Documental releva rol de las campesinas sobre bienestar y sustentabilidad del Biobío

26 de Enero 2024 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: Equipo realizador de "La agroecología tiene rostro de mujer".

"La agroecología tiene rostro de mujer" es un proyecto local que visibiliza el trabajo, resiliencia y sabiduría con que las manos femeninas cultivan alimentos limpios, saludables y sostenibles en distintas comunas regionales.

Esta manera es la mejor que encontré después de haber visto a mi abuela. Cuando yo era niña no había tantos productos como ahora, ni abono ni fertilizantes, sólo se aplicaba guano, y las cosas se daban súper bonitas”, resaltó Ximena Sanzana de Santa Juana.

Entendí que había que producir limpio y sano, conservando las tradiciones de nuestros ancestros. Tal vez se demoran un poco más, pero los productos son lindos y de excelente calidad”, aseveró María Magdalena González de Yumbel.

Por ello Luisa Lagos de Tomé expresó “lo que viene del campo siempre va a ser más limpio y sano. Pero, hay un sacrificio, porque hay más cosas que hacer para producir así. Y me parece maravillosa mostrar lo que las campesinas hacemos, porque trabajamos arduo para que la población de la ciudad coma productos limpios y sanos”.

Es que son tres de las nueve protagonistas de “La agroecología tiene rostro de mujer: la sustentabilidad del Biobío en manos femeninas”, documental recién estrenado que desarrolló la Asociación Regional de Municipalidades del Biobío (Armbb) con fondos adjudicados en el Concurso de Ciencia Pública 2022 del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI).

El proyecto pretende visibilizar el trabajo que hacen las mujeres que practican la agroecología en la región”, destacó su directora Alejandra Ibarra, como el gran objetivo con que se planteó el documental que por los próximos meses se difundirá en distintas instancias y se dispondrá en www.agroecologiamujer.cl para su acceso público.

“Desde allí buscamos inspirar a otras para avanzar en una transición hacia la agroecología, que los tomadores de decisión generen políticas públicas, y ojalá en las casas de estudio que imparten carreras ligadas al agro la incorporen en su malla y no sólo como un curso o electivo”, profundizó.

Y sobre todo se espera promover la valoración por los productos locales y los saberes que se conservan en los campos y sustentan cultivos.

Las razones son que “en la Región del Biobío no hay mucho registro de cuántas mujeres hacen estas prácticas ni cuál es el impacto que tienen en la sustentabilidad, la resiliencia frente al cambio climático, la alimentación saludable, y la soberanía y seguridad alimentaria”, dijo.

Potencial de impacto

En cerca de 40 minutos la producción compila un año de trabajo para registrar la incasable dedicación con la que campesinas trabajan cada día para proveer alimentos saludables y sostenibles. El relato se adentra en su conexión con la tierra para relevar su resiliencia, sabiduría e invaluable contribución.

En este sentido, la seremi de CTCI para la Macrozona Centro Sur, Sofía Valenzuela, sostuvo que “este documental permite acercar el conocimiento desde experiencias memorables a la sociedad. Se rescatan los saberes de las agricultoras de pequeñas comunas del Biobío, ya que ellas están haciendo ciencia, generando y recuperando conocimiento desde sus antecesoras”.

Espero que este estreno sea crucial para la región, ya que las campesinas producen los alimentos más saludables que consume el Biobío”, destacó la alcaldesa de Santa Juana, Ana Albornoz, porque relevó que hace visible una labor permeada por varios desafíos como enfrentar grandes poderes como las forestales o desastres como incendios e inundaciones que afectan los cultivos.

De hecho, tras crítica temporada de incendios forestales del pasado verano se realizó el primero de los encuentros que hicieron parte de la primera fase del desarrollo del documental, contó su encargada de contenidos, Débora Ramírez. Estos buscaron tratar distintos temas y conocer a las mujeres con sus vivencias, convicciones e intereses.

Se fueron levantando discursos más fuertes relacionados con el rol en la producción de alimentos saludables, relación con la tierra y biodiversidad, cuidado del agua y suelo, y autopercepción como alternativa a los diferentes usos de suelo que hay en la región y son responsable de fenómenos como los incendios”, detalló sobre el resultado de los espacios que permitieron definir a las mujeres entrevistadas que, con sus testimonios, dan voz e imagen a la agroecología regional.

