Armando Cartes para Historia e Igor Wilkomirsky y Bernabé Rivas para Ciencias Aplicadas y Tecnológicas han oficializado su postulación al máximo galardón que da el Estado a chilenos que con su obra han aportado al desarrollo local del saber en distintas áreas. Eso han hecho los tres en sus destacadas carreras de décadas y la casa de estudios respalda formalmente sus candidaturas.
La postulación a Premios Nacionales 2022 cerró el 30 de junio y entre los aspirantes hay académicos de la Universidad de Concepción (UdeC) que han oficializado su candidatura y recibido formal respaldo de la institución: doctor Armando Cartes, de las facultades de Humanidades y Arte, y de Ciencias Jurídicas y Sociales para Premio Nacional de Historia; doctor Bernabé Rivas, de la Facultad de Ciencias Químicas; y doctor Igor Wilkomirsky, de la Facultad de Ingeniería; ambos para Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas.
Décadas ligados a la UdeC, generando y aportando nuevos conocimientos y soluciones con alto impacto local, nacional e internacional en sus disciplinas y contribuyendo a la formación de profesionales e investigadores en pre y postgrado caracterizan la carrera de los profesores e impulsan a la casa de estudios a dar su manifiesto apoyo para que la aspiración se transforme en la obtención de un merecido Premio Nacional.
“Para la Universidad es un gran honor postular a nuestros académicos a los Premios Nacionales 2022. Por una parte, reconoce sus logros en cada una de las áreas de postulación y, por otra, el hecho de que nuestra Universidad cuenta con una comunidad académica de excelencia que merece y debe ser reconocida a través de la entrega de uno o más de estos premios”, manifiesta el rector de la UdeC, doctor Carlos Saavedra. Es que también lamenta que “a pesar de nuestra centenaria existencia como institución, destacados académicos y académicas UdeC, que aún mereciéndolo, no han sido distinguidos con este premio, lo que muestra un fuerte centralismo en estas decisiones”
Los Premios Nacionales, con ocho décadas desde el primero entregado, son el máximo reconocimiento que da el Estado a chilenos que con su obra han contribuido con excelencia al desarrollo nacional del saber en áreas científicas, sociales, humanidades, artes y cultura.
La distinción se hace en 11 disciplinas cada dos años y el otorgamiento se comparte entre los ministerios de Educación y de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. El jurado del proceso 2022 se definirá en julio y en agosto serán las sesiones de discernimiento para escoger los nuevos Premios Nacionales.
Más de 30 libros escritos, un centenar de artículos publicados y la formación de varias generaciones de estudiantes son un resumen mezquino para la dilatada carrera de Armando Cartes, abogado de profesión y doctor en Historia que se ha dedicado al estudio, rescate, difusión y valoración del conocimiento histórico con foco regional. Por su trabajo ha recibido lo premios Municipal de Concepción y Regional de Ciencias Sociales en 2010 y 2015, respectivamente, los galardones locales más relevantes y ahora la meta es lograr la distinción nacional máxima.
Su candidatura, recuerda, nació en la celebración del centenario de la UdeC, manifestando que “he querido que mi principal respaldo sea la Universidad, el alma mater mía y de mis padres, hermanos, esposa, suegros y espero también de mis hijos”. Y es que gran cantidad de instituciones, como el Gobierno Regional Biobío, apoyan al académico de los departamentos de Historia en la Facultad de Humanidades y Arte, y de Administración Pública y Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, además de director y fundador del Archivo Histórico de Concepción, entre otras varias filiaciones, pero asegura que “mi compromiso con la UdeC es muy fuerte”, donde ha desarrollado su carrera y aportado.
De hecho, ante la posibilidad del Premio Nacional, su aspiración está en lo que el reconocimiento puede significar para relevar más fuerte y ampliamente el patrimonio histórico local y las contribuciones a la generación del conocimiento que se hace desde las regiones y en particular de la UdeC, de la que en sus 103 años de historia destaca su papel clave para impulsar el desarrollo e historia de las regiones del Biobío y Ñuble y también el país, sobre todo en la zona centro-sur. “La UdeC ha contribuido a modernizar no sólo la educación, ciencia y cultura, también la sociedad. Medicina, ingeniería o actividad forestal, hay tantas áreas que le deben mucho de su crecimiento a la UdeC y ojalá se reconozca en este proceso de Premios Nacionales”, sostiene. “Hoy los temas son distintos que en el pasado, pero la UdeC siempre ha estado en temas de punta aportando al Chile que somos y también al que viene y queremos construir”, asegura.
