El Ministerio de Ciencia lanzó un nuevo instrumento de financiamiento público que busca soluciones basadas en investigación, desarrollo e innovación para afrontar desafíos de un desastre socio-ambiental que afectó gravemente a comunas del Biobío este verano, de cara a fortalecer la gestión del riesgo.
Un total de 12 propuestas para afrontar un grave problema socioambiental seleccionara “Desafíos para la recuperación post-incendios forestales”, concurso lanzado recientemente por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) junto a su Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (Anid).
La convocatoria estará abierta hasta el 9 de enero de 2024 y financiará iniciativas que aporten desde la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) a resolver alguna de las varias repercusiones que causan estos eventos que se dan frecuentemente en el país en la temporada estival, pero que a inicios de 2023 se produjeron en gran magnitud versus otros años.
Es que por largas semanas sucedieron una serie de siniestros entre Maule y Los Ríos, consumiendo más de 400 mil hectáreas en 96 comunas y dejaron 26 víctimas fatales y casi 8 mil personas damnificadas. Y la mayor afectación se concentró en Ñuble, Biobío y La Araucanía.
La dramática situación originó que el Gobierno definiera el Plan de Reconstrucción Post-Incendios Forestales, con distintos ejes de acción. Uno fue “Territorio y Sustentabilidad”, donde se ha enmarcado el quehacer del Ministerio de CTCI a través de la iniciativa de Ciencias y Conocimientos para la Recuperación, a cuyo alero se gestó el nuevo instrumento de financiamiento estatal a la I+D+i.
El rol de la cartera ha sido liderar la coordinación de distintos actores para buscar soluciones desde la ciencia en las regiones afectadas, comentó Carolina Gainza, subsecretaria de CTCI. Así, el nuevo concurso resultó tras 8 meses de esfuerzos de articulación entre instituciones públicas y privadas, academia y sociedad civil en las regiones afectadas.
En este contexto, destacó que se desarrollaron 6 talleres participativos, de la mano de la crucial contribución de las Seremis de CTCI para las Macrozonas implicadas, como la Centro Sur que abarca de O’Higgins a Biobío y encabeza Sofía Valenzuela. Entre participantes de las instancias hubo representantes de los ministerios del Interior, Energía, Medio Ambiente y Agricultura, además de Senapred, Conaf, municipios, investigadores y la comunidad.
“Teníamos el desafío de levantar problemáticas que enfrentaron distintos actores para ir proponiendo soluciones basadas en la evidencia científica a través de investigación, desarrollo e innovación. Y tras realizar dos mesas de trabajo en Ñuble y Biobío vimos que habían en distintos ejes, algunas transversales y otras muy locales”, resaltó la seremi Valenzuela.
En dichas instancias articuladas y participativas se definieron tres grandes desafíos en torno a los incendios forestales, desde su ocurrencia a consecuencias, que generan las líneas del nuevo concurso para que respondan las propuestas postuladas: “Información para la gestión del riesgo de incendios forestales”, “Efectos de los incendios forestales en los ecosistemas” y “Consecuencias de los incendios forestales en los territorios”.
Carolina Gainza explicó que el nuevo instrumento considera dos etapas, partiendo por seleccionar a 12 propuestas de prototipo de solución de I+D+i a alguno de los desafíos para la recuperación post-incendios, cuyo trabajo se financiará por 9 meses.
“Estas 12 propuestas pasarán a una segunda etapa, donde los tres proyectos más exitosos trabajarán durante 24 meses en el diseño e implementación de los prototipos. Al final de la segunda etapa los proyectos deben estar listos para su ejecución”, sostuvo. Lo que determine la elección será la evaluación intermedia que se realice sobre factibilidad, cuando contribuirán organismos del Estado relacionados con gestión y riesgo.
Entre lo que se espera de las iniciativas, que deben basarse en el enfoque de sustentabilidad y pueden presentar especialistas de las distintas áreas del saber, está que aceleren procesos, productos o servicios de base científico-tecnológica que sean escalables; que generen evidencia que contribuya a mejorar los actuales procesos, políticas e instrumentos de toma de decisión en torno a prevención y respuesta ante incendios forestales; y que conecten el desarrollo de la CTCI con problemas y necesidades reales que se identifiquen.
Y en ello tiene mucho que decir, hacer y aportar la ciencia local para la región y el país, aseguró Sofía Valenzuela. “Estamos convencidos de que en Biobío, a través de universidades y centros de investigación presentes, hay muchas investigadoras e investigadores con la capacidad de trabajar en torno a los tres desafíos para dar soluciones que permitan prevenir o reducir riesgos y efectos de los incendios forestales y desde distintas miradas, como forestal, ecológica, ciencias sociales o inteligencia artificial”, manifestó.
