Científico UdeC aportó en trabajo para promover el bienestar del océano
16 de Noviembre 2023 | Publicado por: Natalia Quiero
Cristian Vargas de la Facultad de Ciencias Ambientales fue el único representante de Chile del análisis de especialistas internacionales que se enmarca en los objetivos de desarrollo sostenible. Éste fue impulsado desde Nature para reconocer el estado y definir acciones prioritarias para conservar los mares, su biodiversidad y sus vitales funciones.
¿Cuáles son las prioridades de acción para mantener la salud y biodiversidad del océano los próximos años?
Esa fue la gran pregunta que un editor de la revista Nature Ecology & Evolution, Simon Harold, invitó a responder a ocho científicos del mar de siete países. El objetivo fue contribuir a generar un análisis y propuestas para lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cada uno con metas específicas, en particular el 14 de “Vida Submarina”.
Selecto grupo que integró Cristian Vargas, académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción (UdeC), donde dirige el Laboratorio de Ecosistemas Costeros y Cambio Global (ECCALab), e investigador de los Institutos Milenio de Oceanografía y de Socio-Ecología Costera.
Biología marina, oceanografía, conservación y políticas públicas son parte de las temáticas que guían las líneas de investigación y aportes de los autores para construir un contundente artículo que se publicó en septiembre bajo el título de “Prioridades para avanzar hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 ‘Vida submarina’” y lideró la reconocida científica norteamericana Jane Lubchenco, activa defensora de la necesidad de generar acciones gubernamentales para frenar el calentamiento global. Éste lo provocan los gases de efecto invernadero (GEI) como dióxido de carbono (CO2) que emite la actividad humana en vastas cantidades, gatillando o exacerbando otros fenómenos y problemas como el cambio climático.
La acidificación
La acidificación del océano es uno de los efectos: el agua se vuelve más ácida, reduce pH, por el exceso de CO2 que absorbe de la atmósfera, cambiando las condiciones en que habitan los organismos y se dan vitales dinámicas.
Es la materia en que se centró el aporte del Vargas, porque en el laboratorio que lidera han estudiado la acidificación por más de 15 años y los resultados han posicionado su investigación a nivel internacional. De hecho, el reciente paper es el quinto publicado en revista de la prestigiosa editorial Nature.
“Conocemos muy bien todas las forzantes que regulan la química del carbono en el océano, especialmente en la zona costera. Esto me permite tener una visión holística de los procesos que ocurren en la costa, y poder realizar un análisis como el solicitado”, asegura.
En ese contexto, se dedicó a analizar la meta 3 del ODS 14, que considera hacer frente y reducir al mínimo los efectos de la acidificación, que incluye robustecer la cooperación científica. Y precisa que “la Unesco estableció el indicador 14.3.1, que busca que los gobiernos con mares territoriales monitoreen la acidez media del mar en un conjunto de estaciones de muestreo representativas de sus océanos”.
Evidencias y sugerencias
Cristian Vargas releva varios aspectos en el artículo con foco en la zona costera; allí se han centrado sus estudios y está el vínculo más estrecho entre el mar y la sociedad.
Lo básico que destaca es que “las tendencias de largo plazo en el pH de las aguas costeras por la acidificación son difíciles de definir, a diferencia de lo que ocurre en el océano abierto”.
La razón que es que las condiciones del océano costero son influenciadas y varían por factores de origen natural y antrópico (humano). Entre estos menciona “eutrofización de las aguas, sea por descargas directas desde el borde costero o de agua dulce de los ríos; cambios de uso de suelo; efectos de la surgencia costera, que podría intensificarse por el cambio climático; aportes de aguas de baja alcalinidad por ríos o derretimiento de hielos en sistemas de alta latitud; y efectos de la contaminación”.
En esas evidencias se sustentan las sugerencias del científico para abordar y minimizar impactos de la acidificación.
Primero enfatiza que no se puede asumir con un indicador que el pH de las aguas costeras varía sólo por incremento de CO2 en la atmósfera y la acidificación oceánica, porque advierte que ese paradigma podría limitar acciones locales que podrían resultar cruciales.
Porque resalta que “se requieren acciones a escala local/regional de organismos vinculados a la sustentabilidad de la zona costera y acciones a escala global de gobiernos para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera”. Y plantea la necesidad de “avanzar hacia indicadores más específicos que permitan evaluar cambios que ocurren a escala local/regional y global”.
Además, sostiene que para cumplir las metas del ODS 14 se debe avanzar en acciones en pos de otros ODS, como el relacionado con cambio climático o con la calidad de agua de los ríos.
