Resistencia antimicrobiana: ¿ser parte del problema o de la solución?
24 de Noviembre 2022 | Publicado por: Natalia Quiero
Hoy culmina la semana para concienciar sobre el uso de agentes microbianos. Y es que el desarrollo de compuestos contra microorganismos patógenos, como antibióticos y bacterias, salvaron la humanidad. Pero, el masivo abuso de los productos ha generado cada vez a organismos más resistentes y letales. En el empleo racional está la clave y toda la sociedad puede aportar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró una de las 10 amenazas a la salud pública global y su progresión la convierte cada vez en una más grande.
Es que la resistencia a los antimicrobianos (RAM) mata a 1.3 millones de personas en el mundo cada año y serán 10 millones a 2050, superando al cáncer hoy, “si no se adoptan medidas para su control y mitigación”, advierte el doctor Gerardo González, director del Laboratorio de Investigación de Agentes Antimicrobianos (LIAA) y académico del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción (UdeC).
Sus palabras hacen eco del propósito de la “Semana de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos” que impulsa la OMS desde 2015 y, como cada año, en el LIAA UdeC se suman a la acción de la campaña que este 2022 se desarrolla del 18 al 24 de noviembre bajo el lema “Prevengamos juntos la resistencia a los antimicrobianos”, en el marco de su quehacer científico para abordar el fenómeno.
El gran objetivo es crear consciencia en la comunidad local sobre el impacto que genera en toda la sociedad la RAM y el impacto que toda la sociedad puede tener sobre el fenómeno, para incentivar un empleo racional y responsable de compuestos con acción antimicrobiana, pues están basta y muchas veces innecesariamente presentes en múltiples dimensiones de la actividad humana cotidiana.
El fenómeno
El doctor González explica que antimicrobiano como concepto engloba todos los agentes que controlan el crecimiento de distintos microorganismos, primordialmente para proteger la salud y bienestar como son los fármacos. Porque estos organismos habitan naturalmente diversos ambientes y, mientras algunos benefician o pasan desapercibidos sin causar problemas, muchos pueden ser tóxicos o patógenos para el humano o animales.
Así, precisa, están los antimicóticos o antifúngicos (hongos), antivirales (virus), antiparasitarios (parásitos) y antibióticos o antibacterianos (bacterias). Hasta hace un tiempo la alarma estaba en la última resistencia, pero la realidad urge hablar de esta como integrada a un fenómeno integral y global.
Porque hablar de resistencia antimicrobiana es decir que se vuelven más resistentes a los agentes que combaten a microorganismos que pueden infectar y provocar enfermedades, muchas bastante complejas y de riesgo letal. Eso implica que compuestos, fármacos y tratamientos disponibles pierden efectividad contra los patógenos, mientras estos pequeños enemigos ganan poder para sobrevivir.
De eso trata la resistencia, de resistir a morir para vivir: está en la naturaleza de cada ser vivo el usar todas sus capacidades para mantenerse con vida, desde el más microscópico al de mayor tamaño. En efecto, asevera que “la resistencia ocurre por un fenómeno natural”.
Y microorganismos como bacterias pueden mutar sus genomas para evolucionar, con distintos mecanismos biológicos, y generar genes de resistencias, aclara.
“Al usar antibióticos y cualquier antimicrobiano, en el ámbito que sea, generamos presión de selección que va a modular que microorganismos que mutaron tengan un entorno favorable para crecer”, destaca González. Es decir, el empleo de los agentes promueve que se gatillen mecanismos de sobrevivencia y resistencia que se transmiten entre microorganismos.
Todos por el uso racional
Ahí la alerta y responsabilidad en exacerbar el problema o contribuir a su solución que tiene la humanidad; desde lo individual a lo colectivo.
El investigador enfatiza que los antimicrobianos son de amplio uso en diversos ámbitos, por lo que hay una masiva presión de selección sobre los microorganismos. Los antibióticos, por ejemplo, se emplean en medicina humana y animal, y en producción ganadera y acuícola. Escenario similar de aplicación en otros agentes. Además, está el uso de productos desinfectantes en el medio doméstico, laboral y social.
Todos los casos pueden tener el efecto contraproducente y peligroso, promover la RAM, si el uso del agente es desmedido e injustificado.
Al respecto, González expone la común situación de personas que toman antibióticos apenas sienten dolor de garganta o síntomas de resfrío/gripe que, además del riesgo de la automedicación, suelen ser infecciones virales y requieren otro abordaje. O sea, mal uso y abuso de antibióticos que no mejorará el cuadro y suma potencia la RAM.
En la misma línea ubica a la desinfección constante de ambientes o de manos, cuando afirma que al estar en el propio hogar o entorno habitual basta con la remoción de patógenos y limpieza que genera la acción mecánica del lavado de manos con agua y jabón.
Claro está el horizonte de la solución, donde releva actos que van desde los profesionales de la salud a hacer una prescripción responsable de antibióticos u otros antimicrobianos, de los usuarios de jamás automedicarse y de las industrias a tener un uso adecuado de los productos antibióticos.
“Hay bacterias que resisten a todos los antibióticos que existen”
La ciencia ocupa un lugar relevante en el abordaje del problema, desde su comprensión a la solución, reconoce González, y esa convicción guía ace años su trabajo y del LIAA.
