Ciencia y Sociedad

Científica UdeC sobre el microbioma humano: “los microorganismos están ahí para nuestro beneficio”

La microbióloga Apolinaria García abordó la importancia vital que tienen las comunidades de los miles de millones de organismos minúsculos que habitan en distintos sistemas del cuerpo humano, son clave en el estado de salud.

Por: Natalia Quiero 30 de Junio 2023
Fotografía: Apolinaria García lidera el Laboratorio de Patogenicidad Bacteriana y ha centrado su trabajo en investigar y desarrollar probióticos.

A fines de la década de los ‘60, la bióloga norteamericana Lynn Margulis, quien falleció en 2011, postuló que “todos somos comunidades de microbios” y lo hizo para explicar la colaboración o simbiosis ancestral establecida entre organismos microscópicos de especies diversas y que está en la base de la evolución de la vida.

Es así en animales, plantas y también en los humanos. Y es que las investigaciones en microbiología han evidenciado que las personas somos un ensamble de células propias de la especie humana y también una red de microorganismos compuesta de organismos como bacterias, que son la mayoría, además de hongos y virus que se encuentran en el tracto gastrointestinal, genitourinario y respiratorio, las cavidades oral y nasofaríngea, y la piel.

Todas estas comunidades microscópicas que habitan nuestro cuerpo conforman lo que se conoce como la microbiota humana, que es un término hermano del microbioma que designa a los microorganismos de esa red, sumados a sus genes, metabolitos y su ambiente.

Y es para visibilizar y relevar la existencia e importancia de los miles de millones de organismos microscópicos que han colonizado todos los ecosistemas del planeta, incluyendo al complejo sistema que somos los seres humanos, es que cada 27 de junio se conmemora el Día Internacional del Microbioma o de la Microbiota.

Así se vuelve la instancia propicia para que profundice en la temática, desde una perspectiva de la salud humana, la microbióloga Apolinaria García, académica del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción (UdeC), donde dirige el Laboratorio de Patogenicidad Bacteriana.

Un gran mundo

El primer punto es que el prefijo de microorganismo, microbioma y microbiota contrasta con el gran mundo que encierra. “Micro” significa pequeño, pero la doctora García destacó que “lo primero que puede impactar es la cantidad: la microbiota tiene 3.8×1013 células y tenemos 3.8×1013 de células humanas”.

Es decir, somos una mezcla de células humanas y de microorganismos en una proporción uno a uno, siendo cada microbiota única para cada persona, como una huella digital.

“Somos un súper organismo, un epiorganismo, un conjunto. Somos una comunidad interactiva de células humanas y microbiota que, en equilibrio, nos mantiene saludables“, afirmó.

La especialista también relevó el número de diferentes microorganismos que las personas podemos llegar albergar en los distintos sistemas que conforman nuestro cuerpo.

Se estima que en un cuerpo sano habitan más de 10 mil especies bacterianas diferentes, de las cuales apenas un 1% son potencialmente patógenas, casi nada, porque están ahí para nuestro beneficio”, sostuvo la científica que lidera una línea de investigación centrada en profundizar conocimientos y desarrollar probióticos para combatir a infecciones por bacterias patógenas.

Desde allí, resaltó que la microbiota puede pesar desde 1,5 a 2 kilos, mientras que cada uno de los microorganismos pesa menos que un picogramo (1×10-12). “Literalmente hay trillones de especímenes distintos que nos llaman hogar. Tantos que superan con creces a las estrellas contenidas en la Vía Láctea. Se estima que cada persona alberga cien trillones de microbios; en comparación, la Vía Láctea cuenta con aproximadamente cuatrocientos millones de estrellas”, ilustró la investigadora.

 

“La microbiota intestinal se ha considerado como un segundo cerebro”

Los números en torno al gran mundo que significan esos minúsculos organismos vivos que conforman la microbiota sorprenden, la doctora Apolinaria García destacó que la que más impresiona son sus funciones y lo que es capaz de hacer.

Y es que tiene un papel importante en la nutrición y el metabolismo humano, a través de funciones de incorporación de nutrientes al organismo por medio de procesos de digestión y absorción, la utilización de material de desechos y la síntesis de vitaminas K y B12.

