Vivir más y bien: gran reto país frente al incidente suicidio en las personas mayores
13 de Octubre 2023 | Publicado por: Natalia Quiero
Hay gran longevidad y más de una década de diferencia entre la expectativa de vida y la de una saludable. Los últimos años se viven carentes de salud y bienestar, aumentando riesgo de depresión y de un fenómeno que tiene 360 víctimas fatales al año, pero podría evitarse con cambios de paradigmas e imaginarios.
Si de salud mental de las personas mayores de 60 años, las estadísticas sólo alarman.
Porque según un informe del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con Futuro, un tercio padece depresión. Una situación imposible de desvincular con que el Ministerio de Salud advierte que cada año son 360 las personas mayores que se quitan la vida, siendo desde los 80 años o más donde está la principal incidencia del suicidio con una tasa del 15%. Es una de las más altas de Latinoamérica.
Se condice con el envejecimiento poblacional, considerándose uno de los países más envejecidos de la región, porque reportes de distintos estudios y organismos señalan que este grupo etario representa al 18% de la población total.
Algo que tiene que ver con que los avances científicos, tecnológicos y médicos de los que ha gozado la sociedad contemporánea han propiciado que la esperanza de vida en Chile se triplicara en un siglo. Y es que si en 1900 apenas superaba los 23 años de edad, en 2020 se llegó hasta los 82 y 77 años para mujeres y hombres, respectivamente, afirma el Instituto Nacional de Estadísticas. Aunque, el perfil epidemiológico muestra que gran parte de las personas mayores tienen al menos dos enfermedades crónicas no transmisibles.
“En Chile la diferencia entre expectativa de vida y vida saludable son 12 o 13 años. Es decir, los últimos años de vida vas a vivir mal. En otros países como Japón son 4 años, es una diferencia significativa”, advirtió el psiquiatra Roberto Sunkel, jefe de la Unidad de Psicogeriatría del Instituto Nacional de Geriatría, en torno a una realidad que demuestra que vivir más no se ha traducido en vivir bien, mientras que aspirar a ello debe ser la meta.
En efecto, el especialista en psicogeriatría sostuvo que promover un envejecimiento saludable es el gran desafío país.
Riesgos particulares
La realidad actual, con la tendencia al alza en la esperanza de vida mediante, es un envejecimiento vinculado a patología y empeoramiento de la calidad de vida; un tránsito lleno de situaciones que se transforman en factores de riesgo para la salud mental y del suicidio en personas mayores, lamentó el doctor Sunkel.
Un fenómeno que se ha dedicado a abordar y concientizar, cariz con el que dio la charla “Suicidio en la persona mayor: ¿Una realidad invisibilizada?” durante la V Jornada de Residentes de Psiquiatría “Desde la perspectiva del ciclo vital”, evento que realizó la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC) los 4 y 5 de octubre, coincidiendo con el Mes de las Personas Mayores y el Día Mundial de la Salud Mental que se conmemora cada 10 de octubre.
Al respecto, relevó que el suicidio durante la vejez es un fenómeno que en tiempos recientes ha encendido alertas, certeramente producto de procesos sociales que se expresan en la agenda pública, por lo que la comprensión en su integralidad está en desarrollo, aunque hay evidencias suficientes para reconocer sus bases y complejidad.
“En Chile pocos grupos se dedican a ello, pero a nivel mundial está estudiado y se sabe que el mayor factor de riesgo del suicidio es la patología psiquiátrica, con una incidencia del 90%. Eso es transversal a todas las edades”, afirmó.
No obstante, aclaró que factores de riesgo o gatillantes más específicos de la patología psiquiátrica y del suicidio varían según etapas vitales. “En los mayores se van sumando otras particularidades que son factores de riesgo de suicidio. Por ejemplo, aumenta la probabilidad de tener alguna patología médica, dependencia funcional, dolor crónico o polifarmacia. Y están los fenómenos socioeconómicos como pérdida de autonomía o pelea por esta, cambio del rol social, viudez, pérdida y duelo por seres queridos como amigos o hijos, soledad y precariedad”, detalló.
Sobre ello la expresión de la depresión como principal factor de riesgo, el psicogeriatra explicó que “clásicamente, se describe en la depresión en mayores que el grado de tristeza no es tanto y su manifestación tiene que ver más con aislamiento, menos reactividad emocional, pérdida de sensación de placer en cosas cotidianas, disminución de apetito y peso, o despertar precoz”.
“Pero lo central son alteraciones cognitivas como concentración o memoria de trabajo. El 50% de las personas mayores presenta este tipo de alteraciones producto de la depresión”, aseguró.
“El envejecimiento saludable es una política que debería partir desde la infancia”
Conocer y reconocer los factores de riesgo tanto de depresión como suicidio y formas en que se expresa la patología en las personas mayores es una cuestión crítica. Ahí están las luces para ver los factores protectores que se deben promover para combatir los de riesgo e identificar un cuadro depresivo a tiempo. Todo mira el horizonte de prevenir el suicidio y contribuir al bienestar de las personas mayores, su entorno y toda la sociedad.