Así como el nuevo concurso impulsa a que el ecosistema I+D+i aborde desafíos que surgieron desde las comunidades, es un desafío mostrar y demostrar a la sociedad que la ciencia puede y debe aportar a solucionar problemas reales, algunos locales y otros transversales.
La ciencia es y debe ser el gran motor de desarrollo, que impulsa el progreso y contribuye al bienestar social, porque es donde se generan conocimientos y soluciones útiles que se deben valorar y considerar en las decisiones y acciones.
Paradigma en que se busca avanzar en Chile, siendo una señal el aumento del 13% en la inversión pública a la CTCI que anunció el Presidente Gabriel Boric en su cuenta pública 2023. La meta es llegar al 1% del PIB invertido a 2030 en estas áreas, acortando la brecha de la baja inversión que apenas alcanza al 0,4% del PIB, mientras el promedio OCDE y en naciones desarrolladas supera al 2,6%.
En los desastres socio-ambientales, como los incendios forestales, hay claros ejemplos de la gran posibilidad de avanzar en base a la ciencia.
“En las últimas décadas, el Estado de Chile ha invertido en I+D, consolidando capacidades de formación de capital humano avanzado y centros de investigación dedicados a desastres socio-ambientales”, relevó la subsecretaria de CTCI Carolina Gainza, y así que para los incendios “el nuevo concurso busca poner a disposición estas capacidades para hacer frente a la multiplicidad de amenazas asociadas que afectan a las comunidades y territorios”.
Así, afirmó que el instrumento permite “dar cuenta de forma concreta que la investigación es necesaria para contar con mejores herramientas” que redunden en mejores estrategias y decisiones para el bienestar. En este caso es de cara a la gestión del riesgo e impacto de incendios, como prevención y mitigación o hacer frente a sus consecuencias, pero existen conocimientos y capacidades para aplicar en todo desastre socio-ambiental que amenaza a territorios y comunidades en Chile, y a diversidad de otros fenómenos complejos.
La seremi de CTCI Sofía Valenzuela enfatizó que “desde la evidencia que obtengamos de los proyectos vamos a poder ir implementando en Chile soluciones y medidas que vayan en pos de la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas, sobre todo de quienes están en zonas rurales o en la frontera urbano-rural”.
Son comunidades que suelen vivir en condiciones de alta vulnerabilidad social y se ven más amenazadas ante incendios por emplazarse en sitios aledaños a bosques y plantaciones, donde también suelen desarrollar actividades agropecuarias. Por tanto, viviendas y/o sustento pueden sufrir daños, tal como ocurrió en la dramática temporada de incendios 2023, recordó.
Ante ello, muchas oportunidades se abren desde las evidencias y soluciones que da la I+D o se pueden producir con nuevos proyectos. Entre las alterativas se destaca usar conocimientos para simular cómo se propagará un incendio para decidir diseño de cortafuegos o desarrollo de actividades, mejorar la gestión de las plantaciones forestales, aumentar la resiliencia de los paisajes, o generar prácticas sociales para prevenir el riesgo de incendios o mitigar sus efectos.
Y lo más relevante es que “hoy necesitamos contar con evidencia científica para poder tener mejores políticas públicas que nos permitan tomar mejores medidas de anticipación, mitigación y también para la recuperación producto de los incendios forestales”, aseveró Gainza.
Avanzar desde la ciencia es una necesidad concreta y urgente en un contexto global de crisis ambientales con manifestaciones e impactos locales como el calentamiento global y cambio climático, que aumenta el riesgo y magnitud de ocurrencia de incendios forestales y otros desastres socio-ambientales, advirtió Sofía Valenzuela. Y lo vital es que la sociedad esté preparada para afrontar los nuevos escenarios para vivir de la mejor forma posible y los saberes que provee la ciencia son la mejor herramienta.
El fenómeno climático tiene efectos que se interconectan o potencian con los de las otras crisis como cambio de uso de suelo, degradación de ecosistemas nativos y pérdida de biodiversidad.
Así se están transformando las condiciones normales de los territorios, por ejemplo, régimen de lluvias o temperaturas, y los estudios predicen que incrementarán los eventos extremos en frecuencia e intensidad como olas de calor y sequías, tal como está sucediendo en Chile y particularmente en la Región del Biobío con una megasequía declarada desde 2010.
El fenómeno altera propiedades y capacidades de suelos y ecosistemas que proveen servicios a las personas, desde agua hasta recursos naturales para alimentar o cultivar y obtener sustento, volviéndose más propicias para la propagación de incendios o para que se den inundaciones devastadoras.
Eso sucedió este invierno tras un sistema frontal, en las mismas zonas afectadas por los siniestros del verano, materia en que Sofía Valenzuela resaltó que están contribuyendo como Ministerio y Seremi de CTCI para articular, fortalecer y encauzar las capacidades que existen hacia el servicio de las políticas, decisiones y solución de problemas reales e impactar al bienestar.