Comisión Contra la Desinformación: los alcances de un quehacer necesario

04 de Agosto 2023 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: Freepik

Hace poco se constituyó la instancia que lideran el Ministerio de Ciencia y Segegob para dar insumos para abordar a nivel local un fenómeno global que avanza y amenaza a las democracias y sociedades. Hay quienes cuestionan el espacio, pero más que lo valoran y esperan ver los frutos de su trabajo.

Doce meses para elaborar dos informes que consoliden evidencias sobre la realidad local de un fenómeno global que urge frenar. Esa es la misión de la Comisión Asesora Contra la Desinformación, constituida hace pocas semanas tras publicar su creación de carácter temporal en el Diario Oficial.

Instancia la que convocó el Presidente Gabriel Boric, lidera el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) junto al de Secretaría General de Gobierno, y proveerá insumos académicos y técnicos para la mejor comprensión y abordaje del tema, como medidas de educación y alfabetización digital.

Conformar la Comisión Asesora se ha reconocido a nivel nacional e internacional por entes como Naciones Unidas (ONU) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que alarman el peligro para las democracias y bienestar social que supone la difusión de fake news y la desinformación, e interpelan a actuar en distintos frentes, de la investigación a políticas públicas.

Pero, en Chile también se levantaron voces cuestionando al espacio y buscando su disolución con planteamientos como su perjuicio a la libertad de prensa o expresión, fundamentalmente desde la oposición al Gobierno: la Cámara de Diputados y Diputadas aprobó un proyecto que busca revocar la Comisión, mientras el Senado uno para declararla inconstitucional en lo que recientemente el Tribunal Constitucional decidió acoger a trámite el recurso de inaplicabilidad del espacio.

La Comisión

Un debate público que ha generado inquietudes, volviendo necesario abordar el quehacer de la Comisión y sus alcances, y que también permite poner en la agenda y discusión el concepto y fenómeno de la desinformación.

Sofía Valenzuela, seremi de CTCI para la Macrozona Centro Sur, explicó que lo primero a saber es que la instancia asesorará a los ministros de las dos carteras implicadas en dos ámbitos: el primero es el entendimiento del fenómeno de la desinformación con sus principales manifestaciones locales; el segundo es dar recomendaciones concretas para desarrollar estrategias y políticas públicas que sean soluciones.

Ahí sus objetivos concretos. “La idea es levantar un primer informe en el cual nos digan cuáles son las principales problemáticas y los tipos de desinformación que hay en nuestro país a nivel más macro. En un segundo informe deben ir sugerencias sobre cómo se podría ir mitigando el impacto de la desinformación, como la mejor educación digital”, detalló.

Para ello reúne a nueve especialistas nacionales de áreas como comunicaciones, periodismo, nuevas tecnologías de la información, derecho, libertad de expresión, propiedad intelectual y fact-checking. Particularmente, los comisionados son Lionel Brossi, Claudio Elórtegui, Ingrid Bachmann, María José Escobar, Patricia Peña, Juan Carlos Lara, Pedro Anguita, Paulina Ibarra y Fabián Padilla; todos profesionales que trabajan en instituciones académicas o de la sociedad civil.

El quehacer

Desde lo expuesto, Valenzuela relevó que el quehacer de la Comisión, que ya inició su trabajo concreto y debe entregar el primer informe a fines de agosto, se limita al “estudio y análisis del fenómeno de la desinformación en plataformas digitales, excluyendo del análisis los medios de prensa” y aseguró que “no se censurará a nada ni a nadie”.

Por lo mismo, la comisionada Paulina Ibarra, directora ejecutiva de la Fundación Multitudes, enfatizó que “es un error asociar este debate a la libertad de prensa, ya que no buscamos generar una verdad oficial sobre un debate en particular, ni tampoco consideramos elaborar recomendaciones respecto a los medios de comunicación”.

Lo que se busca, aseguraron, es que el trabajo resulte en conocimientos y directrices para tomar decisiones e implementar medidas que beneficien a la población, propiciando que tenga las herramientas para mantenerse informada al acceder a canales adecuados y evitando creer ciegamente todo lo que leen o escuchan en cualquier plataforma, sobre todo redes sociales.

A partir de ello, Ibarra manifestó que “estamos confiados en que será un proceso que nos hará crecer como país y estamos agradecidos que se sigan abriendo espacios para que desde el mundo académico y la ciudadanía podamos aportar al debate, siempre con criterios objetivos y responsabilidad”.

Desinformación: un fenómeno que amenaza el bienestar social

Por su composición y objetivos declarados, la Comisión Asesora Contra la Desinformación se valora y ve con expectativa desde el mundo académico de las comunicaciones.

