Ciencia y Sociedad

Cáncer colorrectal: riesgo letal posible de prevenir

Es el más común de los tumores que afectan al tubo digestivo y promover acciones para evitar su desarrollo y muertes es foco del Día Mundial de la Salud Digestiva 2022.

Por: Natalia Quiero 29 de Mayo 2022
Fotografía: Contexto

Más de 6 mil casos nuevos diagnosticados y sobre 3 mil personas fallecidas son las más recientes cuentas anuales que se sacan en Chile en cáncer de colon y recto, según datos del Observatorio Global del Cáncer del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer que pertenece a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Grandes cifras que son pequeñas para expresar la cada vez más compleja realidad del segundo tumor o neoplasia maligna de mayor diagnóstico, tercera causa de muerte por patología oncológica en Chile y la más frecuente al tubo digestivo, desplazando un poco honroso liderazgo nacional que hace unos años tenía el gástrico.

Situación nacional que se da en un contexto global y por eso el Día Mundial de la Salud Digestiva, que se conmemora cada 29 de mayo, enfoca su campaña 2022 en el cáncer colorrectal (CCR) y en su prevención. Es que su “aumento ha sido exponencial”, tanto en incidencia como mortalidad, advierte el cirujano colorrectal Misael Ocares, académico y encargado del Programa de Postgrado en Coloproctología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC) y especialista del Hospital Clínico Regional Guillermo Grant Benavente de Concepción y Clínica Andes Salud. Y así también que es una dramática evolución de una patología invisibilizada, de la que se habla poco y que difícilmente puede asumirse como riesgo real, como tampoco saber que se puede evitar junto con sus peores consecuencias.

Riesgo versus protección

Algo que urge cambiar con educación y concientización, porque prevenir es posible con sencillas acciones.

Primero, el médico coloproctólogo resalta que hay factores de riesgo de CCR inmodificables, donde la genética e historia familiar tendría rol en 15 a 20% de casos de este cáncer en que también influye el paso de los años y a mayor edad más probabilidades de desarrollarlo, lo que se empieza a hacer latente desde los 40 años. También son más propensos quienes han sufrido pólipos colorrectales o sometido a irradiación, agrega. Pero, también advierte que “la mayoría de los CCR aparecen espontáneamente y en una población específica: personas obesas, sedentarias, con preferencia por consumir grasas y carnes asadas directamente en la parrilla/fuego, fumadores y que beben mucho alcohol”.

Todas son condiciones que el doctor Ocares define como “agresoras de la mucosa del colon y recto” y parte de los factores de riesgo cardiovascular, patologías crónicas no transmisibles y muchos cánceres: dietas malsanas, sedentarismo, obesidad, tabaquismo e ingesta excesiva de alcohol. Son la gran pandemia del siglo XXI por su gran prevalencia e incidencia desde jóvenes edades, provocando que aumenten y/o aparezcan antes muchas patologías que solían asociarse al envejecimiento o biología/genética, cambiando el perfil epidemiológico de la población. De hecho, el panorama del CCR se da en uno global, donde la incidencia del cáncer en general avanza y se proyecta que a 2050 deje de ser segunda causa de muerte y pase a ser la primera, sitial de las enfermedades cardiovasculares.

Y el coloproctólogo pone el acento en que, a diferencia de edad o biología, los factores de riesgo de mayor peso en el CCR y otras afecciones de potencial letal son modificables y/o prevenibles junto con el riesgo, incorporando estilos de vida sana que se vuelven protectores de la salud, contribuyendo a la prevención de patologías. Para ello son vitales acciones de promoción en salud y que deben abarcar a toda la población y realizarse en distintos espacios, instando a que personas en riesgo cambien sus conductas e idealmente llegar en infancia y adolescencia para fomentar hábitos saludables que se mantengan para la vida.

 

El desafío de pesquisar, tratar y salvar vidas

No se puede desconocer que hay personas que no han podido o podrán prevenir el CCR, por lo que Misael Ocares refuerza la trascendencia de su detección precoz para salvar vidas. Para ello, destaca que “el test inmunológico de sangre oculta en deposiciones es clave para encontrar un tumor temprano y mejorarse”. Uno que se deben realizar de manera anual todos quienes tengan factores de riesgo modificables o no. Si la prueba es positiva se debe realizar un examen más complejo llamado colonoscopía.

Dicha periodicidad es vital, pues asegura que “el CCR es bien asintomático al inicio y pueden pasar varios años en que un paciente esté sin síntomas”. Cuando aparece dolor, cambio en hábitos intestinales o sangrado en deposiciones, ante lo que es imperante acudir a consulta médica, advierte que “hay cáncer avanzado”.

Y mientras más temprano se diagnostica, mayor posibilidad de curarse y sobrevivir, además de tener tratamientos menos invasivos y costosos en lo económico y para la salud física y mental. Ocares releva que en tumores avanzados el nivel de complejidad e invasión de abordajes aumenta y pacientes pueden quedar con importantes consecuencias que afecten su bienestar y calidad de vida.