Ciencia UdeC para solucionar
El Laboratorio está adscrito al Departamento de Microbiología e integra investigadores del estamento y colaboradores de las Facultades de Odontología, Farmacia y Medicina UdeC.
En específico, su líder detalla que estudian los mecanismos biológicos de bacterias y microbios para resistir, sobre todo desde la biología molecular y genética. Sobre todo la resistencia a antibióticos introducidos para uso terapéutico. La diseminación de mecanismos es otro tópico de interés, ya que asegura que “hay mecanismos de más rápida diseminación que van a tener mayor impacto en favorecer la selección de bacterias resistentes”.
De especial contribución para avanzar en las investigaciones del LIAA es el vínculo con una red de hospitales a lo largo de Chile donde se aíslan bacterias para su análisis, comprender la relación genética entre cepas bacterianas presentes y la resistencia en el medio intrahospitalario local y nacional.
En este marco han desarrollado varios proyectos y acumulado una línea de evidencias, sobre lo que el doctor González destaca que uno vigente muy relevante espera evaluar el impacto de la pandemia. “En este tiempo se ha usado mucho antibiótico, sobre todo en pacientes hospitalizados y en UCI, donde sabemos que hay más riesgo de seleccionar bacterias resistentes”, advierte.
Entre resultados de los estudios releva que “encontramos que se suman los mecanismos de resistencia”. En simple, una bacteria tiene un tipo y por su capacidad de mutar va añadiendo otros. “Entonces, hoy una bacteria tiene varios mecanismos de resistencia antibiótica. Y eso, seguramente, ha sido favorecido por el mayor uso de antibióticos”, sostiene.
Los hallazgos del LIAA también llevaron a describir nuevas variantes de mecanismos de resistencia (mutación de uno anterior). “Tenemos publicaciones en que damos cuenta de la sumatoria de mecanismos de resistencia y mecanismos que son una variante del anterior. Han ido evolucionando”, complementa el microbiólogo.
Además del entendimiento, en el LIAA quieren aportar en posibles soluciones. “En los últimos años hemos estado trabajando fuerte en la búsqueda de compuestos con actividad antibacteriana sobre bacterias muy resistentes. Porque es necesario contar con nuevas alternativas terapéuticas que sean eficientes sobre bacterias que están circulando, muchas son bastante resistentes y algunas, incluso, resisten a todos los antibióticos que existen”, resalta.
La urgencia de actuar
Los focos de estudio del LIAA son ciencia de frontera y, sobre todo, conocimientos de trascendencia global y avances que urgen a la humanidad, con el vital aporte de la propia acción social, porque la RAM afecta desde y a todos los países.
Lo primero en que se detiene González es que la proyección sobre la letalidad a 2050 se hizo según un trabajo de 2014. Entonces, la resistencia mataba a 700 mil personas cada año.
Pero, de manera reciente y en la prestigiosa revista The Lancet se publicó un estudio con datos de 2019 de centenares de hospitales del mundo que atribuyó al fenómeno casi 1.3 muertes directas. “Si se suman las asociadas a la resistencia, se llega a casi 5 millones de muertes”, lamenta el investigador. Son lamentables cifras, porque son vidas humanas pérdidas, y no consideran el impacto del mayor uso de antibióticos para prevenir o tratar infecciones secundarias a Covid-19, que ha afectado a miles de millones de personas en el planeta, a nivel intrahospitalario. Allí suelen ocurrir la mayor cantidad de infecciones por bacterias o patógenos resistentes.
En este sentido también recalca el aumento explosivo por y desde la pandemia del uso de productos desinfectantes y con compuestos de amonio cuaternario. “Estos también pueden seleccionar resistencias desinfectantes y a antibióticos, porque los mecanismos que tienen las bacterias de resistencia a desinfectantes a veces coexisten con los de resistencia antibiótica”, afirma.
Por ende, podrían estar subdimensionada la magnitud de la RAM con su estimación. “Todo hace suponer que podría haberse adelantado la proyección para 2050”, plantea el microbiólogo. Ahí lo trascendente de evaluar la involución que produjo la pandemia.
Aunque no hay que esperar tener esa data para investigar y desarrollar opciones antimicrobianas más efectivas a las que existen, porque patógenos cada vez más resistentes están reduciendo las alternativas disponibles. Tampoco hay que esperar para cambiar las conductas hacia un menor y más responsable uso de agentes antimicrobianos.
“Es necesario estudiar el fenómeno y que las personas tomen consciencia de que no es seguro automedicarse, porque ponen en riesgo su vida y de las generaciones futuras: el día que no tengamos antibióticos volveremos a la era preantibióticos”, advierte González. Y es un riesgo llegar a esa era en que parte importante de la población moría muy prematuramente y a causa de afecciones que hoy no son mayor problema, justamente, gracias al hallazgo de los antibióticos y, luego, de otros compuestos.
Comunicar el quehacer para concienciar y educar
El plantel del LIAA participa activamente de instancias de divulgación y comunicación científica a distintos públicos . Ello, para acercar su quehacer con sus resultados, crear consciencia y promover la educación respecto al problema como las soluciones.
Charlas a escuelas o la comunidad general y también cursos para profesionales e investigadores son algunos de los espacios de socialización que propician o participan.
En este marco, junto a la Facultad de Medicina UdeC organizaron la “Jornada Interdisciplinaria por la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de Antimicrobianos”, que se realizó ayer.