Ciencia y Sociedad

Científico UdeC aporta a entender mecanismos tras la progresión y resistencia en cáncer prostático

Enfermedad que hoy tiene su día mundial cobra más de 2 mil víctimas fatales cada año en Chile, siendo el tumor maligno más frecuente y letal en los hombres y el foco de la carrera de Iván González, develando el rol de las lipoproteínas en avance y casos resistentes a castración.

Por: Natalia Quiero 11 de Junio 2022
Fotografía: Pexels

El 10% de los hombres del mundo podría desarrollar cáncer de próstata durante su vida, patología oncológica que cada 11 de junio conmemora su día mundial para concientizar sobre su compleja realidad e incentivar conductas que la cambien. Este tumor maligno o neoplasia que afecta a la glándula prostática, que produce el líquido seminal, es el más frecuente y mortal en los varones, y en Chile se diagnostican sobre 8 mil casos nuevos y cobra más de 2 mil vidas cada año, según datos del Observatorio Global del Cáncer (Globocan) y el Ministerio de Salud (Minsal).

Víctimas fatales cuyo cáncer progresó a fases terminales, muchas veces por una detección tardía o porque resisten las terapias. Fenómenos complejos para la salud pública y que desafían a la ciencia para hallar respuestas que mejoren la comprensión enfermedad y manejo de la enfermedad. Y a entender mecanismos que promueven la progresión del cáncer de próstata y generan resistencias, enfocado en el rol de las lipoproteínas, su aumento y ciertos receptores, ha sido el foco de la carrera científica de más de una década del doctor Iván González, líder del Laboratorio de Lipoproteínas y Cáncer y académico del Departamento de Fisiopatología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción (UdeC).

Hoy lidera un proyecto Fondecyt de Iniciación en último año de desarrollo que ha indagado en mecanismos para inducir el avanzado cáncer resistente a castración.

Las lipoproteínas

González explica que “las lipoproteínas son macromoléculas y su principal función es llevar colesterol a las células cuando ingerimos comida y el colesterol es la principal molécula que se usa para sintetizar hormonas”. Y resalta que las hormonas, en especial la testosterona, tienen influencia sobre la progresión del cáncer prostático.

Por tanto, hoy en cáncer avanzado de próstata se genera castración química y con eso hay regresión del cáncer”, afirma y también que “muchos pacientes progresan a un cáncer resistente a castración: es muy avanzado, en general metastásico y genera gran disminución en expectativa de vida”. Y el investigador releva que parte importante de estudios en tumor prostático buscan saber los mecanismos implicados en generar esta letal resistencia para buscar nuevos blancos terapéuticos que permitan desarrollar fármacos o tratamientos efectivos para esos casos que hoy tienen pocas chances.

Y los aportes de su trabajo dan esperanza. Aclara que cuando se genera castración química el organismo masculino debería perder la capacidad de sintetizar testosterona (desde el colesterol) y no se cumple en cánceres resistentes a castración. Y las lipoproteínas protagonizarían el problema. Es que destaca que en sus estudios “descubrimos que las lipoproteínas entregan el colesterol a la célula tumoral para que sintetice su propia testosterona y siga funcionando, aun si hubo tratamiento de privación de andrógenos o castración química”.

En efecto, si bien se debe seguir explorando con más avanzados estudios, actuar sobre estas macromoléculas podría ser vital en términos de diseñar mejores terapias para salvar vidas. También podría ser crucial tener métodos para identificar tempranamente marcadores de resistencia, pues el científico sostiene que si de antemano se sabe que un paciente sería resistente a un tratamiento se evita su administración para tratar con otro, ganando tiempo y oportunidades.

Línea de investigación

Y seguir avanzando con su línea de estudios y contribuyendo espera el doctor González que inició su dedicación al cáncer prostático con su tesis de pregrado en Bioquímica cuando sus profesores guía lo instaron a desarrollarla en torno a una temática emergente sobre el rol de las lipoproteínas en la progresión de este cáncer. Profundizó en su investigación para obtener el grado de doctor en Ciencias Biológicas mención Biología Celular y Molecular en la UdeC para continuar ahora como investigador independiente cuando su foco y de su laboratorio es la resistencia a tratamientos.

Cerrado el proyecto vigente aspira a indagar otra arista en la resistencia y anhela aplicar en estudios clínicos los conocimientos generados a nivel de ciencia básica, en experimentos celulares y en tejidos animales. Por ello espera que se concrete como alianza un acercamiento generado con profesionales de la urología y anatomopatología del Hospital Regional penquista y la UdeC con el interés de analizar biopsias de pacientes con cáncer prostático para detectar los marcadores de resistencia hallados y, entonces, avanzar en materializar el potencial de impacto de esa identificación.

 

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Hábitos alimentarios: ¿riesgo o protección?

Cuando el doctor Iván González realizó en 2011 el estudio que inició su línea de investigación la temática era naciente y estaba inexplorada a nivel internacional, asegura. Y a la par que se generaron las primeras publicaciones del grupo del que era parte, recuerda, empezó a cobrar fuerza el interés en el rol de las lipoproteínas con los receptores específicos y hoy hay muchos grupos de investigación estudiándolo para distintos cánceres, hallando también implicancias.