La descentralización es una de las necesarias metas en las que recibir este premio para el Biobío-Ñuble puede ser de extrema trascendencia simbólica, pues el centralismo por años ha permeado en las decisiones y hasta en la construcción de la historia chilena, afirma, lo que se ha desafiado a cambiar desde su trabajo académico e investigativo. Sus principales intereses siempre han estado en la recuperación, recuperación y valorización del patrimonio histórico local, lo que implica reconstruir y también construir, con estudios enfocados en dar una mirada regional a la historia tradicional de Chile o “la historia descentrada, que mira a Chile y su construcción desde la región, lo que cambia los protagonistas, sucesos y abre nuevas perspectivas de análisis”.
De más de 6 millones de científicos del mundo, el doctor Bernabé Rivas quedó en el 2% de los más destacados por su productividad científica. Investigación en uso de polímeros funcionales y desarrollo de aplicaciones de remoción de contaminantes son las principales líneas del ex vicerrector y profesor emérito de la UdeC que preside la Academia de Profesores Eméritos UdeC e integra la Comisión Nacional de Acreditación.
Llegó a la UdeC en 1969 a estudiar el pregrado en Bioquímica, es el primer “doctor” de la centenaria institución donde ha desarrollado sus 42 años de vida académica en la Facultad de Ciencias Químicas y sus aportes han recibido las máximas distinciones locales, los premios Municipal de Concepción y Regional de Ciencia, y ahora postula al Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas. “No busco premios, pero cuando llegan se valoran y satisfacen, porque demuestran que se ve y reconoce de manera muy relevante el trabajo”, manifiesta. Lo trascendente es que evidencian que cumple el propósito que lo guía y llevó a entrar a la academia e investigación: “mi anhelo siempre ha sido que lo que haga tenga impacto y contribuir a la comunidad”.
Desde sus inicios se enfocó en el agua, en investigación básica y aplicada. Joven científico que fue visionario, consolidado investigador comprometido del rol social de la ciencia de solucionar problemas reales y aportar al bienestar de la sociedad. “Hace 40 años el agua no era un tema crítico como hoy, pero llevamos más de 40 años trabajando en su recuperación y descontaminación”, asevera. Reto que sabe cada vez más urgente por el escenario de crisis hídrica, donde la vital agua escasea y hay mucha contaminada, por lo que hay que limpiarla y recuperarla. En eso están con su grupo, usando biopolímeros. Y con investigadores de Ingeniería UdeC buscan innovar métodos para desalinizar agua de mar y transformarla en potable.
Y por todo ello destaca que “uno de los aspectos más relevantes en ciencia son los discípulos y agradezco que junto a mí se han formado más de 100. Están en universidades, centros de investigación o en la industria contribuyendo. Eso tiene gran efecto multiplicador”.
Hace más de 40 años trabaja en la UdeC, con la que se vinculó desde su pregrado en Ingeniería Civil Química y retornó tras pasar por la industria local y postgrados en Estados Unidos y Canadá, desarrollando tantos trabajos y de tan alto impacto que es el inventor con más patentes inscritas en Chile, bordeando las cuatro decenas nacionales y más de 20 internacionales.
Es el doctor Igor Wilkomirsky, dedicado a la investigación en metalurgia extractiva, diseño de procesos metalúrgicos y de reactores metalúrgicos, quien ha recibido varios galardones como el Premio de Investigación Aplicada de Concepción en 1988 o el Alexander Sutulov del Ministerio de Minería en 1997, además hay un edifico que lo honra con su nombre en el Departamento de Ingeniería Metalúrgica, donde ha desarrollado su larga carrera investigativa y académica.
Sobran razones para argumentar por qué merece el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, sobre lo que reconoce con humildad que “es un orgullo para mí representar a la UdeC en esta circunstancia. También siento que es una responsabilidad, porque hay decenas de profesores en el pasado y presente que merecen un Premio Nacional en las distintas áreas”.
Lo que más lo honra de los reconocimientos por su trabajo es que demuestran que en lo que ha puesto esfuerzo causa impacto. Asegura que ese es su motor y que los logros siempre son compartidos con sus equipos, integrados por estudiantes, otros académicos y profesionales. “Me siento muy agradecido de lo que hemos podido hacer. Algunas cosas han tenido y espero que tengan más relevancia a futuro”, sostiene.
Sobre ello cuenta que “el proyecto más importante en el que estamos trabajando es desarrollar una alternativa bastante novedosa a las fundiciones de cobre. Si tenemos financiamiento y apoyo industrial, probablemente hacia fines de la década tengamos un proceso consolidado y asentado en la industria”. También menciona investigaciones con minerales de baja ley como fósforo, que no son explotados y sí urgentemente requeridos como fertilizantes. “Tenemos un proceso bastante efectivo y de bajo costo que puede ser de mucho interés para ese rubro”, cierra.