En el marco de un proyecto FIPA se desarrolló documento que da lineamientos generales y estandariza necesidades mínimas para las labores in situ.
Desde Concepción se entregó a Chile su primera guía para muestrear especies del océano costero y la desarrolló un equipo del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (Cibas) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).
“Establecimiento de una guía metodológica y de protocolos de muestreo y/o registro in situ para organismos hidrobiológicos presentes en aguas marítimas costeras” es el proyecto que se adjudicó la licitación del Fondo de Investigación Pesquera y de Acuicultura (FIPA) de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), iniciado a fines de 2019, y que lideró la doctora Catterina Sobenes, académica de la Facultad de Ingeniería UCSC.
La guía integra aspectos técnicos, logísticos, equipamiento, personal y gestiones a considerar para evaluar a los organismos hidrobiológicos más importantes del borde costero chileno, espacio que incluye a la zona intermareal, zona submareal y columna de agua, precisó la investigadora. Así, da lineamientos generales y estandariza necesidades mínimas para desarrollar labores en trabajos de campo.
Y entre los aspectos que establece mencionó “considerar muestreos estacionales y definir métodos según la extensión de cada proyecto”.
“Además, se detecta la necesidad de especialistas, personal técnico de apoyo para terreno, que debe estar capacitado en la identificación de especies y muestreo; de buzos preferentemente científicos para muestreos de bentos fondo blando y duro, en su defecto buzos comerciales con capacitación; y de profesionales con formación en identificación taxonómica de los diferentes grupos”, destacó.
La académica contó que también aborda la necesidad de que equipos para muestrear estén calibrados con certificado y los muestreos los realicen instituciones con certificación ISO 17.020.
Para llegar a estos resultados el equipo revisó información disponible a nivel nacional e internacional sobre métodos de muestreo para evaluar presencia, abundancia o diversidad de fitoplancton, zooplancton, peces litorales, bentos de fondo duro y de fondo blando, aves y mamíferos. El trabajo también incorporó actividades con especialistas de distintas entidades para consensuar criterios para presentarlos a la Subpesca.
“Estos protocolos deben servir para orientar los proyectos que ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) para que haya criterios generales”, sostuvo Sobenes de la aplicación de la guía.
Ahí su contexto e importancia. Es que la Subpesca es de los organismos estatales con competencia ambiental y es la institución responsable de entregar la opinión técnica sectorial en relación con proyectos sometidos al SEIA en torno a áreas de influencia de organismos del espacio marino costero.
No obstante, la académica contó que faltaban guías que estandarizaran procedimientos para asegurar resultados en la descripción del estado ambiental de las comunidades de flora y fauna acuática. La manifestación es que “se observa que los estudios de líneas base, así como los programas de seguimiento y monitoreo ambiental de organismos hidrobiológicos presentados al SEIA, muestran gran variedad de metodologías, instrumental y análisis para realizar los levantamientos de información de terreno, lo que en ocasiones genera resultados con mayor incertidumbre”, expuso.
Así, el documento se ocupó por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), organismo que elabora guías ambientales para proyectos que ingresarán al SEIA. “El SEA publicó este año una guía para describir los ecosistemas marinos, dentro del que se incluyen los organismos hidrobiológicos, para lo que se utilizó el material desarrollado en el proyecto FIPA y está disponible para su uso por todas las entidades que presentarán proyectos de inversión relacionados con impactos a ecosistemas marinos”, aseveró.
Y contar con el insumo es necesario para Chile, con una costa de más de 6 mil kilómetros de costa en línea recta de norte a sur y que alberga diversos ecosistemas en que habita una biodiversidad con especies de importancia ecológica y comercial, que sustentan actividades relevantes a nivel socioeconómico.
En ese contexto, Catterina Sobenes enfatizó que “para conservar los ecosistemas marinos y conducir las actividades productivas para responder al desarrollo sustentable es importante que los estudios de línea base y monitoreos ambientales se realicen con estándar mínimo para los muestreos”. Generar esta información y basarse en ella “permite hacer seguimientos de los impactos ambientales significativos y diseñar medidas de mitigación o reparación”, afirmó.
Aunque quedan desafíos, particularmente advirtió que “es necesario avanzar en medidas de mitigación para ecosistemas marinos que están fuertemente impactados por acciones antrópicas y en actividades productivas que se hagan cargo de su residuos a través de una economía circular”.
“Para ello es importante continuar con la investigación de las especies nativas y el funcionamiento de los ecosistemas marinos, y así diseñar medidas y procesos productivos acorde a estos funcionamientos”, cerró.