Desde la Ucsc se lideran dos proyectos que permitirán tener datos para comparar lo que ocurre en Chile con otros países.
Los efectos que las manifestaciones del cambio climático y el deshielo glaciar puedan tener sobre la biodiversidad de un especial e importante grupo de insectos dulceacuícolas que habitan ecosistemas de ambientes glaciares al extremo sur chileno, que albergan una de las mayores reservas de agua dulce, es lo que investiga la ciencia local.
Se trata de un trabajo liderado desde la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) por la doctora Maribet Gambia, académica de la Facultad de Ciencias, quien dirige dos proyectos recién adjudicados que permiten potenciar los recursos disponibles y objetivos científicos para responder relevantes preguntas.
Por un lado está la selección en la última convocatoria del Fondecyt Regular que otorgó financiamiento para ejecutar cuatro años de investigación, además de un fondo Erasmus+KA171 de la Eszterházy Károly Catholic University de Hungría que financia el Estado Europeo por tres años y permitirá la realización de pasantías a estudiantes de ambas entidades junto con la investigación.
El proyecto con la entidad europea tiene como fin la promoción del intercambio científico e internacionalización y la investigadora lo realiza en colaboración con el doctor Dávid Murányi, con quien lleva más de 15 años de trabajo conjunto mediante distintas iniciativas en las que complementan sus especialidades para responder preguntas de interés compartido.
En específico, Murányi es taxómono y ecólogo, mientras Gamboa aporta en materia de genética. A ese alero es que la científica local relevó que juntos han estudiado la biodiversidad de insectos en distintas áreas del planeta, pero principalmente ambientes extremos como sitios de profundidad o glaciares en regiones de Asia, Europa y América del Norte. Ahora es el turno de Chile y un interés que les mueve es contribuir con evidencias que permita generar una comparación mundial.
“La biodiversidad de glaciares ha sido estudiada por investigadores de distintas universidades en Chile. Y en glaciares de diferentes zonas hay unos insectos pequeñitos y colegas han estudiado presencia o ausencia. Pero, no se sabe acerca de la ecología, comportamiento y genética para saber cómo se adaptan a ese clima, si está asociado a poblaciones de insectos en otro tipo de glaciares, o qué población es única”, explicó la doctora Gamboa.
Llenar esos vacíos de información es el desafío de este estudio que es el primero en torno a en esta temática no sólo para Chile, sino que en Sudamérica.
En ese horizonte es que la investigadora expuso que para meses venideros se tienen planificadas la materialización de las pasantías junto con el desarrollo de actividades en terreno como muestreos y trabajo de laboratorios para analizar las muestras y obtener datos que lleven a responder preguntas de distinta índole para comprender a este grupo biológico.
Y destacó que primeras grandes interrogantes son por qué y cómo habitan en estos extremos ambiente. Además, es crucial saber qué sucede con su presencia ante alteraciones de sus condiciones naturales producto de la mayor temperatura y deshielo que propicia el calentamiento global y cambio climático.
Conocimientos de importancia para el bienestar de la naturaleza y humano, porque afirmó que los insectos dulceacuícolas son un eslabón clave de la cadena trófica de ecosistemas que habitan e indicadores del cambio climático en relación con responder ante las distintas manifestaciones locales que este fenómeno global puede tener como el incremento de las temperaturas promedio o reducción en las precipitaciones, por sólo mencionar un ejemplo.
Al respecto, explicó que estos organismos “están muy asociados al cambio ambiental, ya sea en la temperatura, humedad o algún factor en el río. Ellos son los primeros en darnos una alerta”. Así, junto a su equipo quieren saber si la presencia o ausencia de individuos se debe a aumento de temperatura por el cambio climático.
Por otro lado, relevó que estas especies son parte de la dieta de peces, incluyendo algunos de consumo humano e interés comercial como el salmón. “Además, muchos de estos destruyen la materia orgánica presente en los ecosistemas”, apuntó.
En este sentido, la académica aclaró que por la colaboración internacional en torno a esta investigación existen datos de insectos dulceacuícolas en Hungría, Alemania, Estados Unidos y Japón que construyen una línea de evidencias que sustenta el desarrollo de este estudio pionero a nivel nacional y sudamericano.