Nicola Astudillo integró equipo liderado desde Italia para investigar a Tahay, planeta extrasolar bautizado en honor a una flor endémica de Chile. Se caracteriza por la corta órbita a su estrella, la alta densidad y no tener manto rocoso.
Dentro de la biodiversidad nativa de Chile habita la especial Tahay, planta que se caracteriza por su floración efímera: sólo florece de 7 a 8 horas cada primavera. Por eso, en su honor se nombró Tahay a un planeta fuera del Sistema Solar que tarda 7,7 horas en orbitar a su estrella bautizada como Añañuca, también para honrar a una flor endémica.
Y el exoplaneta Tahay protagoniza una nueva investigación cuyos resultados de impacto para la astronomía global se publicaron con un artículo en The Astrophysical Journal Letters y entre sus autores tiene al astrónomo Nicola Astudillo, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc).
El estudio lo lideró la investigadora Elisa Goffo de la Universidad de Turín y determinó la gran rareza del planeta oficialmente llamado Gliese 367 b, categorizado de Periodo Ultracorto (USP por siglas en inglés) por lo breve de la órbita completa alrededor de su estrella Gliese 367, una enana roja.
Porque aunque es uno de casi 200 USP identificados, Tahay tiene propiedades únicas: una alta densidad que es casi el doble a la de la Tierra, ausencia de manto rocoso y composición mayoritaria de hierro.
Por su composición “es un planeta tipo súper-Mercurio, por el parecido con la densidad del planeta más interno del Sistema Solar, pero con mayor tamaño”, precisa Astudillo, también colaborador de la Fundación Chilena de Astronomía. De hecho, Gliese 367 b es el planeta USP más denso descubierto hasta ahora, con un núcleo de hierro que representa el 91% de su masa.
Y el académico releva que proveer información precisa de la masa y radio de Tahay son logros de del estudio que también halló a dos hermanos para este planeta.
Nicola Astudillo explica que para llegar a los recientes resultados se combinaron datos del satélite de la Nasa llamado Tess (Transiting Exoplanet Survey Satellite) y del espectrógrafo Harps (High-Accuracy Radial Velocity Planet Searcher) del Observatorio La Silla que está en el norte de Chile, un instrumento especialmente diseñado para medir velocidades de estrellas.
Y se trata de un trabajo con varios años de desarrollo, que aúna esfuerzos que empezaron de forma independiente, en una historia que partió con la observación esporádica de Gliese 367 entre 2003 y 2010, sin saber la existencia de un exoplaneta alrededor y con pocos datos para detectar, cuenta.
“En 2019 el Tess encontró indicios de la presencia de un pequeño objeto que periódicamente hacía disminuir la luz que recibimos de Añañuca. Decidimos retomar las observaciones para ver, de forma independiente y usando otra técnica, si lo que encontró era la presencia de un planeta. Así es como en 2020 confirmamos que las disminuciones de luz que presenta la estrella corresponden a un pequeño planeta que pasa periódicamente entre ella y nosotros”, relata Astudillo del trabajo que estaba realizando.
Para llegar a la conclusión, aclara, determinaron que la estrella presenta un “bamboleo” que caracteriza a las que albergan planetas. Con esos hallazgos surge el interés de unirse al grupo europeo que organizó la publicación con resultados del Tess. “Así logramos un estudio mucho más robusto y profundo del nuevo exoplaneta”, destaca.
El crucial aporte de Astudillo fue calcular las velocidades de Añañuca, empleando el algoritmo Naira que viene desarrollando hace años para este propósito.
Tras detectar al exoplaneta, el grupo que lideró la publicación siguió adquiriendo datos para aumentar la precisión de estudios sobre Tahay. “Tras acumular casi 400 nuevos datos con Harps me invitaron a participar en actualizar el estudio, nuevamente calculando las velocidades de la estrella Añañuca”, comenta.
Punto desde el que resalta la trascendencia de avanzar en las investigaciones y conocimientos sobre los planetas extrasolares, sobre todo si son tan únicos como Tahay, ya que asegura que “el estudio de planetas densos que giran en muy poco tiempo a su estrella es una intriga”.
Cómo el exoplaneta llegó a ser casi una bola de hierro sin rocas, si tiene o no atmósfera, o si se formó lejos o cerca de la estrella que lo alberga son preguntas que deberían responderse en otros estudios, en un camino hacia futuros conocimientos astronómicos y más certezas en torno a las varias incógnitas que guarda el Universo sobre el que Astudillo sostiene que “haber descubierto nuevos planetas en este sistema ayudará a saber cómo se formó y evolucionó Tahay”.