Reto científico

Compleja realidad que plantea retos científicos para la mayor comprensión del desarrollo del CCR y mejoramiento de técnicas para abordarlo. Es que es una realidad que no todos los cánceres responden igual y efectivamente a una terapia y entender qué causa la diferencia es una de las grandes preguntas en torno al cáncer de colon y recto, y tratar de responderla busca aportar una investigación Fondecyt Regular del que participa el doctor Ocares junto a otros profesionales de la UdeC como la doctora Roxana Pincheira, directora de Investigación de la Facultad de Ciencias Biológicas, directora científica del Centro Regional de Estudios Avanzados para la Vida (Creav) y vicepresidenta de la Sociedad de Bioquímica y Biología Molecular de Chile.

La investigación, que también integra a científicos de otras entidades y lleva tres años de desarrollo, busca entender cómo influye en la progresión del CCR y resistencia a tratamientos un gen que codifica para un “Factor de Transcripción”. Este factor “son proteínas que cumplen funciones esenciales en la expresión génica, de ellos depende que muchos otros genes se expresen o no”, explica la doctora Pincheira. Por eso se les llama “reguladores maestros”. Si se expresan o no genes que dependan de este factor en cáncer “podría conllevar a la hiper proliferación, sobrevivencia, migración e invasión entre otras características presentes en el cáncer”, aclara. En particular, cuenta que buscan entender si existen cambios durante la expresión de este regulador durante la progresión de un tejido normal del colon a la neoplasia maligna (adenocarcinoma).

Resultados e impacto

A partir de diversos estudios destaca que han logrado demostrar que el Factor de Transcripción actúa como proteína supresora tumoral y que células que no expresan a la proteína de interés de la investigación son más resistentes a tratamientos como ciertas quimioterapias. “Estudios desde biopsias de pacientes chilenos demuestran que en la progresión desde tejido normal a adenocarcinoma el Factor de Transcripción disminuye significativamente su expresión, encontrándose ausente en la mayoría de los adenocarcinomas. La pérdida de su expresión la asociamos a una mayor proliferación, migración e invasión de las células cancerosas. Esto sugiere que reestablecer su expresión podría ser una nueva estrategia terapéutica, sin embargo, se requiere de mayores estudios con modelos in vivo para demostrarlo”, manifiesta. Además, estudios de su grupo con los de investigadores en otros cánceres como mama, esófago y ovario, “indican que la expresión del factor es necesaria para la respuesta a tratamientos como tamoxifeno, quimioterapia y radioterapia”, detalla.

En efecto, son nuevas evidencias en torno al fenómeno que investigan pueden ser clave para encontrar blancos para nuevos y más efectivos tratamientos e, incluso, para identificar nuevos biomarcadores para diagnosticar o pronosticar la enfermedad y hasta prevenirla. Y un potencial de impacto que puede salvar vidas y cambiar una realidad especialmente dramática, pues lamenta que “la sobrevida a 5 años para cáncer de colon y recto en nuestro país aún se mantiene muy por debajo del promedio Ocde”.

Cómo cuidar la salud digestiva

En obesidad, sedentarismo y hábitos nocivos como consumir exceso de grasas, carnes rojas y asadas directo al fuego, mucho alcohol y fumar están la afectación a la salud digestiva y en general, en erradicar dichos factores y tener una opuesta vida sana es la clave.

El doctor Misael Ocares afirma que una base de la alimentación saludable para al aparato digestivo y todo el organismo está en preferir frutas y verduras, que se deben consumir en 5 porciones diarias y de distintos colores, además de incluir las legumbres al menos 2 veces a la semana, debido al aporte de vitaminas, minerales, compuestos bioactivos y fibra dietaria. Optar por carnes blancas y pescados, idealmente cocinados a plancha o vapor también es importante. Es vital hidratarse y ojalá con agua, donde se aconseja un promedio de 2 litros/8 vasos diarios (varía según requerimientos individuales). En cuanto al alcohol, la ingesta debe ser mesurada y no beber destilados y con alto grado etílico, evitando siempre el cigarrillo como se busca promover cada31 de mayo con el “Día Mundial sin Tabaco) por su rol en el riesgo y desarrollo de múltiples patologías que incluyen varios tipos de cánceres como los del tubo digestivo, de pulmón y aparato respiratorio, de mama y de útero, entre otros tumores y afecciones.

Además, resalta que “la actividad física contribuye a tener nuestro sistema inmune más fuerte y preparado”, en el marco de un impacto positivo a la salud integral que tener una vida activa conlleva. Para ello, la actividad/ejercicio/deporte debe realizarse de manera regular y la OMS aconseja que personas adultas deben realizar a la semana un mínimo de 150 minutos de actividad vigorosa o 300 si es moderada.

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