La académica es una de las integrantes del Comité Nacional que elaboró el documento que releva rol de la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación para el desarrollo de Chile, dando lineamientos y una visión de futuro.
Fueron seis meses de arduo trabajo, pero Chile tiene su primera Estrategia Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (Ctci) para el Desarrollo, elaborada por el Consejo Nacional de Ctci. La entidad se formó para este fin y la integran 16 especialistas de destacada trayectoria en las distintas materias y una es la doctora Andrea Rodríguez, vicerrectora de Investigación y Desarrollo (Vrid) de la Universidad de Concepción (UdeC), además de académica de la Facultad de Ingeniería y presidenta de la Comisión Asesora de Investigación del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch).
En una ceremonia realizada recientemente en Santiago, el documento de más de 100 páginas fue entregado oficialmente al Gobierno representado por Giorgio Jackson, ministro secretario general de la Presidencia.
Y generarlo ha sido un reto planteado desde la implementación de la nueva institucionalidad del Ministerio de Ctci, creado a fines de 2019, para contribuir a la toma de decisiones y diseño de políticas públicas del gobierno, con sus distintos ministerios y agencias nacionales, en pos del progreso del país.
La doctora Rodríguez, quien también ha integrado el grupo de expertos a cargo de elaborar la Política Nacional de Inteligencia Artificial, destaca que la Estrategia Nacional de Ctci define principios y lineamientos a seguir que son promovidos desde una mirada de futuro, de mediano y largo plazo para que las decisiones y políticas que se definan trasciendan más allá de los cuatro años que duran los mandatos. Esto permite que haya impacto real y perdurable, que se impulsen cambios y se mantengan. Por eso, la estrategia no está presionada por la urgencia ni limitada por la prescripción.
La Estrategia Nacional de Ctci, resume Andrea Rodríguez, “proyecta a un país que se base en el conocimiento, que sea respetuoso de la sociedad y del medioambiente”. Lo crucial, afirma, es que pone en valor la manera en que el avance científico, en saberes, tecnología e innovación promueve el desarrollo y en particular su irremplazable papel para tener uno sostenible.
Es que con las diversas crisis ambientales que se viven, el mayor reto para las naciones es lograr el desarrollo sostenible, que ONU impulsa desde 17 objetivos para alcanzarse en 2030 y asegurar la prosperidad del planeta y la humanidad en base a un progreso socioeconómico sustentable, es decir, avanzar en armonía con el cuidado y preservación de la naturaleza de cuyos recursos depende el bienestar y subsistencia humana. Y la ciencia, con todo el quehacer que el concepto implica, tiene mucho para aportar.
En efecto, el documento tiene de pilares los principios de que Chile se incorpore plenamente a la sociedad del conocimiento y a través de ello se alcance el desarrollo que debe ser sustentable y sostenible e impulsado en un marco de equidad de inclusión.
La descentralización de la Ctci e interdisciplina son enfoques y metas claras en la orientación de los lineamientos estratégicos, resalta la doctora Rodríguez. Y también que esto involucra a las diversas áreas del saber, porque de manera pionera en una instancia de este tipo para el país, afirma, no sólo se consideran las ciencias exactas y naturales y se releva a las ciencias sociales, humanidades y artes en su necesaria consideración para las mejores decisiones y políticas a partir del rol crucial de disciplinas que generan conocimientos fundamentales para abordar a diversos fenómenos, problemas o retos que son cada vez más complejos y se relacionan con diversas dimensiones humanas y sociales.
Desde allí, detalla que “la estrategia se basa en una revisión del estado actual, da lineamientos que se enfocan al fortalecimiento del sistema que hace que la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación se puedan producir en el país y termina con catalizadores para impulsar estos lineamientos”. Cinco catalizadores acelerarán la incorporación de Chile a la sociedad del conocimiento y el alcance del desarrollo sostenible, equitativo e inclusivo: que la Ctci se inserte en la realidad de la sociedad chilena y fortalezca y visibilice su identidad; que esté al servicio de los desafíos país y necesidades de las personas; que aporte a la sustentabilidad de ecosistemas y conservación de biodiversidad; fortalecer el vínculo entre los mundos público y privado para avanzar desde la ciencia; y educar en Ctci y educar desde la Ctci.
Un aspecto en el que la científica de la UdeC hace énfasis es que “la Estrategia de Ctci no genera acciones, sino un planteamiento y hace visión de lo que debe hacerse”. No es ley ni obligación que debe cumplir la administración del país, sino un insumo para que decisiones, políticas y acciones que plantee un gobierno, en sus planes de cuatro años, sean las mejores.
Y la aspiración e ideal para Chile es que, efectivamente las políticas gubernamentales estén alineadas con la Estrategia, sobre lo que manifiesta que “quienes trabajamos en generarla esperamos que no sea letra muerta. Para mí un logro sería que, al menos, haga pensar y genere análisis crítico y discusión. Que el tema esté sobre la mesa es relevante”.
