Ciencia y Sociedad

Tensión arterial: ¿variable vital o letal?

El 17 de mayo fue el Día Mundial de la Hipertensión para concientizar sus peligros y necesidad de control: niveles persistentemente altos del parámetro no dan señales al inicio, aumentan riesgo cardiovascular y su avance provoca daños que cada vez afectan a más personas jóvenes, muchas no lo saben o abordan.

Por: Natalia Quiero 20 de Mayo 2022
Fotografía: Pexels

Correr, asustarse, sufrir nerviosismo, estresarse o sentir dolor están entre el variopinto de situaciones que toda persona en distintos momentos de su vida puede experimentar, más o menos intensamente, y lo natural es que se vivencien con una serie de cambios en el estado anímico y fisiológicos como puede ser el aumento de la presión o tensión arterial, sobrepasando el nivel considerado normal. Pero, son eventos puntuales y acotados que no repercuten en daños y luego dan paso a la normalización de parámetros; escenario muy distinto a cuando los valores están persistentemente altos o se padece de hipertensión arterial (HTA), de la que cada 17 de mayo se conmemora un día mundial.

Idea es concientizar para prevenir, diagnosticar y controlar una de las afecciones crónicas que aumenta el riesgo cardiovascular. Y las enfermedades cardiovasculares son primera causa de muerte de Chile y el mundo.

Y es que la presión o tensión arterial es una variable vital, vinculada con la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes de las arterias mientras circula, impulsada por el corazón a recorrer los vasos sanguíneos. La presión se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y para evaluarla se consideran valores de la sistólica, cuando el corazón late, y la diastólica, cuando este se relaja entre un latido y otro.

Al respecto, el doctor Pablo López, médico cardiólogo jefe de la unidad de hospitalizados del Centro de Responsabilidad Cardiovascular del Hospital Clínico Regional Guillermo Grant Benavente de Concepción y también especialista en Clínica Biobío, explica que “diferentes estudios a nivel internacional definen distintos valores límites para hablar de hipertensión y para nuestra población es cuando sus niveles se mantienen mayores a 130/80 mmHG”, de tensión sistólica y diastólica, respectivamente.

El diagnóstico de esta enfermedad se da ante mediciones de tensión elevada en días diferentes, existiendo distintos niveles de hipertensión y cuando los valores están extremamente altos se trata cuadros graves en que así también son sus eventuales consecuencias que pueden ser letales, ya que la HTA reduce tanto la calidad como la expectativa de vida debido a las diversas repercusiones que se van dando e intensificando en el largo plazo y avance de la patología, advierte el doctor López.

La HTA afecta la complejidad del sistema cardiaco y de vasos sanguíneos, que irrigan de sangre, oxígeno y nutrientes de todo el organismo. Sobre ello, el cardiólogo destaca que está el daño a nivel cerebrovascular y fuerte asociación de la hipertensión con la presentación de accidentes cerebrovasculares, además de lo vinculado con la función cardiaca en que se pueden provocar insuficiencias e infartos, por ejemplo. “La HTA también tiene impacto directo sobre los vasos sanguíneos más pequeños que irrigan la retina, con fuerte relación con enfermedad retiniana y compromiso visual”, añade. Además, se detiene en que “afecta a nivel renal, generando un círculo vicioso que perpetúa la hipertensión y ocasionando daño renal con la consecuencia de requerir diálisis en algunos pacientes”.

Del silencio al daño

Para dimensionar la realidad de la HTA, evidenciando la necesidad de una efeméride para concientizar, Pablo López resalta que “aunque puede oscilar en el mundo, sabemos que alrededor del 30% de la población mundial es hipertensa, que de los pacientes hipertensos un 30% sabe que lo es y que de ese porcentaje que está en tratamiento sólo 30% logra tener control de su presión”.

Eso significa que se trata de una enfermedad muy frecuente y que muy pocas personas con HTA, que en Chile se cifra en 27,6% de la población según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017 (cumpliendo la mencionada regla), están logrando controlar su enfermedad, así el riesgo cardiovascular y daños asociados a su avance. Gran parte de ello tiene que ver con que la afección es silenciosa, asintomática en fases iniciales, y el especialista asegura que “cuando se empiezan a manifestar sus efectos como cansancio, dolores al pecho o problemas renales, probablemente, fue un periodo no menor que se estuvo hipertenso sin tratamiento”.

Estilo de vida, un factor de riesgo o protector

La evidencia indica que mientras antes se detecta una patología e inicie su tratamiento, menos complejo y con más probabilidades de éxito es. La HTA no es excepción y, por ello, lo ideal es diagnosticarla cuando aún no hay síntomas y los niveles no están tan extremadamente elevados.

Para ello “es fundamental ser muy responsables en los controles médicos”, enfatiza el doctor Pablo López. Los chequeos médicos deben ser un hábito fomentado tempranamente con foco en cuidar la salud, prevenir y pesquisar patologías, con ímpetu acentuado si hay factores de riesgo.

