Trabajo que se desarrolla en San Pedro de la Paz busca acortar las brechas generacionales y de conocimiento que limita el uso de las nuevas tecnologías, para favorecer la autonomía y bienestar desde el dominio de unas herramientas que ofrecen diversos beneficios.
“Tengo una tablet, pero no me atrevo a usarla por miedo a dejar la escoba. A mis 68 años debería saber cómo usar o hacer ciertas cosas y no sé. Tengo que esperar a mi hijo para que me pueda ayudar a, por ejemplo, pedir un Uber”, contó Maritza Aguayo, habitante de San Pedro de la Paz. Carlos Müller, de 81 años y residente en la misma comuna, reconoció que “es triste ser un analfabeto digital. Todos están adaptados e inmersos en este mundo y uno está perdido, es muy complicado”.
Ambos dependen de otras personas para realizar acciones digitales, pero al hacerlas por ellos no se les enseña y quedan sin el conocimiento necesario para desenvolverse por sí solos; algo que podría ser crucial en otras circunstancias y favorecer su autonomía.
Sus historias son la de muchas personas mayores de 65 años. Lo confirma que estas inquietudes estuvieron entre las que surgieron recurrentemente en sesiones de un proyecto de longevidad saludable que financia la Vicerrectoría de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio (VRIM) de la Universidad de Concepción (UdeC), liderado por la doctora Jacqueline Sepúlveda, académica del Departamento de Farmacología de la Facultad de Ciencias Biológicas.
La iniciativa ha reunido a decenas de personas mayores de San Pedro de la Paz, como Maritza Aguayo y Carlos Müller, para brindarles un espacio de alfabetización digital, cuyo bajo nivel fue definido como uno de los principales problemas para las personas mayores contemporáneas por la investigadora.
Es que así como solicitar un servicio de transporte a través de una aplicación móvil, pagar cuentas o escanear la carta en un restaurante son algunas de las muchas acciones en línea que integran la cotidianidad de muchas personas y les simplifican la vida con un clic. Pero la realidad es que no hay un goce equitativo de las ventajas que ofrece el desarrollo tecnológico, que avanza y genera cambios de forma vertiginosa, porque las personas mayores han sufrido dificultades para adaptarse y dominar las nuevas herramientas y modos de desenvolverse, provocando una brecha generacional que se traduce en una digital.
Brechas que se buscan acortar en el proyecto UdeC con un plan piloto para acercar a los beneficios de las tecnologías mientras se alfabetiza en salud para contribuir al bienestar. Ello porque Sepúlveda sostuvo que a las personas mayores “les preocupa su salud, conocer sus patologías, los medicamentos que consumen y su adherencia y cumplimiento al tratamiento indicado por sus médicos”.
El uso de la aplicación AFAM UdeC, diseñada en un proyecto Fondef, permitirá avanzar en los objetivos de la alfabetización digital y en salud. La plataforma permite monitorear tratamientos farmacológicos y tener un espacio para interactuar entre usuarios interesados en abordar temas de salud.
AFAM UdeC se instaló en los smartphones de los participantes al taller, que también ha permitido levantar información y reconocer que muchas personas mayores con celulares inteligentes con varias aplicaciones limitan su uso a Whatsapp y llamadas telefónicas, por lo que se ha hecho evidente la necesidad de enseñarles a usar otras herramientas como las redes sociales o calendarios, además de AFAM UdeC.
Para enseñar a usar la aplicación, evaluar su funcionamiento y entregar nociones de ciberseguridad participa Blanca Olmos de Aguilera, estudiante de Bioingeniería cuyo proyecto de tesis se enmarca en el taller.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, en Chile la esperanza de vida se ha triplicado en los últimos 100 años. En ese escenario, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe estima que en 2050 la población de personas mayores representará al 32% en el país.
Aunque no basta con vivir muchos años, se trata de vivir bien. “Una manera de lograr la longevidad saludable es estar en una sociedad que no excluya a nadie. Chile y el mundo ha vivido un proceso de transformación digital, pero hemos estado excluyendo a las personas mayores o se han excluido ellos mismos por falta de conocimientos”, manifestó Sepúlveda sobre el problema a cuya solución a nivel local busca contribuir el proyecto, promoviendo la inclusión, autonomía y bienestar de las personas mayores con su manejo de las tecnologías.
Tal como está experimentando Liliana Loyola, una de las participantes del taller, y certeramente le da voz a sus pares: “con los conocimientos que nos podrían entregar yo podría ser más independiente de mis hijos. Eso a una la empodera, el tener el control de estas nuevas tecnologías y estar al día con ellas”.