Ciencia y Sociedad

Nanoplástico en agua embotellada: alarma que encendió la ciencia

Hasta 400 mil fragmentos de estas partículas invisibles al ojo humano se hallan en este común producto.. La absorción e implicancias orgánicas del consumo no están determinadas, pero su ingreso al organismo se asume como un hecho con potenciales nocivas consecuencias e insta a seguir estudiando.

Por: Natalia Quiero 01 de Febrero 2024
Fotografía: Agua embotellada nanoplástico

Hasta 400 mil fragmentos de nanoplástico puede haber en un litro de agua embotellada. Eso concluyó un estudio que se publicó en enero en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Un trabajo de investigadores de las universidades de Columbia y Rutgers de Estados Unidos, que analizaron muestras de tres marcas populares de agua embotellada, cuyos resultados encendieron las alarmas a nivel internacional y en Chile, por lo común que es la venta y consumo del elemento.

El foco estuvo en partículas tan pequeñas que son invisibles al ojo humano; se miden con la escala del nanómetro, la mil millonésima parte de un metro. Es mucho más pequeña que la micra con la que se puede medir el espesor del cabello humano: 83 micras. Y hallaron que las minúsculas partículas iban de 110 mil a 400 mil por litro y el promedio fue 240 mil.

Hallazgo de impacto

Un hallazgo que abordó el doctor Mauricio Urbina, académico del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción (UdeC), quien se ha dedicado a investigar distintas aristas del problema de la contaminación por plástico.

“En términos amplios, el estudio afirma que el nanoplástico es capaz de entrar y ser absorbido por distintas partes de nuestro organismo”, resaltó como primer aspecto el también investigador del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) de la UdeC.

Una afirmación con la que se declaró “completamente de acuerdo”, incluso cuando investigaciones sobre absorción por parte de los organismos de los fragmentos plásticos son incipientes, por ende las evidencias comienzan recién a generarse sin ser concluyentes, al igual que en términos de los efectos y daños orgánicos. “Pero, una partícula tan pequeña como nanoplástico efectivamente puede pasar a través de nuestros intestinos, pulmones, llegar al torrente sanguíneo y desplazarse a todos los órganos irrigados”, sostuvo.

El reciente estudio ocupó microscopía para detectar plásticos a escala nano en una muestra de agua, ampliando los conocimientos que existían. Porque investigaciones previas analizaron microplásticos ligeramente mayores, miden menos de 5 milímetros, hasta una micra, en el agua embotellada. Y ahora los científicos descubrieron de 10 a 100 veces más nanoplásticos que microplásticos.

La técnica específica que permitió llegar al resultado se llama Raman y según explicó el doctor Urbina “el microscopio lo que nos permite ver es cómo los electrones rebotan o se absorben en estas distintas partículas de plástico. Por lo tanto, es muy interesante lo que los científicos desarrollaron”.

Los investigadores utilizaron este método para detectar la presencia de hasta 7 polímeros, pero reconocieron que censaron sólo 10% de las partículas de polímero que había en la muestra. Así, hay 90% que pertenecen a otro tipo de partículas.

En efecto, el académico enfatizó que “todavía queda muchísimo trabajo por hacer”.

Proceso productivo

Los descubrimientos apuntarían al proceso productivo en torno al agua embotellada, como podría ser para otros productos embotellados o envasados en plástico, aunque cada vez hay más acciones para reducir su uso o transformar las matrices a unas renovables o biodegradable. El grave problema se cuantifica en que la producción mundial de plástico es de 430 millones de toneladas al año,  cerca del 20% son botellas plásticas y la mayoría son elementos desechables.

Al respecto, Mauricio Urbina planteó que el embotellamiento es plástico y de polietileno tereftalato (PET). Por eso no sorprende que en la manufactura, filtrado y embotellado se genere una matriz con más partículas plásticas que un curso natural de agua. “Incluso tomar el agua de la llave probablemente tenga menos concentración de microplásticos o nanoplásticos”, cerró.

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