Fue un trabajo que partió desde cero para que con el paso de los experimentos y años se comenzaran a generar nuevos hallazgos y conocimientos que han ido construyendo una cada vez más potente línea de evidencias sobre el papel de estas macromoléculas en torno al cáncer de próstata y si bien es información aún de nivel básico e incipiente no por eso es menos importante ni digna de ignorarse para fomentar acciones de autocuidado, promoción y prevención en salud. Especialmente cuando están en la misma mesa con varios fenómenos preocupantes muy estudiados en torno a salud y patologías.

Crítico punto común

Es que otro aspecto que destaca el académico por lo que reporta la literatura e informes es que “las lipoproteínas son determinantes para el desarrollo de la enfermedad cardiovascular”, así como son importantes para la progresión del cáncer en general y en particular de próstata como ha comprobado con los estudiados que lidera. Fenómeno que se hace más patente y grave en tanto más altos son los niveles de lipoproteínas y, por ende, de colesterol que transportan por el organismo a través de la sangre para llegar a células, tejidos y órganos.

Es por ello que advierte que han comprobado un nuevo, crítico y específico punto en común entre las patologías que son los dos más grandes problemas de salud pública del mundo y de Chile, las más prevalentes y mortales. Es que las enfermedades que afectan al corazón y los vasos sanguíneos son la primera causa de muerte entre hombres y mujeres adultos, mientras que el cáncer es la segunda. No obstante, se ha estado evidenciando un rápido incremento en la incidencia de la patología oncológica en general que está provocando que el cáncer avance tanto que la Organización Mundial de la Salud proyecta que para 2030 esta grave afección, involucrando todos los tumores que existen, asuma el liderazgo mortal.

Y lo que también tienen en común la grave prevalencia de las dos enfermedades son los hábitos de vida nocivos como sedentarismo, tabaquismo, obesidad y dietas malsanas con exceso de energía, azúcar y grasas. Aspecto que, nada sorprendentemente, también influye en los niveles de lipoproteínas y colesterol. Los estudios y datos recopilados en otros países demuestran que “estos hábitos de vida llevan a generar cambios a nivel celular y molecular que aceleran el desarrollo de patologías graves como el cáncer de próstata o inician enfermedades cardiovasculares”, sostiene Iván González.

Conductas para cuidar

La enseñanza que dejan estas evidencias es que hay factores de riesgo que se deben evitar como todo lo que pueda aumentar los niveles de las lipoproteínas, porque los estudios dan cuenta que cuando están aumentadas son malas tanto para generar enfermedad cardiovascular como para promover el desarrollo de cáncer o acelerar procesos en la progresión del de próstata”, manifiesta.

Factores de riesgo que se reducen o previenen con hábitos saludables, a través de la modificación de conductas para seguir estilos sanos en la dieta y también realizar actividad física y evitar fumar, el exceso de alcohol y el sobrepeso. Estilos que son sinónimo de autocuidado, protección o prevención de enfermedades o contribuyen al control y evitan su progresión, como el que inducirían las lipoproteínas en el cáncer de próstata. También , el doctor González resalta que la evidencia disponible vuelve imperante el hacer hincapié en que una vida saludable y de autocuidado del cáncer de próstata tiene como pilar la responsabilidad de que los hombres adultos acudan sagradamente a su consulta urológica preventiva, porque incluso con todos los avances científicos es la única instancia para evaluar e identificar riesgos y también para detectar precozmente, que suele ser clave para aumentar las probabilidades de éxito de los tratamientos y sobrevivir, aun cuando existan casos más complejos.

Chequeo y pesquisa

Un aspecto relevante sobre la investigación de González es que el rol de las lipoproteínas influiría en que el cáncer de próstata avance o resista un tratamiento, pero no es factor de riesgo del desarrollo de una patología en que los hábitos de vida como causa no se han concluido tajantemente, a diferencia de otros cánceres.

Al respecto, el urólogo Diego Reyes, académico universitario y coordinador de Urología de Clínica Bupa, resalta que el envejecimiento es el principal factor de riesgo de este cáncer para el que todavía no hay evidencias sobre su prevención. Aclara que se debe a que la próstata está fundamentalmente relacionada con la fertilidad y que a medida que naturalmente se va perdiendo por el envejecimiento el órgano empieza a dar complicaciones, como crecimiento benigno o el cáncer que no se relaciona con su tamaño. Datos disponibles revelan que la incidencia empieza a aumentar desde los 50 años, que la edad media de diagnóstico son los 70 y que 70% de hombres de 80 años o más padecen este cáncer. El mayor riesgo de que se dé antes es si hay antecedente familiar.

Si se identifica a tiempo, cuando está solo en la próstata, la probabilidad de curarlo está entre el 90 a 95%”, sostiene el médico, pero lamenta que “cerca del 25% de los casos llega cuando ha hecho metástasis”. Algo muy relacionado a que en fases tempranas no da síntomas y es tarde cuando aparecen dolencias o dificultades en la micción que hacen consultar, pero que se debe y puede cambiar para salvar la vida, donde resalta que lo esencial es que todo varón vaya al urólogo para un control regular desde los 40 años, con periodicidad que se definirá según nivel de riesgo individual y el propósito de detectar un tumor inicial. Los exámenes clave son el tacto rectal y un test sanguíneo que detecta antígenos.

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