Es una patología del embarazo común y con clara tendencia al alza. Lo que más preocupa es la repercusión de largo plazo sobre el peligro de afecciones crónicas en madres que la desarrollaron y en personas que se gestaron en dicha condición.
Las evidencias dicen que 10% a 15% de las embarazadas desarrolla diabetes gestacional (DG).
Las cifras le vuelven común y se proyecta que cada vez más. Porque datos del Ministerio de Salud (Minsal) “muestran que entre el 2016 y 2022 la incidencia de DG en Chile ha aumentado más del doble”, advierte el doctor Marcelo González, director del Laboratorio de Investigación Materno-Fetal (Limaf) del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Concepción (UdeC).
Ello vuelve a esta enfermedad un problema de salud pública que hace falta visibilizar en su realidad e implicancias del presente al futuro y noviembre como mes de la diabetes es ideal para abordarla el fenómeno en el marco del día mundial de la condición crónica que se conmemora cada 14 por impulso de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La DG es una patología del embarazo y una de las tres principales formas de diabetes junto a las tipos 1 y 2. Por ende, aclara que es una alteración metabólica que se produce durante el periodo gestacional en que aumentan los niveles de azúcar en la sangre materna, la glicemia. “Así aumenta la glucosa que se transfiere al feto y los niveles de la insulina fetal”, explica el académico.
Varios factores de riesgo en la mujer se relacionan con la DG y la tendencia al alza de casos- Genética, antecedente familiar o personal de diabetes, postergación de la maternidad, dietas malsanas, sedentarismo, y exceso de peso pregestacional, destaca al respecto el doctor Juan Escalona, director del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la UdeC.
Ahí la gran alerta del gineco-obstetra: “más del 70% de las embarazadas en Chile tiene sobrepeso u obesidad (antes de embarazarse)”. La estadística está en relación con la última Encuesta Nacional de Salud del Minsal, que reveló que más del 74% de las personas adultas padece algún grado de exceso de peso y más del 12% diabetes. Se condice con que sobre 80% de la población es inactiva y prevalecen los hábitos alimentarios nocivos.
Esta situación epidemiológica propicia el incremento en casos de DG y también que se esté presentando antes, porque normalmente se detecta al segundo trimestre del embarazo. Así, la diada está más tiempo sometida a la condición fisiopatológica con sus consecuencias.
Y las consecuencias de la DG pueden verse tanto en el presente como a futuro y afectan principalmente a bebés.
Marcelo González afirma que “la más significativa es un aumento excesivo en el crecimiento del feto, bebés que pesan más de 4 kilos al nacer”. Una implicancia es imposibilidad de parto vaginal, el fisiológico e ideal, derivando en cesárea que impacta en la salud materna y para el bebé en aspectos como la inmunología. Y aunque son bebés más grandes, su maduración intrauterina no es óptima por impacto de la DG.
“Si la DG es controlada, los embarazos pueden llegar a término. Pero, se asocia a mayor riesgo de preeclampsia, pudiendo darse los dos cuadros. Ahí aumenta el riesgo de parto prematuro”, sostiene. La prematurez conlleva complicaciones para el neonato y riesgo de enfermedades futuras.
Además advierte que “la DG puede generar hipoglicemia neonatal, que puede producir shock y hasta la muerte del recién nacido”.
“Y se sabe que niños gestados en condiciones de DG tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad en su etapa infanto-adolescente y enfermedades metabólicas como diabetes y cardiovasculares en la adultez”, releva. “También ha surgido evidencia sobre el efecto en el neurodesarrollo de niños y niñas. Los datos indican que la inflamación placentaria por la DG podría inducir neuroinflamación fetal, lo que impactaría en mayor riesgo de retrasos en el desarrollo infantil, alteraciones cognitivas, autismo, etcétera”, sostiene.
A largo plazo se evidencia el peligro en mujeres. “La DG implica riesgo de desarrollar diabetes en la madre, y 30% a 40% de quienes la sufrieron son diabéticas tipo 2 a futuro”, asevera Juan Escalona.
Ante ello, releva que los mayores problemas se dan cuando el diagnóstico de DG es tardío o no se realiza, porque implica avance del descontrol en la glicemia con mayores compromisos. “Si el diagnóstico es oportuno, las consecuencias prácticamente no existen”, asegura.
Las implicancias de la DG la vuelven un problema de salud pública que no se debe minimizar, se debe concientizar para impulsar acciones que permitan reducir los casos para contribuir al bienestar de la sociedad de hoy y mañana.
