Un informe de Reino Unido reveló el aumento en casos de esta patología que afecta a perros. En Chile su incidencia es baja, pero se hace vital conocerla para lograr prevenirla y abordarla, y así eventuales riesgos para la salud de canes y personas.
Por Montserrat Serra
Las alarmas se encendieron tras el último informe trimestral de zoonosis y salud pública veterinaria que publicó la Agencia de Salud Animal y Vegetal de Reino Unido (Apha). Es que el documento, que sigue la presencia de ciertas enfermedades animales y potencial de la transmisión a las personas, resaltó el aumento en casos de perros con brucelosis.
Y por eso la Comisión Nacional Una Salud del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet) instó a mantener la calma y también a relevar lo crucial de que tutores mantengan una conducta de tenencia responsable de mascotas. Un contexto que impulsa a ahondar en la realidad de una enfermedad canina bacteriana, también a comprender sus implicancias para resguardar la salud animal y humana.
Juan López, médico veterinario de la Clínica Veterinaria de la Universidad de Concepción (UdeC) y del hospital veterinario Villa Animal de Talcahuano, especialista en reproducción canina y brucelosis canina, explica que esta enfermedad bacteriana es causada por una bacteria patógena con diversas capacidades, como evadir el sistema inmune y utilizar las defensas del organismo infectado para su beneficio y seguir infectando a otros tejidos.
El agente pertenece al género Brucella, el que posee afinidad con varios órganos del huésped que infecta. Por ejemplo, células del sistema inmune, linfonódulos, testículos, próstata, útero, glándulas mamarias, placenta, pulmón, corazón y tejido óseo. La infección a los órganos sucede gradualmente, a medida que pasan los años en que el animal está infectado y se va esparciendo por todo el cuerpo.
Existen varias especies de la bacteria y distintas especies de animales se pueden ver afectados por la brucelosis. La más conocida es la que afecta al perro, Brucella canis; pero otros tipos clásicos son brucella suis que daña al cerdo, brucella ovis a la oveja y brucella abortus a vacas. También hay cepas que afectan al mono, zorro o animales marinos, por ejemplo.
Desde allí, el médico veterinario aclara que fundamental vía de transmisión es la sexual si tiene un tipo de huésped determinado, siendo categorizada como enfermedad sexual.
Además, hay transmisión por aerosol: l animal elimina la bacteria al ambiente mediante la orina y en secreciones post aborto.
En cuanto a síntomas, signos clínicos y consecuencias, advierte que en machos genera infertilidad con baja o nula producción de espermatozoides, aunque sin afectar la libido del animal. Por ello, si está infectado y se reproduce puede contagiar a otros. En la hembra infectada no altera su ciclo reproductivo, ya que sigue ovulando, pero si existe fecundación los embriones son absorbidos por el mismo organismo de la madre, provocando aborto de las crías acompañada de abundante secreción verdosa a gris. Además, produce en los animales periodos de fiebre que es ondulante, dolor corporal y disminución del consumo de alimentos.
Reportes de brucelosis accidental a otras especies revelan que no produce síntomas reproductivos, pero hay publicaciones que hablan de estadios de fiebre.
Y es una enfermedad zoonótica y en humanos se describen cuadros de fiebre ondulante y casos en que el sistema inmune no es capaz de eliminar a la bacteria. Aunque, sólo en población inmunocomprometidas, como personas con VIH/Sida o en tratamientos oncológicos, además de niñeces y adultos mayores. Eso sí, la bacteria puede producir problemas cardiacos si no se detecta temprano para tratar oportunamente.
La prevalencia mundial de brucelosis canina es alta, especialmente en el Medio Oriente continental, con tasas que llegan al 48,7%. En Latinoamérica es significativamente más baja y lidera Brasil con una incidencia de 10,5%. Para Chile aún menos: las estadísticas indican que la incidencia de brucelosis en perros es 7,3 %, reportado en 2021.
Sin embargo, la mayoría de los estudios publicados son de la Región Metropolitana y no existen específicos para la Región del Biobío o el Gran Concepción ni otras regiones grandes. Sí hay una investigación en un criadero de Curicó que determinó una seroprevalencia del 18,8% y otra en Temuco que se aplicó a perros callejeros con un 1%.
Por ello no se conoce con exactitud la prevalencia real en Chile de esta patología bacteriana que afecta a los canes, pudiendo ser menor o mayor a la reportada, por lo que sería relevante avanzar en investigaciones en este ámbito para así tener certezas y evidenciar la necesidad de robustecer los controles, por ejemplo.
Y brucelosis que afecta al ganado, cuyo manejo es también de suma relevancia, está bien controlada en Chile. La razón es que se testea constantemente y hay trazabilidad de la enfermedad, lo que se explica por eventuales riesgos sanitarios y pérdidas económicas que se pueden producir en la industria agropecuaria con la aparición o presencia de patologías.
