Ciencia y Sociedad

David Ramírez, científico UdeC: “Con más políticas de ciencia abierta se podría avanzar mucho más”

El académico fue elegido como uno de los dos embajadores de la revista científica eLife en Chile. Junto a investigadores de todo el mundo es parte de una iniciativa global para promover un nuevo y más impactante paradigma del desarrollo de investigaciones.

Por: Natalia Quiero 17 de Marzo 2022
Fotografía: David Ramírez/Facultad de Ciencias Biológicas UdeC

Transformar a la comunicación de la investigación en el mundo ha sido la premisa de la prestigiosa revista científica “eLife”, incentivando las políticas de ciencia abierta, en que se privilegian la apertura de los procesos científicos y lo cooperativo. Para ello, la publicación dedicada a las ciencias de la vida y biomedicina no sólo es de acceso abierto (gratuita), tanto para científicos que publican sus artículos como para lectores que desean acceder a estos, sino que también ha generado instancias para promover una nueva manera de hacer ciencia.

Así creó el programa “eLife Community Ambassadors” (“Embajadores de la Comunidad eLife”), que este 2022 tuvo su tercera convocatoria a la que postuló y fue seleccionado el doctor David Ramírez, farmacólogo y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción (UdeC), transformándose en uno de los dos embajadores de la revista en Chile y entre los 128 nuevos integrantes de esta comunidad global que representan a 120 instituciones y comunidades de investigación distribuidas entre 51 países y 44 disciplinas diferentes.

Expresar los retos únicos de nuestra comunidad y aportar con el cambio innovador hacia la ciencia abierta en Chile y Latinoamérica”, manifiesta como la misión de ser embajador de “eLife” en Chile y la UdeC el doctor Ramírez, integrante del Departamento de Farmacología y dedicado al desarrollo de nuevos fármacos con distintos proyectos vigentes, siendo el más reciente adjudicado a través de la última convocatoria del Fondecyt Regular de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (Anid) y que iniciará su ejecución en abril para estudiar, durante los próximos años, potenciales nuevos fármacos para tratar enfermedades neurodegenerativas y particularmente el Alzheimer.

Transformación cultural

Su desafío es promover nuevas y mejores prácticas de investigación, estando su gran anhelo en contribuir a impulsar estrategias que permitan hacer crecer la ciencia abierta a nivel local.

Para ello participará en instancias de formación y colaboración con pares, pero también de vinculación y trabajo en la Universidad, sobre lo que sostiene que “se espera que el impacto del programa en la comunidad universitaria perdure en el tiempo”. Y es que la apuesta es transformar la cultura científica, desde lo micro en las instituciones para impactar a lo macro en el país, continente y mundo. El horizonte es romper viejos paradigmas y construir nuevos, que es lo que afirma que la propia revista “eLife” está haciendo, entre otras publicaciones de renombre que se encaminan hacia en la divulgación del conocimiento bajo la consigna de la “open science”.

Es que se trata de una revolucionaria y también necesaria evolución, que permite solucionar uno de los grandes problemas que hay en la manera convencional de hacer ciencia: la falta de recursos.

Chile, por ejemplo, invierte apenas el 0,4% del PIB en ciencia y tecnología, mientras que el promedio de las naciones Ocde es 2,4%. Y el doctor Ramírez afirma que es una realidad compartida entre países latinoamericanos, donde la falta de financiamiento no sólo limita el desarrollo de muchas importantes investigaciones, sino también interfiere en la posibilidad de llegar a espacios de alto impacto para divulgar los resultados obtenidos en distintos proyectos. Mientras que poseer publicaciones suele ser parte del perfil exigido en muchos concursos para adjudicar fondos.

Y es que, advierte, a veces, “los pocos recursos que hay para hacer ciencia son necesarios de usar para publicar un artículo”, destacando que en una revista internacional de prestigio puede costar cientos y hasta miles de dólares. Además, está el pago de membresías para acceder a revistas e información que pueden ser crucial para construir una línea base para un nuevo estudio o actualizar saberes. También menciona que “muchas revistas sólo publican temas más candentes, pese a que hay investigaciones empezando en su campo y son muy buena ciencia”, aludiendo a investigadores iniciales dedicados a temáticas innovadora, de nicho o emergentes.

Eso posiciona a la ciencia, en muchos casos, “como un negocio”, lamenta, porque sabe que excluye y la limita a unos pocos, cuando el real espíritu de esta área y su progreso es contribuir al desarrollo y bienestar integral de la sociedad y que su potencial de impacto más potente será en tanto más lejos llegue, en tanto más se abra. En efecto, sostiene que “se permite que la ciencia crezca” al hacer más accesibles los artículos científicos, hallazgos y conocimiento a otros investigadores, pues se motivan nuevas o mejores ideas y se enriquecen los saberes individuales y colectivos, sin dejarlos exclusivos a un grupo: “con más políticas de ciencia abierta e inclusión en ciencia se podría avanzar mucho más”, concluye con convicción el científico.

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