Ciencia y Sociedad

Ceras de hojas de plantas nativas ayudan a conocer el bosque templado

Estudio desarrollado por científicos de la Ucsc analizó estos componentes para identificarles como biomarcadores y generar precedentes sobre las especies.

Por: Natalia Quiero 31 de Marzo 2022
Fotografía: Rocío Morales F.

Nuevos conocimientos sobre los tan típicos como únicos bosques templados del sur chileno, que pueden ser cruciales para su conservación y de sus vitales papeles, sobre todo en contexto de cambio global, provee un artículo publicado en la revista Ecological Idicators y liderado por Carol Cerda-Peña. Este es resultado de un trabajo desarrollado en el marco de sus estudios en el Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), en conjunto con el doctor Sergio Contreras.

La investigación se centró en las ceras de las hojas, evaluando en específico tres clases (ácidos grasos, alcanos y alcoholes) y de 12 especies abundantes en los bosques templados de la Región de la Araucanía como Araucaria, Coihue, Ñirre y Canelo. Ello, precisa la investigadora doctoral, con el objeto de caracterizar a las especies y evaluarlas taxonómicamente, y dilucidar si se pueden usar como biomarcadores.

Las ceras en las hojas

La gran meta ha sido llenar vacíos de información y generar una línea base de evidencias en Chile sobre las ceras y el bosque templado nativo, donde habitan especies imposibles de hallar en otros sitios, dado el aislamiento geográfico con otros bosques. “Esto hace que, si bien especies como el Coihue tengan ‘parientes’ cercanos en Australia, las especies del bosque templado que habitan acá han evolucionado de forma independiente”, asegura Cerda. Es decir, la respuesta a cambios ambientales y climáticos de las especies nativas no tiene que ser igual que las de otro continente y eso hace necesario generar conocimiento local, destaca.

¿Por qué las ceras? La razón es que son la primera capa de contacto e interacción con el medioambiente que tienen las hojas y que cumplen múltiples funciones, sobre todo protectoras frente a fenómenos como desecación, parasitismo y radiación ultravioleta, explica la científica. “Entonces, variables como temperatura o precipitación pueden afectar la producción de estas ceras en las hojas”, aclara, y como el bosque nativo de Chile tiene amplio rango de distribución latitudinal se espera que las ceras varíen como medida de aclimatación a la variación de climas a lo largo del territorio. Además, dice que se han propuesto como indicadores quimio-taxonómicos, símil a un código de barra o QR químico, pues según distintos compuestos en las ceras se puede identificar a diferentes especies de plantas.

Generalmente, efecto ambiental y quimio-taxonómico se exploran de manera aislada y nos pareció interesante evaluarlos en conjunto dentro de un bosque tan particular como el presente en el sur de Chile”, sostiene. Según lo disponible, afirma que es el primer estudio que hace esta evaluación en el país.

Hallazgos

Uno de los hallazgos que Carol Cerda destaca es que “entre las especies existen amplias diferencias sólo considerando la abundancia de las tres ceras analizadas: el Canelo tiene muy altas concentraciones de alcoholes, que se ha demostrado que están relacionados con la interacción con los insectos, mientras que en Araucaria y Coihue la mayor concentración fue de ácidos grasos, más relacionados con la impermeabilidad de la hoja”.

Pero, como equipo consideran más importante la posibilidad de diferenciar entre especies con la información que entregan las tres clases de ceras, incluso, pese a que algunos de los individuos muestreados estaban varias decenas de kilómetros distantes en un área donde hay gran variación de la precipitación anual y ese factor ambiental causa gran variabilidad entre los individuos.

Impacto del conocimiento

Carol Cerda cuenta que hace décadas las ceras se usan como indicadores de vegetación, ya que pueden llegar a permanecer millones de años contenidas en suelos y sedimentos acuáticos en fondos de lagos y lagunas. “Entender qué información entregan estas ceras requiere conocimiento básico de las plantas que habitan hoy los bosques, lo que aportamos con este estudio”, sostiene.

¿Cómo impacta este conocimiento en Chile? La investigadora dice que “eventualmente, la información de las ceras puede ocuparse como punto de partida para estudios en la fisiología de las especies, inclusive a nivel productivo, dado que como cumplen la función de evitar la pérdida de agua son muy estudiadas en situaciones de sequía, escenario actual en la zona central de Chile, área con muchos cultivos frutícolas”.

Además, plantea que se puede seguir avanzando, junto con datos de estudios sobre suelo o sedimentos lacustres, hasta llegar a modelar la vegetación del pasado. Evidencias no sólo importantes para comprender los paisajes de antaño, sino también para impulsar acciones de reforestación o restauración y así recuperar y conservar la biodiversidad a partir de la idea de especies que existieron en suelos hoy degradados y de los que no hay información, y cuya presencia fue clave en la evolución y funcionamiento de los bosques nativos.

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