Es que con el alza en la incidencia de esta patología del embarazo también se proyecta una para las afecciones con cuyo riesgo futuro se desarrolla y que hoy ya son tan prevalentes como problemáticas. Es que la diabetes es factor de riesgo cardiovascular, igual que la obesidad que se relaciona con otras condiciones como hipertensión o varios cánceres. Y la OMS asegura que enfermedades cardiovasculares y cáncer son las dos principales causas de muerte. Son peligros patentes para mujeres que desarrollaron DG y quienes se gestaron en esa condición.
Una primera clave es robustecer la detección precoz. El gineco-obstetra Juan Escalona comenta que la pesquisa es posible mediante el test de tolerancia de glucosa que se aplica de manera rutinaria a las embarazadas. Para acceder a éste a tiempo es crucial que las mujeres acudan a sus controles en la frecuencia indicada y sigan las orientaciones del profesional.
Pero, incluso si el control de la DG permite que la gestación se dé en buenas condiciones, lo ideal es prevenir la condición.
Y el especialista sostiene que “la principal forma de hacer que la DG baje en incidencia es que las condiciones de salud antes del embarazo sean óptimas”. Se refiere a que las mujeres deben procurar una concepción con un peso ideal y en un contexto en que mantengan hábitos alimentarios sanos y una vida activa, y que no padezcan condiciones crónicas como diabetes o tenerlas controladas.
Investigar para generar nuevos conocimientos también una cuestión vital para abordar este tipo de diabetes; hay distintos aspectos desconocidos o con vacíos de información en cuanto a mecanismos biológicos implicados al origen o desarrollo y también en torno al impacto futuro.
Por eso, la diabetes gestacional es de interés para distintos grupos de investigación alrededor del mundo y la ciencia local no se mantiene indiferente. Al contrario, está patología está dentro del quehacer interdisciplinario del Limaf-UdeC, donde participan investigadores de distintos estamentos de la UdeC y tienen fuerte foco en estudiar la vital placenta, órgano vascular que se desarrolla en el útero por el embarazo y desde donde surge el cordón umbilical y que provee tanto oxígeno como nutrientes al bebé en gestación, entre otras funciones.
En este contexto, Marcelo González cuenta que en el Laboratorio que lidera llevan varios años desarrollando estudios centrados en entender las alteraciones que puede provocar la DG en el funcionamiento de la placenta, fundamentalmente sus vasos sanguíneos y células endoteliales de los vasos sanguíneos que forman la placenta y el cordón umbilical.
Para ello analizan muestras placentarias de mujeres con DG y de gestantes con condiciones fisiológicas normales para comparar características e identificar anomalías.
Y releva investigaciones de las tesis de los hoy bioquímicos Natalia Vallejos y Javier Torres para averiguar si la DG produce alteraciones vasculares y en mecanismos de vasodilatación de la placenta. “Y en la DG se produce aumento de los mecanismos”, resalta González como primordial hallazgo.
Ello les ha llevado a plantear que “ante un ambiente intrauterino adverso, en la placenta se generan mecanismos compensatorios para subsanar alteraciones y permitir que el proceso gestacional se mantenga”. La hipótesis se sustenta en que todas las placentas provienen de partos de término, sucedidos desde las 37 semanas de embarazo, y bebés que nacieron sin mayores complicaciones y son sanos. “La mayor complicación que se ve es la cesárea”, afirma.
Aunque esto no dice nada de potenciales repercusiones de largo plazo en quienes se gestaron en condición de DG o mujeres que la desarrollaron, materia que asegura que están interesados en abordar en nuevos proyectos.
La razón la da lo que ya se sabe: “si bien no son tan dramáticas durante el embarazo o al momento del nacimiento, las consecuencias de la DG son muy relevantes en el mediano y largo plazo”. Y hay unas de las que se tiene bastantes evidencias y certezas, otras que son incipientes, y quizá muchas desconocidas.
Y eso plantea desafíos sociosanitarios futuros, que conviven con el presente de reducir la incidencia de la diabetes en general y de la que se desarrolla en el embarazo con sus implicancias del corto al largo plazo, por lo que el doctor González enfatiza que también es un reto contingente y constante seguir estudiando.
Investigar para generar o mejorar la información disponible permitirá al país tener herramientas para prepararse, atender y afrontar de manera óptima las necesidades que se presenten producto de la situación epidemiológica actual. Algo que se aplica a esta patología como a las muchas otras vinculadas.