Especialista en coleópteros es la nueva presidenta de la Sociedad Chilena de Entomología, que cumple 100 años aportando al desarrollo local de una disciplina más vigente y necesaria que nunca de cara un mejor futuro planetario.
Un 4 de junio de 1922 se fundó la Sociedad Entomológica de Chile, que en 1933 se refundó con el nombre de Sociedad Chilena de Entomología (SChE) que sigue hasta hoy, cuando cumple 100 años que la convierten en la más antigua de su género en Latinoamérica y está más vigente que nunca. Es un siglo de trayectoria consolidada aportando a la disciplina a nivel nacional e internacional mediante diversas actividades y la publicación de la Revista Chilena de Entomología desde 1951. Y un centenario que inicia con un quehacer marcado por necesidades e intereses del presente para el país y el mundo.
Es que los 100 años llegan sintonizando con las demandadas transformaciones sociales de descentralización y regionalización, pues en el nuevo mandato 2022-2024 la directiva es casi íntegra (excepto una persona) de académicos del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción (UdeC), presidida por la doctora Viviane Jerez, entomóloga especialista en coleópteros con más de cuatro décadas de carrera y aclara que antes presidieron personas de ciudades fuera de la Región Metropolitana, pero el resto de la directiva estaba en la capital, porque eso privilegiaban los estatutos.
De ahí que salir de Santiago para basarse en Concepción es un hito tan relevante para un centenario que comienza un ciclo muy desafiante para la institución sin fines de lucro que reúne a personas interesadas y contribuyentes del estudio y conocimiento sobre los insectos a nivel local, desde científicos y estudiantes de pre y postgrado hasta aficionados no profesionales. Sobre todo al asumir los retos del crítico escenario planetario y proyectar el quehacer en base al aporte de la entomología para un mañana próspero para la humanidad y la Tierra.
“La gente desconoce el rol importante de los insectos para la mantención y futuro de la especie humana. Debemos difundir y concientizar en la comunidad a los insectos como parte de nuestra vida”, resalta la doctora Jerez como uno de los grandes desafíos de la disciplina y la SChE respecto con avanzar en su actividad de divulgación de ciencia y conocimiento más allá de la sociedad científica para llegar a todos, expertos en insectos y no. Porque, reflexiona, cada persona se vincula a estos seres cotidianamente y los necesita a niveles que pocos comprenden.
Es en democratizar el acceso a la información y educar el ámbito que más le interesa potenciar para fortalecer y ampliar el impacto de la SChE. Pero, no es lo único, porque el nuevo mando también tiene la tarea de reactivar, continuar y evolucionar en instancias que han sido cruciales para que la Sociedad se mantenga por un siglo, aportar al desarrollo de la entomología y para poder proveer los saberes que luego pueden comunicarse.
En ello menciona que la tradición original ha sido una reunión mensual de socios, donde se presenta algún trabajo relacionado con un campo de la entomología, sean temas convencionales o emergentes. Y desde los ochenta comenzó a realizar una cita formal cada año que se instauró como el Congreso Nacional de Entomología mantenido hasta ahora. Ambos encuentros fueron siempre presenciales, por lo que se vieron afectados e interrumpidos por la emergencia sanitara de la Covid-19 que obligó a tomar distancia física y adoptar un sistema de funcionamiento remoto desde la virtualidad, mediada por las ventajas de las nuevas tecnologías. Una presencialidad que, reconoce Viviane Jerez, sobre todo limitaba la participación regular para socios fuera de Santiago y había gran ausentismo.
Por eso y lo evidenciado en la pandemia, cree que fundamental tener un formato híbrido para encontrarse y facilitar que los socios puedan participar y presentar trabajos. “La idea es que se puedan publicar”, releva junto con el rol de la revista con siete décadas de historia, que se espera siga creciendo como hasta hoy, cuando es de publicación semestral, revisada por pares, gratuita, indexada e incluida en la plataforma Scielo.
Además, plantea que un reto constante es tener más socios y sobre todo motivar a personas jóvenes vinculadas a la entomología a que se integren, participen y contribuyan con sus estudios e ideas.
El sitio web de la SChE es www.insectachile.cl, donde hay información sobre su quehacer y contacto.
Es una simbólica casualidad que el aniversario de la SChE coincida con el Día Mundial del Medio Ambiente que se conmemora cada 5 de junio para alertar y sensibilizar sobre diversas temáticas que permitan avanzar en cuidado ambiental y este 2022 tiene de lema “Una sola Tierra”, porque hay incontables galaxias, en la nuestra se han descubierto muchísimos planetas y sólo uno para vivir y está en dramáticas condiciones ante las crisis ambientales del clima, contaminación y pérdida de biodiversidad.
