Cada tercer jueves de junio se busca sensibilizar sobre uno de los 10 tumores más comunes y cuya incidencia va en alza, dado el envejecimiento de la población y los hábitos nocivos que están cambiando el perfil epidemiológico.
La preocupación predomina en la comunidad médica nacional e internacional por el cáncer renal, entre las 10 patologías oncológicas más comunes en hombres y mujeres, de los más letales y cuyo diagnóstico ha ido cambiando su posicionamiento en la poco grata lista: “ha habido un aumento importante en su incidencia y de ser el octavo cáncer más frecuente en 2018 pasó a ser el sexto durante 2021”, advierte el doctor Cristián Cancino, médico urólogo jefe del área de Donación y Trasplante Renal del Hospital Las Higueras de Talcahuano y especialista en Clínica Biobío.
Según el informe del Observatorio Global del Cáncer (Globocan) de 2020, en Chile anualmente se diagnostican más de 2 mil 100 casos y sobre mil personas fallecen a causa de este tumor maligno que afecta al riñón, pero el profesional afirma que “en 2021 hubo más de 2 mil 800 casos en Chile”. Aumento en diagnósticos que es una realidad global que estudios proyectan que siga la misma trayectoria, por lo que en 2017 se definió al tercer jueves de junio como Día Mundial del Cáncer de Riñón para sensibilizar sobre la enfermedad.
Es que el aumento de la esperanza de vida con el envejecimiento poblacional y la alta prevalencia de hábitos nocivos están cambiando el perfil demográfico y epidemiológico de la población nacional e internacional, aumentando las patologías crónicas no transmisibles como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cánceres. En efecto, la Organización Panamericana de la Salud ha establecido que a 2030 aumentarán en 32% los cánceres renales en la región.
El fenómeno se debe a factores que incrementan el riesgo de desarrollar esta neoplasia.
Lo primero que precisa Cancino es la edad, especialmente sobre los 60 años y con una edad media del diagnóstico de la patología a los 64. Además, afirma que “afecta dos a tres veces más a los hombres que a las mujeres”. Existe también predisposición por antecedentes familiares o síndromes genéticos, añade.
Pero, el urólogo pone el acento en que “los estilos y condiciones de vida actuales explicarían que estén aumentando los casos de cánceres renales”. En este sentido, menciona la alta prevalencia y desde edades jóvenes del sedentarismo y dietas malsanas, altas en calorías y nutrientes críticos como grasas, azúcares y sodio que llevan a gatillar sobrepeso/obesidad. “La obesidad genera un proceso inflamatorio crónico de las células que tienden a provocar cáncer”, aclara. Malos hábitos que también se relacionan con la hipertensión y diabetes, que a su vez se asocian a más cánceres renales, dice. Y no se puede ignorar al nocivo tabaquismo, pues asegura que “el consumo de cigarrillo aumenta dos veces el riesgo de cáncer renal”.
Es claro que hay factores de riesgo imposibles de evitar y modificar como los biológicos y la edad, pero muchos otros sí y para el profesional son lo más significativo en la creciente incidencia del tumor renal. Por tanto, Cristián Cancino enfatiza que la clave para reducir riesgos, proteger la salud y prevenir patologías radica en el autocuidado, estableciendo estilos de vida saludable que incluyen la realización regular de actividad física, tener una alimentación sana y protagonizada por comidas caseras y alimentos naturales, mantener el peso en rangos adecuados y no consumir tabaco, evitando la obesidad y también el desarrollo de afecciones como diabetes e hipertensión, o bien mantenerlas controladas siguiendo los tratamientos si estas se diagnosticaron.
Conductas saludables que no pueden desligarse de la responsabilidad de tener chequeos médicos oportunos para evaluar riesgo o detectar tempranamente. Por eso, el especialista aconseja que en la población general, si no se hizo previamente, alrededor de los 45-50 años se realice una ecografía abdominal que permite ver anatomía de los riñones y detectar cualquier anomalía o un tumor inicial (pequeño y localizado). Los abordajes y/o periodicidad de control se determinan individualmente.
Lo anterior porque asegura que “la mayoría de los cánceres renales no dan síntomas en etapas iniciales y cuando los dan suelen estar más avanzados”. Entre las manifestaciones y deben alertar para consultar están sangre en la orina, aumento del volumen o masa abdominal, fatiga, anemia, inapetencia, baja de peso, fiebre y compromiso general.
Y el momento de la detección es vital, pues mientras antes y se inicie un tratamiento, más probabilidades de éxito.
En fases iniciales, cuenta el urólogo, “el tratamiento curativo es cirugía”, sea extrayendo el tumor o riñón y usándose técnicas mínimamente invasivas como cirugía laparoscópica. Si el cáncer es avanzado, metastásico, queda fuera del alcance quirúrgico y la tasa de éxito de las terapias disminuye junto con la sobrevida, si bien Cancino destaca que “en los últimos tres años ha habido un auge en el tratamiento farmacológico del cáncer renal metastásico y las terapias están en el GES”. Estos nuevos fármacos tienen una efectiva acción en frenar el progreso del cáncer, cuenta, por lo que los avances en ciencia hoy dan esperanza en mejorar lo que ha sido una baja sobrevida, si bien siempre la más grande la dan el autocuidado y responsabilidad, pues “un rol fundamental para la salud y prevención es lo que hace cada persona por sí misma”, cierra el médico.