo, y las dificultades en la lactancia se evidencian precozmente.

Esta identificación permite reconocer las necesidades individuales en relación con las aristas en las que se puede actuar para reducir los factores de riesgo y aumentar los protectores que permitan evitar que se gatille el cuadro depresivo o bien detectarlo para iniciar su abordaje precozmente para controlar la sintomatología y disminuir todos sus efectos de corto, mediano y largo plazo.

Promover y proteger

“Lamentablemente, cuando hablamos de salud mental perinatal siempre caemos en lo que tiene que ver con los trastornos y el desequilibrio de la salud”, advierte la doctora Contreras. Ello devela otro gran desafío y en su opinión el con más potencial de impactar a nivel íntimo y colectivo: la promoción de la salud y el bienestar en la madre, así de la diada que conforma con su bebé o de la triada si también está el padre y de las familias, pero con implicancias que pueden trascender a toda la sociedad.

Según la Organización Mundial de la Salud se debe concebir a la salud como estado de bienestar físico, mental y social, que trasciende a un diagnóstico, aunque las acciones promotoras conllevan a prevenir o controlar patologías.

Así que es tanto desde el sistema de salud mediante políticas y estrategias concretas, pero sobre todo con aportes desde lo comunitario e íntimo que se puede y debe hacer algo para proteger a las madres con sus hijos y promover su bienestar. Cada acción se suma y cada persona que tenga a una mujer viviendo el periodo perinatal tiene formas como ayudar.

“La vida es compleja y diversa. Tenemos que aceptar que no vamos a poder cambiar el mundo con una varita mágica, pero hay factores que dan satisfacción solo por experimentarlo: un abrazo, un saludo y hoy hasta un mensaje por WhatsApp puede alegrar el día. Entonces, hay que buscar qué instancias o posibilidades tiene cada persona de ayudar a una persona que esté en una condición de vulnerabilidad o en un periodo que requiere protección como el perinatal”, manifiesta.

Así, ante la presencia en la red de alguien que esté en este periodo, gestando o en crianza temprana, invita a preguntarse “qué le puedo ofrecer como un espacio de protección, que puede ser desde una llamada hasta ayudar en alguna labor doméstica”. Lo trascendente es que no sea a una conversación o visita acotada a saber del bebé, sino del estado y necesidades de la madre o familias. “Todos podemos ayudar y hay que buscar las formas en cómo podemos contribuir a promover el bienestar de la diada o triada para que no vivan la maternidad y paternidad con tanta soledad e incertidumbre, y puedan consolidar una en compañía y armonía”.

“Regalonear y dar un espacio de respiro a la mujer, brindar la confianza para cuidar a su bebé un momento mientras descansa, se arregla o da un baño relajado son parte de esos pequeños detalles que pueden hacer grandes diferencias en las emociones de las personas”, sostiene. Son pequeños detalles que permiten brindar una protección que puede hacer grandes diferencias para promover un bienestar perinatal y primal con efectos del presente al futuro.

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