Valioso patrimonio natural e histórico resguarda el espacio de 552 hectáreas que esta semana sufrió un incendio que se contuvo rápido, pero patentó la vulnerabilidad ante actos que surgen del desconocimiento e irresponsabilidad.
“Podría haber sido una tragedia. Podríamos haber perdido una extensión importante del bosque nativo presente. Sin embargo, sólo tenemos que lamentar 0,6 hectáreas, y que lo que se quemó corresponde a pinos, eucaliptus y matorrales”.
Son las palabras de calma, tras experimentar junto a su equipo un profundo temor, que dio Javiera Matus, administradora ejecutiva del Parque Museo Pedro del Río Zañartu, luego que se controlara el incendio que afectó la mañana de este 24 de enero a un espacio que alberga invaluable riqueza natural e histórica dentro del Gran Concepción.
Es que se movilizaron velozmente compañías de Bomberos de Hualpén, Talcahuano y Concepción, y brigadistas de Conaf. Así se pudo contener el siniestro y seguir preservando el patrimonio que se resguarda dentro de las 552 hectáreas que más de 300 mil visitantes disfrutan cada año, como lo han hecho varias generaciones de personas y se espera que lo puedan seguir haciendo muchas más en el futuro.
Y para ello Matus aseguró que el aporte individual y colectivo del público es el crucial, con acciones basadas en la consciencia y responsabilidad mientras recorren y aprovechan el parque, senderos y jardines emplazados en medio de diversos ecosistemas nativos.
De hecho, relevó que el continuo patrullaje que realizan sus equipos permitió detectar los focos a tiempo y controlar el incendio. Y así podrá ser en el futuro y también para prevenir emergencias, en lo que visitantes tienen mucho que aportar con un rol tan activo como precavido. Para ello, enfatizó, es vital la educación ambiental, de la que coincidentemente cada 26 de enero celebra su día a nivel internacional para relevar su papel y promover estrategias en la materia que también se han desafiado en abordar en el Parque Museo con distintas acciones como un taller que se celebró ayer bajo el título “De la semilla al bosque”.
El acento es entregar a visitantes distintas herramientas para que conozcan y cuiden este doble Santuario de la Naturaleza, aunque útiles para la biodiversidad en general, aportando desde el presente a preservar este legado para el futuro.
Porque en 1917 Pedro del Río Zañartu, poco antes de su muerte, donó a la ciudad el fundo que fuera de su familia por muchísimos años. Allí una casona que data de los tiempos de la Colonia se emplaza como museo entre ecosistemas nativos que dan vida a un parque que abrió sus puertas al público en 1938.
Parque y Museo tienen declaratoria de Monumento Nacional y Santuario de la Naturaleza desde 1976. Además, el 18 de diciembre de 2023 se declaró un segundo Santuario de la Naturaleza al borde río-humedal Desembocadura Río Biobío.
“El Santuario se creó para resguardar tanto su patrimonio natural, asociado al relicto de bosque nativo y al entorno biogeográfico costero/fluvial, como su patrimonio cultural caracterizado por la presencia de sitios arqueológicos, históricos y formas de vida tradicionales como un diverso mundo Funga y de aves costeras”, destacó Matus.
Porque, dada su ubicación, el parque posee distintos ecosistemas nativos como humedales, borde costero y bosque esclerófilo. Y son tan únicos como vulnerables: albergan hábitats de diversas especies de flora, fauna y hongos, y muchas están amenazadas y hasta en peligro de extinción, aseveró.
“Ante incendios forestales se arriesgan pérdidas irreparables de bosques centenarios como boldos, olivillos y huillipatagua. Dentro del parque también habitan especies endémicas como el monito del monte y hemos tenido avistamiento de guiñas. Toda esta flora y fauna se pone en riesgo en caso de incendios forestales que destruyen en forma implacable todos estos ecosistemas”, advirtió Javiera Matus.
Y en la Casona Museo, también protegida al alero de la ley chilena, residen cinco colecciones con piezas traídas desde cinco continentes en cuatro viajes por el mundo que realizó Pedro del Río. Hay otras incorporadas en tiempos posteriores, como la de Violeta Parra que resguarda objetos que formaron parte del Museo Nacional del Arte Folklórico que creó cuando investigó en Biobío entre 1957 y 1958.