Asimismo, contribuye a la maduración del sistema inmune, manteniendo la vigilancia ante posibles invasiones de la microbiota. Además, brinda protección frente a microorganismos patógenos, manteniendo ocupado el nicho ecológico donde está.

Factores que determinan

Y un punto trascendente a saber de la importante microbiota es que este gran sistema está determinado por diversos factores internos y otros externos relacionados con las conductas. Porque los estilos de vida, la calidad de la alimentación, la ingesta de medicamentos influyen en su formación, que también parte desde el nacimiento, si es que no inicia antes.

En este sentido, la investigadora UdeC relevó el papel de las madres en la formación de la microbiota de sus bebés recién nacidos a través el parto y la lactancia. En estos procesos ocurre una transferencia de organismos de la mamá a su hijo o hija, que se considera como la primera colonización del cuerpo.

Además, hay factores que modifican la composición de la microbiota humana.

En los de carácter interno mencionó la genética, el género, el desarrollo hormonal y la edad, porque esta va evolucionando a lo largo del ciclo vital. En los externos se cuentan la ubicación geográfica, el clima, el estilo de vida, el uso de fármacos y de antibióticos, y la higiene personal porque un exceso de esta la perjudica.

El uso de medicamentos y antibióticos son los que Apolinaria García catalogó como los más perjudiciales. Al respecto, advirtió que las enfermedades producidas por bacterias se tratan con antibióticos que atacan por igual a las que viven de forma natural en el cuerpo.

La microbiota intestinal

La mayor parte de virus, bacterias y hongos de nuestro microbioma están en el sistema digestivo y, por ello, la microbiota intestinal juega un rol fundamental. Como ejemplo, la doctora García dijo que una microbiota normal del intestino modula el desarrollo cerebral y el comportamiento.

Es tan importante que, incluso, se ha llegado a establecer que “absolutamente todos nuestros procesos mentales se encuentran influenciados de alguna u otra manera por la intervención del microbioma intestinal, de ahí que se le llegue a considerar como una especie de segundo cerebro”, aseveró la científica.

Sobre esto explicó que “si bien es cierto que la mayoría de investigaciones respecto de la interacción microbioma-cerebro se han realizado en animales y que no siempre es posible extrapolar los resultados de manera automática a nuestra experiencia, cada vez comienzan a surgir más estudios en humanos desde los campos de la neuropsicología y el neurodesarrollo que paulatinamente corroboran el marco teórico”.

Por tanto, el estado de salud de la microbiota tiene diversas influencias y repercusiones.

Aquel definido como bueno se define eubiosis y entre sus múltiples beneficios están la buena producción de vitaminas y de algunas de proteínas, así como de ácidos grasos de cadena corta como el butirato y el propionato, los que tienen propiedades moduladoras de las respuesta antiinflamatoria y anticancerígenas, respectivamente. También ayuda a la digestión y absorción de nutrientes, estimula el sistema inmune y favorece la mantención de la barrera mucosa.

Del otro lado, está la disbiosis microbiana, que es un desequilibro del sistema, y que tiene una estrecha relación con la obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome metabólico, aterosclerosis, diabetes mellitus, enfermedades infecciosas emergentes y problemas hepáticos. Incluso, se la vincula a desórdenes del espectro autista, indica la investigadora.

Cuidar la salud

Se hace importante cuidar la salud de la microbiota intestinal y hay que saber cómo hacerlo.

En esta materia es que lo fundamental es mantener una alimentación saludable, que significa que incluya toda la diversidad de los grupos de alimentos y de manera balanceada para incorporar los distintos nutrientes que el cuerpo necesita y en la medida necesaria.

Además, se deben evitar el exceso de higiene y el mal uso de antibióticos, reducir el estrés y respetar los patrones de sueño.

En el caso que existan síntomas de problemas intestinales hay que evitar el consumo de alcohol, cafeína y comidas picantes, porque pueden exacerbarlos.

En el escenario de hacer frente a la disbiosis, Apolinaria García comentó que existen estrategias terapéuticas como el uso de probióticos, que son preparados que contienen microorganismos; prebióticos, alimento para los microorganismos; o simbióticos, mezcla de pro y prebióticos. Otro método es el trasplante de material fecal, en que se rescatan microorganismos desde personas sanas. Como formas más específicas están el empleo de inmunobióticos, oncobióticos y psicobióticos.

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