Dada la vía de transmisión de la zoonótica brucelosis canina, su incidencia está fundamentalmente vinculada a una negligencia reproductiva en canes por parte de tutores, según asevera el médico veterinario y académico UdeC Juan López.
Acciones como tener criaderos (clandestinos) de perros en casas, comercialización de crías y cruza de canes sin realizar estudios que certifiquen la ausencia de brucelosis propician el contagio de la Brucella canis.
Lo avala lo que ha visto en su propia consulta. “Mi experiencia en Concepción con pacientes con brucelosis son de perros de casa”, afirma, “el desconocimiento de los propietarios de las enfermedades de transmisión sexual en los perros ayuda a que la enfermedad siga diseminándose”, advierte.
Para ejemplificar mejor el fenómeno relata un caso en particular: “Los dueños salieron a un camping y su perra estaba en celo. Otra familia que visitó el camping tenía un macho y como lo encontraron bonito decidieron cruzarlos. Lamentablemente, el macho tenía Brucella y contagió a la hembra. Luego, la peluquera de la clínica donde trabajaba me preguntó si era normal que la perra tuviera una secreción verdosa en su vulva. Le hicimos los estudios y era Brucella positivo, los cachorros estaban muertos.
Aunque por su transmisión a través de aerosol, también hay peligro en el encierro y en la mala ventilación e higiene, como sucede en criaderos que no cumplen los protocolos y tienen muchos canes enjaulados. Un escenario donde la orina se empieza a evaporar y también la bacteria, por lo que en forma constante los perros o las personas van respirando ese aerosol y se contagian.
Pero, dada toda la evidencia científica y clínica disponible, una arista crucial en el abordaje de la brucelosis canina es el reconocimiento de que existe posibilidad de prevenir el contagio del patógeno e infección, riesgos e impactos, lo que debe ir de la mano de la tenencia responsable, ya que no existe una vacuna.
Aspecto sobre el médico veterinario Juan López es enfático: dadas las características de transmisión del patógeno lo vital es que las personas tengan un compromiso constante con la salud sexual y reproductiva de sus canes.
“Si queremos bajar la seroprevalencia de brucelosis canina en Chile, lo que hay que hacer es no realizar reproducción informal de perros. Y mucho menos hacerlo sin tener pruebas de laboratorio que confirmen que son negativas para esta enfermedad de transmisión sexual. En caso en que la mascota contrajo la enfermedad, no avergonzarse y seguir el tratamiento e ir a los controles”, recomienda.
Otro punto relevante es que existen formas de controlar la transmisión de la bacteria. De hecho, cuando el examen de laboratorio arroja que un can porta la bacteria, la sugerencia es la esterilización. En el caso del perro macho, esta medida reduce prácticamente a cero la posibilidad de eliminación de la bacteria por la orina y así la probabilidad de contagias a otros perros o dueños. En la hembra el principal momento de contagio es cuando aborta y contacto con las secreciones que elimina, sí que con la esterilización se reduce el riesgo.
También existe un tratamiento farmacológico que tiene 80% de efectividad si la patología se diagnostica en la primera fase, el que consiste en la toma de 2 antibióticos con duración aproximadamente de 30 días.
Lamentablemente, el panorama es distinto si la detección es tardía: el perro es portador permanente de la brucelosis y tras cualquier episodio de estrés, la sintomatología de fiebre vuelve, haciendo que la bacteria comience a colonizar más órganos, inclusive puede producir espondilitis en la región sacral, una afección muy dolorosa para los perros.
Es innegable que en la sociedad contemporánea, y cada vez más, las mascotas son parte de la familia, viven y conviven normalmente dentro del propio hogar y pasaron de estar en sólo en patios o tener un fin guardián a compartir y dormir en las camas de sus tutores. Por eso se vuelve vital para perros y personas el mantener una tenencia responsable, que implica seguir los controles veterinarios periódicos y evitar todas las conductas que exponen a riesgos, cuidando la salud sexual y reproductiva y el bienestar integral de canes y de toda la familia de la que son parte.
El médico veterinario Juan López cree probable que aparezcan nuevas especies de Brucella y formas de brucelosis en tanto se investiguen a diferentes mamíferos salvajes.
Al ir al pasado sobre el origen, existen diversas hipótesis. La más reconocida es sobre la aparición de la “Brucella ancestral”, la primera y cercana al surgimiento de los primeros mamíferos. Se plantea que infectaba a todo ser vivo y que a medida que las especies de mamíferos evolucionaban lo hacía la bacteria. Así ocurrió la especiación de la Brucella, surgieron nuevas especies y cada una se adaptó o prefiere a una especie de mamífero como huésped.
Por la herencia de la “Brucella ancestral” de no discriminar a ningún tipo de huésped, se cree que las cepas actuales son capaces de infectar a otros mamíferos que no son de su especialidad, como el ser humano. Pero, se considera que la infección en humanos es accidental, ya que no se ha reportado la existencia de una bacteria específica para nuestra especie.