El más completo inventario sobre las diversas y únicas de las lapas de Chile es el resultado de años de investigación, que también derivó en el hallazgo de una nueva especie.
Al recorrer la costa, es común ver variedad de conchas esparcidas por la arena o pegadas en las rocas. Son parte de un grupo de moluscos coloquialmente conocidos como “lapas” o “chapes” y que, pese al ancestral saber y vínculo de pueblos costeros para recolectarlos, no dejan de sorprender.
Así lo muestra el más completo catálogo de estos animales que desarrolló Felipe Torres, estudiante del Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), recientemente publicado tras años de investigación que aporta información relevante para profundizar el conocimiento.
Todo comenzó hace cinco años, cuando aún estudiaba el pregrado de Biología Marina y decidió investigar sobre una especie de lapa particular. Así, llegó al Museo Nacional de Historia Natural (Mnhn), donde hay animales colectados hace más de 200 años, y conoció a su curador Óscar Gálvez, el otro autor del catálogo, quien estudia moluscos hace décadas y le instó a colaborar en el trabajo que derivó en un documento publicado en una revista de acceso abierto, en español e incluye descripciones, fotos, mapas y un glosario sobre las especies que pertenecen a la familia taxonómica Fissurellidae y se mencionan como fisurélidos.
Como primer dato para demostrar la trascendencia de la diversidad nacional y del catálogo, Felipe Torres resalta que “hay lapas en los mares de todo el mundo, pero alcanzan tamaños de 1 o 2 centímetros, mientras en Chile tenemos lapas que llegan casi los 15, son verdaderos gigantes”. Así, también son animales comunes a lo largo de la línea costera nacional, sobre lo que afirma que “desde tiempos remotos han acompañado a las comunidades en diferentes formatos: hay registros que evidencian que se sacaban estos animales para sobrevivir, para alimentación e incluso para tecnología de la época como joyería, anzuelos o inclusive flechas”.
Por otro lado, el investigador asevera que “en Chile tenemos 13 especies muy conocidas de lapa como la reina o negra. Pero, hay muchas otras menos frecuentes que rara vez se mencionan”.
De hecho, hay más de tres decenas. Ese es uno de los hallazgos más sorprendentes e importantes del estudio para el investigador, que confiesa que al iniciar creía que sabía todo sobre estas especies y sólo existían 13 en Chile, pero en realidad habían sido descritas 31 especies válidas, con 18 poco mencionadas y muy desconocidas. Y la biodiversidad era más grande: “en 2019 describimos una nueva especie para Chile, así que ahora conocemos 32 especies”, destaca.
El hallazgo surgió desde el análisis de la colección de moluscos del Mnhn, necesario punto de partida de la investigación para crear el inventario. En particular, la concha era de un animal proveniente de la Isla Robinson Crusoe del Archipiélago de Juan Fernández y se bautizó como Zeidora macleani.
Para Felipe Torres es evidente que las lapas chilenas han estado escondidas bajo el mar de desconocimiento culpa de las brechas de información que tras muchas décadas se acortan con el nuevo catálogo.
Porque cuenta que “existe el Catálogo Descriptivo de Fisurélidos Chilenos, de Francisco Riveros-Zúñiga, publicado en 1951. Nuestro trabajo es, en parte, homenaje a este trabajo. Después de este, ningún estudio ha intentado compilar todo el conocimiento de este grupo de animales”.
Además, aclara que en 1984 se publicó la que se considera la revisión más detallada de algunas especies de estos moluscos. El autor es el norteamericano James McLean, en cuyo honor nombraron a la lapa que hallaron y quien propuso la clasificación de 13 especies que se usa hasta ahora. “El problema es que ese trabajo fue escrito en inglés, lo que impide que esa valiosa información llegue a más gente en Chile. Eso fue una motivación para escribir nuestro trabajo en español y publicar en una revista pública, para que cualquier persona pueda acceder a este conocimiento”, asegura.
Y el científico atribuye el desconocimiento local sobre las lapas a la descripción de especies en idiomas distintos al español y sólo al momento del descubrimiento.
Ahora, con la información disponible a través del informe que generaron, aspiran a impactar a distintos niveles de la sociedad en pos de valoración y conservación de la biodiversidad. Un primer anhelo que menciona es que “sirva para despertar interés de la gente por este maravilloso grupo de animales y como herramienta para esos curiosos que quieren saber qué son algunas de esas conchas que varan en la playa”. “Además, queremos que sirva a los tomadores de decisiones para generar mejores planes de manejo de estos animales, que se extraen por su apetitosa carne. El primer paso para proteger un recurso es conocer que existe”, cierra.