Factores de riesgo

La edad se relaciona con la HTA, porque con el natural envejecimiento del organismo “se van haciendo más rígidas las arterias y ocasiona mayor resistencia y presión, y por eso es muy esperable que personas mayores tengan hipertensión arterial”, destaca. Por eso, desde los 40 años empieza a incrementar el riesgo de la enfermedad.

La genética también influye y el cardiólogo aclara que se llama hipertensión arterial esencial y que “gran parte de pacientes diagnosticados con HTA tiene algún familiar directo con el diagnóstico”.

Otra variable que aumenta el riesgo de desarrollar tensión arterial crónicamente elevada se da en mujeres que padecieron síndrome hipertensivo del embarazo (preeclampsia o eclampsia).

En esos casos es necesario enfatizar el chequeo y seguimiento.

No obstante, lo que preocupa tanto al doctor López como a la salud pública nacional y global es que se está viendo la detección de HTA cada vez a edades más precoces y la razón está en la presencia a edades cada día más tempranas de otros factores de riesgo como son dietas malsanas, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, sedentarismo, sobrepeso y obesidad. “Cada vez estamos viendo más que los factores adquiridos están teniendo más peso”, asegura, en el peligro de aumentar el riesgo cardiovascular como lo hacen cada por sí sola y en conjunto, HTA y otras variadas afecciones crónicas. El protagonismo epidemiológico tiene que ver con la enorme prevalencia de estas condiciones, pues la ENS 2016-17 reveló que más de 74% de personas sobre 15 años tiene exceso de peso a distintos niveles (más de 34% en obesidad), mientras que en población infantil las cifras no son mucho mejores. El mismo informe arrojó que el 87% de las personas encuestadas no realiza actividad física y también que menos del 20%, en general, cumple recomendaciones alimentarias relacionadas a consumo de frutas, verduras, legumbres, pescados o hidratación. Y los números para el uso de tabaco y alcohol se permean por la misma realidad.

Modificar para cuidar

Ahí lo más relevante, pues como hay factores de riesgo que no se pueden modificar como genética y edad, otros sí al relacionarse con las propias conductas y como pueden ser el mayor problema de salud pública también pueden determinar el cuidado.

Evitar o erradicar hábitos nocivos para mantenerse saludables con una vida activa y dieta sana, son pilares de la protección y prevención de enfermedades como tratamiento no farmacológico para su control, releva la nutricionista Pamela Gómez, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

En este sentido, se establece que el consumo de productos como “sal, alcohol y café aumentarían el riesgo de HTA” y eso se debe a que su alto consumo extendido en el tiempo tiene efectos vasculares que redundan en cambios en la tensión arterial, aumentando riesgo de HTA e incluso gatillándola.

Y se detiene en “el efecto de la ingesta de sodio (sal) en la presión arterial, debido al rol que cumple en el balance hidro electrolítico y volumen del líquido extracelular”. El organismo requiere ciertos sodio para mantener su equilibrio y funciones, pero si se exceden los niveles también la tensión y riesgo de HTA. Para prevenir su desarrollo y parte de su terapia dietaria se ha apuntado a la reducción del sodio o regímenes hiposódicos como base.

Algo que cree crucial de concientizar en Chile, pues recalca que “se consumen en promedio 3900 mg de sodio diarios, duplicando la última recomendación de la Asociación Americana del Corazón (AAC) que es de menos de 1500 mg al día”. Exceso relacionado con la sal que se añade en la cocina/platos y sobre todo el sodio contenido en productos como enlatados, conservas o snacks dando su amplio uso como preservante y acentuador de sabor.

Así, para cuidar la salud cardiovascular y de la HTA, como protección o control, hay que ser precavido en la sal que se añade a comidas y no ingerir otros productos que contienen sodio en exceso, en el marco de una alimentación saludable, adecuada en cantidad y calidad. Y Pamela Gómez resalta el comprobado efecto beneficioso en tratar o prevenir la HTA, reduciendo la presión arterial, de la “dieta Dash”, plan alimentario que aconseja la AAC. Precisa que el énfasis está en incluir un tamaño correcto de porciones y variedad de alimentos/nutrientes, privilegiando frutas, verduras, productos lácteos bajos en grasa, granos integrales, carnes de aves, pescados y a frutos secos, mientras llama a reducir y evitar grasas, carnes rojas, dulces y bebidas azucaradas.

Hechos que avalan

Para demostrar el impacto de los estilos de vida saludables y las modificaciones, avalando su rol en la protección y control, el doctor Pablo López lo ejemplifica en el caso de que “en pacientes con HTA hospitalizados que siguen tratamientos con fármacos para bajar la presión y reciben un régimen bajo en sal en el hospital, muchas veces llegamos a suspender los fármacos porque logran presiones arteriales normales cuando están hospitalizados”.

Abordando cambios en la dieta, en la actividad física y en el peso corporal, también afirma que personas obesas e hipertensas van bajando su presión arterial en tanto reducen peso y, de hecho, destaca que “muchos pacientes que han tenido bajas súbitas de peso, como quienes se han sometido a cirugías bariátricas, dejan de tener valores de hipertensión”.

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