¿Por qué se hizo necesario contar con la Estrategia Nacional de Ctci para el Desarrollo de Chile?
La doctora Andrea Rodríguez explica que “pensar en forma estratégica permite mirar a un plazo que no es la inmediatez ni con la premura y proyectar los desafíos y el desarrollo”, desde lo económico hasta lo social y también cultural. Algo que, recalca, no es que no existan problemas del presente y/o urgentes de los que hacerse cargo, porque existen y hay que atenderlos, pero sí refuerza la necesidad de salir de la mirada cortoplacista para hoy tener una a mayores plazos en relación con los retos, temáticas o áreas que serán de relevancia en el mañana o conducirán a uno más próspero. Esto permitirá que el país se anticipe a lo que vendrá y/o se prepare para atender con las mejores capacidades a un futuro que cada día es más presente y que, con sus nuevas realidades que ya se están percibiendo y transformando a la sociedad y planeta en general, impondrá nuevas necesidades, intereses y demandas.
Por eso es también necesario que haya un lineamiento que permita a la administración del país que base sus decisiones o planes sustentados en la ciencia con perspectiva de Estado, para que no termine con un mandato presidencial, porque distintos líderes pueden tener ideas muy distintas y, entonces, podrían interferir avances, preparación y adaptación a desafíos del futuro.
“No podemos esperar que las políticas que afectan la creación del conocimiento, ciencia, tecnología e innovación cambien con cada gobierno, porque son cosas que no ocurren de un día a otro, consideran cambios socioculturales y por eso requieren una mirada que vaya a un plazo mayor”, sostiene la vicerrectora de la Vrid UdeC. La propia transformación en el modelo de desarrollo que tanto se requiere y para lo que ciencia, tecnología e innovación son clave, implica abordar elementos sociales y culturales.
Que recién se creara la estrategia, con su posicionamiento de la ciencia, también se relaciona con que en esta dimensión hay una serie de retos que se deben abordar para superar y favorecer la consideración del documento nacional.
Al respecto, la doctora Rodríguez reconoce que “como comunidad científica todavía no hemos logrado poner el valor de lo que es la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación en la sociedad. Y ahí hay muchos aspectos en los que avanzar”. Muy vinculado con esta valoración de la Ctci, enfatiza que “tenemos que robustecer nuestro sistema de Ctci para que podamos hacer el salto hacia un cambio de nuestra matriz productiva, mejorar las condiciones sociales y del desarrollo del país, para que sea responsable con un ecosistema que está siendo deteriorado y a lo que tenemos que hacer frente”.
En ese impulso a la robustez del sistema de Ctci nacional tiene particular interés la investigadora y sobre todo porque en dicha materia se incorporan aspectos de la descentralización. Una materia sobre la que resalta que “la descentralización no pasa solamente por descentralizar las decisiones, que un aspecto importante, sino también con distribuir las capacidades”.
Es cierto que la mayoría de la toma de decisiones, como lo relacionado a recursos para ciencia o políticas públicas, se realiza a nivel central en desmedro de regiones que no son la Metropolitana, pero la centralización también se asocia con la concentración de las capacidades. En este sentido, la académica plantea que “descentralizar o desconcentrar las capacidades no significa que todas las regiones debamos tener las mismas capacidades ni tengamos que hacer lo mismo y duplicar esfuerzos, sino que se deben generar capacidades distribuidas que permitan una resiliencia ante momentos importantes del desarrollo del país o en que nos enfrentemos a situaciones de crisis como sucedió con la pandemia”.
Y ahí es donde un papel importante en aportar a que la visión país que propone y promueve la Estrategia de Ctci se vaya materializando y avanzando lo tiene la academia chilena y regional, polo donde se genera la ciencia y el conocimiento en el país, contexto en el que se detiene en la UdeC y destaca que “acoge varios aspectos como apoyar el desarrollo sostenible que está dentro de sus principios y plan estratégico o la interdisciplina. En temas que son desafíos, podrá aportar a algunos con las capacidades que tiene, otros deben dejarse para otras instituciones y también para trabajar en forma colaborativa”, en un quehacer que patenta la descentralización de ciencia y conocimiento.
Con la estrategia desarrollada, presentada y publicada ahora queda que sus principios y planteamientos lleguen a materializarse en acciones, pero el Consejo Nacional de Ctci no termina su desafío con el lanzamiento y la doctora Rodríguez cuenta que proyectan ir realizando mesas de trabajo en las que puedan discutir y avanzar sobre temáticas relacionadas con la Ctci que requieran mayor madurez o profundización, como lo que tiene que ver con el más completo diagnóstico de las brechas de género o disciplinares en dichas áreas, por ejemplo.