 

Agroecología: labor en manos femeninas que preserva el pasado para el futuro sostenible

“La agroecología tiene rostro de mujer: la sustentabilidad del Biobío en manos femeninas” es un documental que permite materializar una idea que nació desde lo que se veía en actividades en terreno que integrantes del equipo realizaban desde sus distintos roles dentro de la Armbb o fuera, en relación a experiencias con el agro o restauración ecológica a nivel local.

“Notamos que hay muchas mujeres que están trabajando: si vas a los bosques, ves que son mujeres quienes están cuidando los ecosistemas; cuando vas al campo donde se ve mayor diversidad y resiliencia son los espacios cultivados por mujeres. En esa experiencia postulamos que 90% de practicantes de la agroecología son mujeres”, sostuvo Alejandra Ibarra.

Algo avalado por las evidencias, porque se realizó una rigurosa revisión bibliográfica para construir el documental. “La FAO puntualiza que las mujeres suelen ser pioneras en la agroecología. En los países que tienen experiencia agroecológica de más alto nivel, quienes inician ese camino agroecológico son las mujeres impulsadas por distintas situaciones”, precisó Débora Ramírez.

Volver a los orígenes

Ambas resaltaron que desde las prácticas agroecológicas se favorecen el cuidado y resiliencia de cultivos y biodiversidad, junto con la salud humana. Ello porque es una forma de producir alimentos sin utilizar productos artificiales químicos ni tóxicos como fertilizantes y pesticidas para potenciar las producciones o combatir enfermedades agrícolas: se vale de lo natural y orgánico, de lo que brinda la tierra y ambiente con los que se trabaja en armonía.

Por eso se consideran alimentos más limpios y sanos, siendo además las frutas y verduras el pilar de una alimentación saludable que según las guías alimentarias se deben incluir en cinco porciones diarias. Además, se reducen la contaminación y huella de carbono e hídrica de las actividades agrícolas, y combate el calentamiento global y cambio climático que generan olas de calor o frío, sequías, y lluvias intensas con consecuentes inundaciones que afectan a los territorios y comunidades, y también a la producción alimentaria.

Y las propias mujeres agroecólogas protagonistas del documental han aseverado que las prácticas agroecológicas son en realidad las campesinas de antaño. La agroecología es volver a los orígenes de cómo se producían los alimentos que llegaban desde el campo a la mesa de personas que vivían en un mundo con menos problemas ambientales y afecciones.

Por diversos factores socioeconómicos y como un fenómeno mundial hace varias décadas se transformaron las formas de producción para aumentar las capacidades de la tierra. Y se fueron generando distintos impactos como emisiones contaminantes o daños a especies polinizadoras. También se vieron cambios en sabores y tamaños de frutas o verduras.

En este sentido, la agroecología conoce y respeta las características y tiempos de la naturaleza, igual como los antiguos que trabajaron sus tierras supieron hacer para generar saberes que hoy se recuperan y/o conservan en beneficio de la sociedad.

Tanto Ibarra como Ramírez recalcaron que hay ciencia campesina, que en los campos y con los cultivos se generan procesos para evaluar distintos aspectos, como el comportamiento de distintas semillas, como se hace en laboratorios para llegar a resultados que generen conocimientos.

En este escenario, las campesinas han sabido reconocer que los cultivos agroecológicos tardan más en dar frutos para cosechar versus producciones que usan químicos, pero también que son alimentos de una calidad superior.

Reconocer el esfuerzo

En todo se patenta el esfuerzo y vital contribución para un presente sustentable y un futuro sostenible en el Biobío de su labor, porque cuida los recursos naturales como agua y suelos o depende de menos insumos y genera alimentos nutritivos. Y así lo crucial de registrarlas, visibilizarlas y reconocerlas.

El trabajo de estas mujeres sostiene cerca del 80% de lo saludable que se come en la región, que no viene de otros sitios y genera una huella de carbono gigante. Si deciden parar los camiones, los alimentos que nos pueden abastecer son de Santa Juana, Yumbel o Cosmito. Pero su trabajo es silencioso y el reconocimiento y financiamiento que tienen es mínimo, inclusive frente a desastres como hemos visto”, reflexionó Débora Ramírez.

“Por eso queremos que este documental tenga impactos en las autoridades y también en consumidores: es importante que se den cuenta de lo que existe y compran, porque muchas veces no optan por el comercio local o no saben de dónde proviene esa lechuga que encontró tan bonita, ni menos cuánto le costó a esa mujer producir esa comida que es sana y está preservando que nuestra humanidad siga viva”, cerró Alejandra Ibarra.