“El suicidio no sólo impacta a la persona. Hay hijos, nietos, bisnietos y otras personas alrededor que sufren. Además, cuando ocurre un suicido, aumenta el riesgo de este en otras personas”, enfatizó el psicogeriatra Roberto Sunkel al respecto.
Identificar y tratar
Un primer punto clave es saber que en la depresión, como en toda patología, mientras más temprano se diagnostique e inicie un abordaje es menos compleja la terapia y mayor la proyección de mejoras significativas en el bienestar y/o remisión.
Al respecto, el doctor Sunkel aclaró que la patología psiquiátrica podría compartir manifestaciones con enfermedades de neurodegenerativas o demencias, y también puede haber síntomas gatillados por otra afección. Así que siempre que se sospeche de un cuadro depresivo es imperante ir a una consulta médica y hacer una evaluación integral.
“La depresión se debe considerar un síndrome en que hay primaria y secundaria. La primaria es de causa psiquiátrica. Pero, cuando llega un paciente debes asumir que la depresión es secundaria a otra causa e indicar exámenes que descarten o confirmen”, precisó. Desde de laboratorio a imagenológicos del cerebro para ver funciones cognitivas y discriminar si podría ser una manifestación de demencia.
Lo trascendente es que identificando el origen se orienta el mejor tratamiento. Y el especialista dijo que, tras el descarte, en depresiones leves basta la psicoterapia y que en depresiones de moderadas a severas el efecto del medicamento es mayor.
Podría haber interrogantes sobre si es óptimo añadir un fármaco al arsenal de más de una píldora que muchas personas deben consumir a diario, por sus patologías de base, sobre lo que aseveró que “los tratamientos farmacológicos son efectivos y en las personas mayores mejora muchísimo su funcionalidad”.
Desde allí también relevó que “en psiquiatría hay muchas estrategias: medicamentos, psicoterapias validadas, terapias biológicas y no farmacológicas”.
Hacia la vejez sana
Aunque si hay un mensaje clave de transmitir e impregnar en la sociedad como impulsor de la prevención de la depresión y suicidio en personas mayores, desde la consciencia de los factores de riesgo implicados, es que el motor de cambio y bienestar social es promover un envejecimiento saludable que lleve a que la vejez se viva bien y no sólo se goce de muchos años de vida.
Sobre ello fue enfático: “el envejecimiento saludable es una política que debería partir desde la infancia”.
El envejecimiento se debe concebir como un proceso orgánico que es parte de la vida y parte con la vida, sobre lo que destacó que “el envejecimiento inicia antes de nacer, con la fecundación”. Desde ese inicio parte el paso del tiempo y avanza el proceso que, por ende, durante toda la vida se debe encauzar para que se dé en las mejores condiciones y llegue a una vejez lo más sana posible. También, durante toda la vida se suma la carga y daño de distintas variables nocivas.
Eso implica cambiar paradigmas e imaginarios sobre envejecimiento y vejez que hoy se asocian a deterioro, patología, dependencia y hasta desesperanza, pero que no debe ser así.
“El envejecimiento es un proceso en que se genera un declive, distinto al deterioro y por eso envejecer no tiene que ser deteriorarse. El declive es porque van bajando las funciones, por ejemplo, la densidad ósea y eso no significa tener osteoporosis ni fractura”, aclaró.
Lamentablemente, lo que sucede y no hace proyectar un futuro de la vejez muy auspicioso es la gran prevalencia de los hábitos nocivos y de condiciones crónicas no transmisibles que prevalecen en población. Por ejemplo, sobrepeso u obesidad afectan a más del 74% de los adultos, la diabetes a más del 12% y la hipertensión a casi el 28%, según datos del Minsal. Lo peor es que están cada vez apareciendo a edades más jóvenes.
Todo ello se debe evitar y para eso hay que ocuparse desde temprano y para toda la vida, desde la infancia y adolescencia, con acciones que provengan del Estado, pero sin olvidar el rol individual y familiar en la promoción y mantención de una vida sana.
“Las recomendaciones son generales y transversales. Por un lado está la alimentación y la dieta mediterránea que está avalada en su efecto sobre la longevidad, además de realizar actividad física regular. También hay aspectos sociales y uno de los que llama la atención es que la actividad comunitaria es de los factores más potentes en las poblaciones que viven más”, sostuvo.
Eso, destacó que es vital la sinergia de los distintos factores en pos de una vida, envejecimiento y vejez saludable, sin olvidar acudir a chequeos médicos según la periodicidad que corresponda acorde al estado de salud y tener adherencia a tratamientos para controlar una afección si se diagnosticó.
*4141 es el fono que dispone el Minsal para atender a toda persona que esté enfrentando una crisis de salud mental. La ayuda está disponible las 24 horas de lunes a domingo.