En semanas recientes, la importancia de preservar el Parque Museo Pedro del Río Zañartu como un bien público recibió un espaldarazo: el Consejo Regional del Biobío aprobó $2.520 millones para su mantención. La subvención permitirá fortalecer los equipos de trabajo, cuidar todos los espacios naturales, y potenciar la programación de actividades pedagógicas que se levantan desde hace casi un año, luego que Javiera Matus asumió la administración.
El foco en educar es el corazón del proyecto de gestión patrimonial que propuso el equipo que lidera la primera mujer en ejercer el cargo, para el que fue elegida por la gobernanza que gestiona al Parque Museo e integran el Gobierno Regional del Biobío junto con los municipios de Hualpén y Concepción. El hito se concretó tras releer el testamento del filántropo penquista en una sesión a inicios de 2023.
El reciente incendio, potencialmente devastador, evidenció una patente vulnerabilidad del lugar patrimonial y que optaron por el camino correcto en que avanzarán con más ímpetu sustentados por los recursos disponibles.
Como base del esfuerzo, la administradora sostuvo que “el Parque Museo tiene un gran potencial educativo, desde lo patrimonial e histórico y todo lo que se relaciona con las ciencias naturales y el medioambiente”. Además, enfatizó que cristaliza una misión original: “preservar, conservar y potenciar el patrimonio natural y cultural legado por don Pedro del Río Zañartu, siendo un agente educativo, recreativo, cultural y ecoturístico orientado a todo público y de manera especial a los habitantes de la Región y del Gran Concepción, en un contexto de sustentabilidad y equidad social”.
Y también afirmó que “por generaciones se acercan las familias a realizar actividades de balneario, lo que no siempre está en sintonía con la protección de este Santuario de la Naturaleza”.
En este sentido resaltó que, tras analizar los distintos usos que visitantes dan al parque, notaron que gran parte de los impactos medioambientales que producen tienen que ver con carencia de información sobre cuidado al entorno y de lo vital de la naturaleza con su protección.
Es decir, hay carencia de educación. Esa brecha significa desconocimiento y falta de consciencia e irresponsabilidad, traducida en acciones como cortar flora nativa, acercarse y perturbar a la fauna, dejar desechos y contaminar ecosistemas o generar riesgos de incendios.
Ante este escenario la convicción es que se protege lo que se quiere y que se quiere lo que se conoce. El espíritu de la educación ambiental es acercar el conocimiento sobre la naturaleza a las personas, para que la quieran y protejan, y así aporten a preservarla.
Javiera Matus contó que como administración se han dedicado a activar por primera vez en la historia del Parque Museo una cartelera de talleres y rutas pedagógicas con foco en la educación ambiental y las prácticas artísticas.
Para ello, en abril de 2023 se creó el área de Cultura y Patrimonio a cargo de Vanessa Morales, explicó que como unidad “busca educar a diversas comunidades en relación con los diferentes patrimonios en un contexto de sustentabilidad y equidad social, para generar espacios de interacción educativa y cultural que propicien apertura al conocimiento, la exploración, el análisis, la reflexión, al crecimiento emocional y una mayor conciencia de sí mismo y el entorno”.
En ese horizonte impulsan distintas acciones para públicos de todas las edades en relación con los diferentes espacios y ecosistemas del Parque Museo. “El objetivo de estas experiencias son dar a conocer, incorporar, sensibilizar e invitar a conectarnos con la biodiversidad, flora, fauna, bosques y cuerpos de agua de nuestro parque”, aseguró.
Y el potencial de impacto del trabajo se puede dimensionar en la recepción de la cartelera que desde mayo pasado vienen desarrollando en eventos en fechas especiales como el Día de los Patrimonio, la Feria del Día de la Fauna o vacaciones de invierno; todas con asistencia de más de 5 mil personas.
Ahora se despliega un programa de verano con actividades gratuitas y familiares proyectadas para culminar el 2 de febrero. La oferta incluye talleres, rutas especiales por locaciones del espacio e instancias de divulgación científica junto con el Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción.
A lo especial siempre se suman los tradicionales tours por la Casona Museo o los distintos ecosistemas en que está inmerso el Parque.
Información sobre oferta de actividades, horarios del Parque y Museo (varían), cambios por contingencias, y contenidos básicos para realizar visitas seguras está disponible en los perfiles de redes sociales @parquemuseoprz y la página web www.prz.cl.