Ciencia y Sociedad

Científica local halla nuevo parásito que reside en cangrejo de agua dulce

En el Lago Ranco habita el crustáceo cuyo estudio derivó en el descubrimiento que realizó la académica Ucsc Sara Rodríguez. Un hito que abre interrogantes en materia ecológica sobre la nueva especie y refuerza la importancia de estudiar y conservar los ecosistemas con su riqueza que aún puede ser desconocida.

Por: Natalia Quiero 04 de Noviembre 2023
Fotografía: cedida por Sara Rodríguez

Profilicollis rancoensis es el nombre con que se bautizó al nuevo parásito descrito por la doctora Sara Rodríguez, académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), quien reveló el hallazgo con artículo que apareció recientemente en “Parasite Journal”, prestigiosa revista francesa especializada en parasitología.

La nueva especie se descubrió dentro de individuos de la pancora de agua dulce Aegla abtao que habita la cuenca del Lago Ranco en la Región de Los Ríos, y con su publicación se cierra un trabajo de más de un año y se abren nuevos retos.

Descubrimiento y desafíos

Sara Rodríguez, experta en ecología y parasitología, cuenta en julio del 2022 inició la investigación en el marco de una colaboración con el doctor Pablo Fierro de la Universidad Austral de Chile para investigar aspectos del sistema digestivo del cangrejo.

En ese proceso fue que la docente encontró al organismo, una larva de un parásito del grupo de los acantocéfalos. Y son su especialidad y por eso supo que miraba algo nuevo. “No había visto nada sobre acantocéfalos en la pancora de agua dulce. Los parásitos en agua dulce son poco estudiados y menos estudiado en animales de poco interés comercial como la pancora de agua dulce, porque nadie las come”, asegura.

Tomó fotografías de los minúsculos organismos y las envió al doctor Omar Amin, experto mundial en acantocéfalos que trabaja en Estados Unidos, quien tras distintos análisis confirmó que se trataba de una especie no documentada.

Ello impulsó una investigación que incluyó varios análisis para demostrar la singularidad del parásito y quedó clara con los resultados.

Para profundizar en ello, la doctora Rodríguez primero aclara que “los acantocéfalos tienen un ciclo de vida complejo, con un invertebrado como hospedador intermediario y un vertebrado como hospedador definitivo”. Entonces, afirma que “uno de los aspectos más destacados de este descubrimiento es la especificidad del parásito con respecto a sus hospedadores intermediarios, principalmente los cangrejos del género Aegla”.

Así, el descubrimiento abre varias interrogantes que responder.

Y Sara Rodríguez adelanta que “el próximo desafío que tenemos es descubrir el ciclo complejo de este parásito, que pensamos que puede terminar en gaviotas o cormoranes, debido a la relación de los acantocéfalos con estas aves”. Y es que las aves son clave en la transmisión y mantención del parásito en los ecosistemas: “el ave libera los huevos del parásito a través de sus excrementos, que luego son consumidos por los cangrejos, dando continuidad al ciclo de vida del parásito’’, detalla.

Añade que existen especies de Aegla en otras cuencas entre el norte y sur de Chile, por lo que también considera importante indagar si el mismo parásito reside en las otras pancoras de agua dulce o si cada una que pertenece a un hábitat particular tiene a su propio parásito.

Además, comenta que se determinó que la prevalencia de cangrejos parasitados es baja, pero la cantidad de parásitos era alta en individuos parasitados. Por ello, es relevante indagar por qué sucede ello y las potenciales implicancias sobre la salud de sus hospederos.

En este sentido, hay estudios que han mostrado que la alta carga parasitaria del género Profilicollis en especies de gaviotas y mamíferos marinos tiene impacto sobre la salud de los animales, debilita su sistema inmune y puede aumentar su vulnerabilidad ante amenazas. Pero, en torno a la nueva especie de parásito el impacto es desconocido.

Los parásitos

Sin embargo el eventual impacto de Profilicollis rancoensis no necesariamente es negativo y definitivamente es positivo el hallazgo y el estudio de parásitos.

Dentro de un contexto de cambio climático y donde hay un montón de especies bajo amenazas, descubrir una nueva especie siempre es relevante porque incrementa la biodiversidad de un lugar”, resalta Sara Rodríguez.

Y la biodiversidad es mucho más de lo visible o beneficioso a nuestros ojos y también se enriquece con microorganismos como son los parásitos, cuya presencia no es esencialmente negativa aunque desde la visión humana se suelen asociar con enfermedad, plantea la científica.

Porque estos organismos, como toda especie, cumplen un rol ecológico dentro del ecosistema que habitan, entre los que menciona ser indicador de estabilidad, de sanidad o contaminación, y de la propia biodiversidad.

Y todo ello refuerza la idea de seguir avanzando en las investigaciones y conocimientos sobre la nueva especie y sus dinámicas, pero también de los diversos ecosistemas en que podría haber mucho diversidad biológica por descubrir, proteger y conservar en este planeta en crisis ambientales.

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