El territorio local fue escogido para probar la operación de sistemas prototipo para predecir ignición y expansión de siniestros que crearon científicos chilenos, con tal de orientar acciones para prevenir o minimizar el daño del fuego, sobre todo en zonas valiosas como poblaciones o bosques nativos.
Más de 400 mil hectáreas consumidas en 96 comunas entre el Maule y Los Ríos, 26 víctimas fatales y casi 8 mil personas damnificadas son tristes estadísticas que dejaron los incendios forestales de la reciente temporada estival.
Y hubo una dramática concentración en localidades del Biobío y por ello en zonas regionales se probarán herramientas creadas para reducir los impactos de los incendios forestales; fenómeno que normalmente se da a nivel local durante el verano y que los estudios predicen su aumento en frecuencia e intensidad por el cambio climático.
Se trata de sistemas prototipos para optimizar decisiones de prevención en torno a los incendios, típicamente la creación de cortafuegos que interrumpen o retardan el avance del fuego. Ello se logró desarrollar en el proyecto Fondef “Diseño de paisajes resistentes a incendios forestales integrando modelos de simulación optimización e inteligencia artificial”.
Andrés Weintraub, académico del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile e investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), es el líder de la iniciativa que creó un modelo de predicción de igniciones basado en machine learning, un sistema de simulación de incendios y modelos de toma de decisiones.
El especialista destaca que el objetivo del trabajo, que ha tenido auspiciosos resultados a nivel del laboratorio, es contribuir a la preparación para prevenir o reducir el daño de los incendios en zonas consideradas más valiosas como poblados humanos y bosques o ecosistemas con vida silvestre.
Al respecto, afirma que “la interfaz urbano-rural es lo más frágil, porque hay casas al lado de bosques y si hay incendios hay alta probabilidad de que llegue a las viviendas”. Ante ello, la expectativa del potencial uso de las innovadoras tecnologías es que “se puede bajar significativamente el número de hectáreas quemadas y evitarlo en las zonas que más importan”, sostiene, igual que “proyectamos que se puede orientar mejor la protección con estos sistemas”.
En miras a concretar ese impacto y con apoyo de Conaf y Corma, los prototipos se van a aplicar en territorios de la Región del Biobío en un futuro cercano, también en Valparaíso y Ñuble, para probar sus resultados en entornos reales.
“En Biobío trabajaremos en bosque nativo con Conaf y a plantaciones forestales iremos con Corma. La idea es dar directrices de dónde limpiar y hacer cortafuegos para que cuando venga un incendio cause el menor daño posible”, manifiesta Weintraub. Por las evidencias, aclara, la época de incendios forestales en Chile y particularmente en Biobío inicia entre octubre y diciembre, y el riesgo está patente varios meses por las condiciones ambientales.
Andrés Weintraub explica que en distintos países están bien desarrollados los modelos de simulación de incendios. Estos permiten pronosticar en qué dirección y a qué velocidad se va a expandir el siniestro desde su punto de ignición. Para ello, detalla, las herramientas consideran elementos como condiciones climáticas y meteorológicas, topografía y vegetación.
Y lo que destaca al trabajo junto a su grupo es que, además de la simulación de incendios, incorpora un simulador de ignición llamado “Cell2Fire” (C2F) para predecir el punto donde partirá un incendio, en base a la historia de estos eventos. “Para ello usamos machine learning. En caso de Biobío tomamos 700 incendios para entrenar al modelo y 300 para saber si apuntaba. Y el grado de efectividad fue 90%. Típicamente la zona donde parten los incendios correspondió a cerca de caminos y donde vive la gente”, releva.
Las herramientas se integran bien con modelos de decisión, lo que asegura que tampoco se incluye en los modelos que existen. “Usamos modelos matemáticos para determinar la ubicación de cortafuegos en ciertas zonas para evitar o minimizar las probabilidad de que el fuego llegue”, precisa el científico.
Estos resultados son fruto de una larga trayectoria del investigador y al alero del grupo “Fire Management and Advanced Analytics” que lidera y está inserto en el ISCI. Porque el Fondef se adjudicó hace dos años, pero avanzó en un quehacer que se robusteció hace una década de la mano de una colaboración con expertos de Canadá y Estados Unidos que permitió crear C2F. Además, el grupo integra el proyecto Fire-RES, que va en el primero de cuatro años de ejecución y participan más de 30 instituciones de países de la Unión Europea, excepto los chilenos.
C2F Es de libre acceso y puede simular incendios en Canadá, España y Chile. La versión para Chile se bautizó C2F+K, combinación del original C2F y uno de comportamiento del fuego Kitral (K) que refleja las características de los bosques nativos.