Y, resalta Viviane Jerez, los insectos tienen un papel vital desconocido, lo que los hace vulnerables y sólo el conocimiento, aquel que quieren difundir desde la entomología y con la SChE, tiene el poder de impulsar a cambiar la realidad.
El medioambiente es el entorno natural en que se desarrolla la vida de los distintos organismos que habitan distintos ecosistemas y dentro de los cuales las especies con diversos roles ecológicos establecen dinámicas que mantienen el funcionamiento y entregan servicios ecosistémicos que benefician a la humanidad como proveer aire, agua, alimentos, medicinas, materias primas, sustento económico, un lugar y condiciones para vivir. Bienestar humano que depende del de la naturaleza y ecosistemas cada vez con menos capacidad para satisfacer las necesidades humanas.
Y, la entomóloga releva que los insectos, invertebrados con un par de antenas, tres de patas y dos de alas, como parte de todo ecosistema juegan un papel esencial para que funcionen y beneficien al humano. Uno de los clave es la polinización que permite la reproducción de las plantas, por lo que promueven la diversidad de flora, de bosques, campo y vegetación urbana, incluyendo sistemas agrícolas y forestales.
Por ello, actividades económicas y el sistema alimentario dependen de los insectos. De hecho, “el futuro de la humanidad está en los insectos desde el punto de vista de la alimentación”, sostiene. Y más allá de polinizar para obtener fructíferos cultivos y la dieta como la concibe el mundo occidental con el ganado como mayor fuente de proteína para un futuro próspero para la humanidad y el planeta en que se logre el desarrollo sostenible que impulsa la ONU para 2030, que incluye acabar pobreza, hambre y crisis ambientales.
“Se vislumbra a insectos como solución al problema del hambre: son de fácil producción, no requieren grandes infraestructuras ni aportes energéticos e incluso permiten reciclar materia orgánica”, asegura Jerez. Por ejemplo, detalla que “obtener un kilo de carne de vacuno necesita más de 15 mil litros de agua y la proteína de la carne roja es asimilada en 40% por el organismo. En cambio, un kilo de harina obtenida desde grillos molidos ocupa 10 litros de agua y aporta proteínas que se asimilan por el cuerpo humano en 80 a 90%”. Sabe que en naciones orientales consumir insectos es normal y acá, al menos, se ve con extrañeza, por lo que la alimentación del futuro implica cambiar paradigmas, aunque no sólo es la humana y para reconocer no hay que ir lejos: “en Chile hay experiencias de larvas de mosca que se alimentan de materia orgánica descompuesta de desechos vegetales y se usan para tener alimento destinado a salmonicultura”, cuenta. Así, producir insectos es de bajo costo económico y ambiental con alto valor social.
Son vitales aportes de los insectos, enfatiza la académica, pero sabe que pese a su presencia cotidiana en todo ambiente son muy desconocidos en la población general, lo que invisibiliza el rol de su presencia. Y, lamenta que gran parte, si bien unos causan fascinación general como mariposas, muchos más molestia, recelo o temor, incluso si es infundado, lo que gatilla que muchas personas los espanten o, peor, maten. Algo que afecta su presencia y preservación que también la amenazan la contaminación y uso de productos como pesticidas, intervención y destrucción de hábitats como bosques nativos y humedales, o cambios ambientales.
Una realidad que urge cambiar y esperan aportar desde la SChE a sabiendas de que para cuidar hay que conocer y “el gran reto y llamado es aceptar a los insectos como parte de nuestro mundo”, recalca. Cree que es fundamental enseñar y concientizar para no matarlos y para promover su presencia sobre todo en ciudades y hogares que haya diversidad de plantas y flores que provean hábitat y alimento que inste la visita de insectos como abejas y mariposas por mencionar dos ejemplos de una gran biodiversidad.
Es que Viviane Jerez asevera que “según los últimos censos, en Chile habría más de 13 mil especies de insectos y representa un tercio de la diversidad biológica total de todas las especies descritas”. De la enorme variedad, reconoce que “los coleópteros son más de 4 mil especies y de los más diversos dentro de los insectos en Chile”. El grupo es 30% de todos los insectos chilenos.
Además, a la zona centro sur, un “hot spot” o punto caliente de biodiversidad dada la riqueza de la variedad biológica presente en este territorio con sus ecosistemas y se refleja en contener la mayor diversidad de insectos nativos que, en cuanto a su conservación, sólo se conoce el estado de unas decenas que se han logrado clasificar y donde más de 30 están bajo algún nivel de amenaza, como el abejorro chileno (moscardón) o el ciervo volador de Arauco. Lo clave, eso sí, es respetar y cuidar a cada insecto, independiente su estado, porque toda especie es valiosa y necesaria.