“Desafíos que tenemos como humanidad requieren un llamado de atención de la comunidad científica”
El desarrollo del artículo del que es coautor el académico UdeC Cristian Vargas, publicado en la revista de la editorial Nature, tiene su origen en una necesidad que es urgente y que es un desafío planetario, es decir, también nacional y local.
Y es que este 2023 se cumple el punto medio, por ende también crítico, para poder implementar las acciones y avanzar de manera definitiva en el logro de los 17 ODS, los que fueron establecidos por la ONU en 2015 en su Agenda 2030 para alcanzarlos dicho año y así asegurar la prosperidad tanto de toda la humanidad como del planeta de cara al futuro.
De ahí que cada uno de estos Objetivos aborda un reto global como el calentamiento del planeta y el cambio climático, la conservación de los ecosistemas y biodiversidad, el acceso a agua y la igualdad de género, entre muchas otras. Y su superación implica avanzar en materias específicas que dan vida a cada meta. Además, en la particularidad o independencia que tiene cada ODS como desafío, están todos interconectados en el éxito de su logro: si en uno se fracasa, el fracaso será para los ODS en general, no se cumplirán.
Para ello el éxito también se requieren todo tipo de esfuerzos, a diversos niveles y desde distintos actores, por lo que la mayoría de los países se adhirieron y comprometieron a trabajar por el logro de los ODS, incluyendo Chile.
El vital océano
Y es por eso que la comprensión, protección y conservación del océano con su bienestar integral cumple un rol vital para el desarrollo sostenible, para asegurar la prosperidad de la humanidad y del planeta.
Un reto especialmente trascendente en un país como Chile, que Cristian Vargas releva que tiene más de 6 mil kilómetros de costa en línea recta, porque es recorrido por el Pacífico de norte a sur. Además, considera un maritorio que es tres veces la superficie del territorio de la angosta y larga faja de tierra.
“Nuestro océano nos entrega más que peces y mariscos para alimentarnos: nos provee una inmensidad de otros servicios ecosistémicos como regular el clima, capturar dióxido de carbono y algunos tan vitales para cada persona como es respirar, porque nuestros mares producen más del 50% del oxígeno”, destaca el académico.
El océano es un gran ecosistema compuesto por muchos otros ecosistemas y que dan vida al más grande hábitat que alberga a la mayor biodiversidad de la Tierra; especies de distintos reinos que con sus roles ecológicos y dinámicas, además de las propias oceanográficas, proveen de esas funciones de las que saca provecho y son esenciales para el bienestar de la humanidad, para habitar la Tierra. De hecho, se considera al océano como un pulmón de la Tierra y un mitigador natural del cambio climático al ser sumidero de emisiones de GEI.
Pero son tan altas que lo están dañando y amenazan su bienestar, sus vitales papeles y la prosperidad planetaria. En un contexto en que se añade la contaminación de distintos orígenes y la sobreexplotación de recursos que hacen peligrar la preservación de especies.
Por ello tiene el ODS 14 se enfoca en la protección de los ecosistemas marinos y costeros, mediante la utilización sostenible del océano, mares y recursos marinos. Vargas enfatiza que este objetivo enfatiza la protección de la biodiversidad marina, lo que está permeado por la gestión de los recursos marinos y establecer normativas tendientes a reducir la sobrepesca, la contaminación y la acidificación.
Vitrina a desafíos
Por los vitales papeles y la realidad del océano en un contexto de graves crisis ambientales, Cristian Vargas valora la oportunidad de participar del paper y sobre todo su desarrollo por impulso de una revista científica de Nature, que cataloga como una de las editoriales con mayor cobertura e impacto científico mundial.
“Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los desafíos que tenemos como humanidad, bajo escenarios de incertidumbre climática, requieren un llamado de atención por parte de la comunidad científica, y de las revistas con alto impacto en las cuales hemos logrado publicar como grupo de investigación”, asevera, refiriéndose a los trabajos junto a su grupo del ECCALab-UdeC.
Un posicionamiento de la temática e investigación en el panorama internacional que también es una oportunidad vitrina para visibilizar los desafíos que hay a nivel local, en el costero Chile, en torno a una problemática global que se relaciona con diversos otros problemas.
Ahí releva lo importante de “lograr que un país como Chile se tome en serio la necesidad de contar con sistemas de observación del océano de largo plazo, más que un par de años, sino décadas”.
“Actualmente, el sistema en Chile funciona con científicos que postulamos a la Anid por proyectos que duran 5 o 10 años con suerte. Luego se acaban y desarman, haciendo que todos los esfuerzos de observación del océano se esfumen, y las tendencias que empiezan a aparecer queden truncas. Un sistema de observación del océano debiera ser financiado de forma permanente por un Estado marítimo como Chile, tal cual como se realiza con las redes de sismografía en nuestro país”, cierra.