Es que la desinformación es un “flagelo” y un “fenómeno instalado en la sociedad”, advirtió el periodista y doctor en Ciencias de la Información Fernando Gutiérrez, académico del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y miembro del Consejo de Ética de los Medios de Comunicación y del Observatorio de la Desinformación Chile, y aseguró que “se combate con libertad, con verdad y conocimiento”.

Y la periodista Constanza Gajardo, PhD en estudios de periodismo y académica del Departamento de Comunicación Social de la Universidad de Concepción, enfatizó que quienes componen la instancia “vienen de organismos que considero los más relevantes para enfrentar el tema: de la sociedad civil con gente con mucha experiencia en el entorno digital que es donde más ocurre la desinformación, y de la academia que es donde más se estudia y hay experiencias con base científica que se pueden considerar”.

El fenómeno

¿Por qué es tan problemática la desinformación? Información es poder y desinformación una peligrosa vulnerabilidad que se extiende como letal infección, cada vez más masiva y rápidamente.

Se espera que la sociedad esté lo suficientemente informada para tomar buenas decisiones. Cuando una persona no lo está o está desinformada, las decisiones pueden ponerse en riesgo”, resaltó Gajardo.

Así, el impacto de estar o no informado es personal y social. Las opiniones, seguir o no una dieta, aceptar o rechazar una vacuna o medicamento, votar por un candidato u otro para ejercer un cargo, son algunos de los diversos ámbitos permeados por la decisión, y se decide a diario.

También está en riesgo la cohesión social, porque la desinformación genera división”, advirtió.

Ahí la amenaza que supone la desinformación a todo ámbito, a democracias y al bienestar social integral, e importancia de abordarla.

La desinformación puede deberse a falta de acceso a información, o al acceso a contenidos que son mentira, tergiversados o erróneos. Una de las grandes preocupaciones está en la rápida propagación o viralización de estos desde plataformas digitales como redes sociales, donde cualquiera puede publicar lo que quiera y según diversos informes se han vuelto la principal vía para acceder a información, según expuso Gutiérrez. Por ende, hay alto y creciente riesgo –y probabilidad- de que internautas consuman más contenidos falsos que verdaderos.

Y el académico planteó que la desinformación no siempre tiene el elemento de intencionalidad del emisor, pero en parte importante y preocupante sí.

Al respecto, dijo que se debe “entender a la desinformación como un proceso donde es posible identificar una intención, una falsedad y algo que la pueda disfrazar como verdad”. Este ocurre en el “escenario de la posverdad, donde existe una distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones para influir en la opinión pública y actitudes sociales”, precisó. “Este proceso se vale las fake news o noticias falsas, que por su cantidad y rapidez con la que se propagan, es difícil poder diferenciarla de la información real”.

Influye en el fenómeno la falta de pensamiento crítico, que permite cuestionar y reflexionar en torno a la veracidad o confiabilidad de los contenidos a los que se accede, y para decidir.

Acción de todos

El periodista enfatizó que en el combate a la desinformación todo actor social tiene algo que hacer desde su rol para cuestionar lo que lee, ve, oye y difunde, de padres a instituciones. Porque lo real es que “nadie está libre hoy de verse involucrado en un proceso de desinformación”, afirmó.

Acción clave es fortalecer el trabajo periodístico. “En el periodismo de calidad hay una gran oportunidad”, sostuvo, “la profesión informativa, lejos de desvalorizarse social y económicamente como ocurre en muchos de nuestros países, debería aumentar su reputación por la prestación de un servicio social y comunitario fundamental en un entorno confuso y carente de interpretación correcta. Esto requiere que profesionales y medios cuenten con las herramientas necesarias.

También destacó el papel de las herramientas de fact-checking. “Se estima que en Chile existen doce equipos consolidados, según datos del laboratorio Duke Reporters: seis son parte de un medio consolidado y seis independientes, y diez se localizan en Santiago y dos en la Región del Biobío”. Debería haber más iniciativas y sobre ello contó que un estudio que realizó con su colega Felipe Rodríguez halló que “falla el modelo de negocio para un servicio informativo que debería ser cada vez más valorado por la audiencia, así que tenemos espacio para crecer allí”.

Siguiendo esa línea, Constanza Gajardo planteó que deberían trabajarse en torno a regulaciones de los medios de comunicación y plataformas para evitar la difusión de desinformación. Pero, opinó que importan más las políticas, financiamientos e incentivos para fortalecer al periodismo y proveer un una oferta de buena calidad informativa que atraiga audiencias.

A nivel de la comunidad y personal relevó lo esencial de avanzar en educación, desde la alfabetización digital a pensamiento crítico y criterios para elegir adecuadas fuentes de información. Por su experiencia y evidencias, consideró importante que haya conocimiento general sobre las estrategias de construcción de información de calidad para discernir.

Por último aseveró que “las personas deben contrastar información” para verificar veracidad de un contenido. Para ello aconsejó buscar en distintos canales datos de una información que vio u oyó.